El anzuelo de Los Dalton en Telde para estafar vendiendo coches de alta gama que nunca llegaban

Uno de los autores confesos cobraba el desempleo y vivía en una urbanización de lujo en Telde, donde mostraba a los posibles incautos su colección de siete coches de alta gama

Momento en el que J.R.S.H. reconocía la comisión del delito de estafa continuada.

Momento en el que J.R.S.H. reconocía la comisión del delito de estafa continuada. / LP / DLP

Una nave en Jinámar, una casa de lujo en Telde, prestaciones por desempleo, coches de alta gama, una familia de Carrizal conocida como Los Dalton y varios clientes estafados. La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria celebró esta semana el juicio por estafa continuada contra cuatro personas, tres de ellas de la misma familia, por engañar a al menos a una decena de personas que pagaron en efectivo por vehículos importados de Alemania e Italia y nunca llegaron. Los tres contaban ya con antecedentes penales por estafa.

J.R.S.H., J.A.S.H. y A.S.S., dos hermanos y su padre reconocieron los hechos y llegaron a un acuerdo con los siete damnificados que mantuvieron sus denuncias después de nueve años de espera. Esta conformidad implicaba la rebaja de la petición de cárcel de seis y cinco años que se pedían inicialmente a un año y nueve meses, y de la multa, que quedó en seis euros diarios durante cuatro meses (menos de la mitad). También tendrán que devolver el dinero estafado, unos 123.000 euros. 

La cuarta acusada, Y.D.C., expareja del primero, asevera que es una víctima más y ha conseguido que la Fiscalía retire los cargos contra ella, aunque dos de los abogados de la acusación particular los mantienen. A ella se le juzga por, presuntamente, colaborar y utilizar su aseguradora para tramitar documentación relacionada con algunos de los vehículos. Además, es la titular de una cuenta bancaria utilizada para comprar coches y adquirió uno en Alemania que está envuelto en la trama. El caso ha quedado visto para sentencia.

Declaración de J.A.S.H. durante el juicio celebrado esta semana

Declaración de J.A.S.H. durante el juicio celebrado esta semana / LP / DLP

Al menos dos años y diez incautos

Los Dalton de Carrizal, como se refieren a los dos hermanos y el progenitor que reconocieron su culpabilidad, consiguieron mantener durante al menos dos años un sistema para enriquecerse ilícitamente con la fraudulenta venta de coches de importación, utilizando como pantalla una nave situada en la calle Noruega, en Jinámar, que actuaba como falso concesionario. Según las diligencias policiales, no solo pedían dinero por adelantado por vehículos que no entregaban o que no se llegaban a regularizar argumentando varias excusas, sino que se vendían a dos personas distintas e, incluso, a cuatro, como se supone que ocurrió con un BMW X5.

La primera denuncia

La investigación policial comenzó con la denuncia de P.V.A., que aseguraba que había sido estafado por J.R.H.S., a quien le había pagado 21.500 euros por un Mercedes Benz, clase A 200 CDI y que cuando acordó una operación mayor para traer un BMW X5 de Alemania por 37.000 euros, le entregaron el anterior como parte del atrezo necesario para que diera la segunda cantidad. Sin embargo, no pudo matricularlo porque el estafador confeso no le entregó la documentación necesaria y cuando peritó el coche detectaron que el cuentakilómetros estaba trucado.

Y.D.C. en el estrado, durante su declaración.

Y.D.C. en el estrado, durante su declaración. / LP / DLP

Maniobras con el DUA

Durante las pesquisas, la policía determinó que para importar los coches desde Alemania se ponían a nombre de J.A.S.H. (taxista de Ingenio), que era quien negociaba en ese país, y expedían el Documento Unificado de Aduanas (DUA). El proceder era que sobre un DUA auténtico de otro vehículo se referenciaban los del que se estuvieran importando y así evitaban pagar el IGIC. 

Parte del engaño consistía también en mostrar un alto nivel de vida, recoge las diligencias policiales. En ese momento J.R.S.H., que estaba cobrando la prestación por desempleo, vivía en una vivienda de una urbanización de alto standing de Telde y los agentes encontraron siete vehículos de alta gama de procedencia desconocida y algunos de ellos sin matricular. Previamente, había vivido en otras casas similares que finalmente dejaba de pagar. 

Agasajo

A este garaje solía llevar a los posibles compradores para mostrarle su colección particular y agasajarlos hasta conseguir la formalización de la operación comercial. A partir de ahí, recoge el documento, empezaba un sinfín de demoras y excusas, hasta que dejaban de atender las llamadas del comprador. 

En todo esta trama, el padre desempeñó también un papel fundamental, puesto que a su nombre estaban al menos 19 matrículas temporales implicadas.

Aunque inicialmente se investigó a otros miembros de la familia y personas allegadas, los agentes encargados de las diligencias no encontraron indicios y quedaron fuera de las imputaciones.