Cuatro jóvenes, dos realidades y una pasión común: la cultura. Apenas falta un mes para que finalice el período de solicitud del bono cultural para quienes cumplen 18 años, una bonificación de 400 euros que permite explorar los gustos de la generación del 2004 en varias áreas de entretenimiento y ocio. Más cuando se trata de una camada a la que afectó la pandemia con 16 años y ya va hacia la universidad con una de las cifras del paro más altas del país en el Archipiélago, hasta el 52,2%. De ahí que la accesibilidad a este recurso sea indispensable para fomentar el apego y la admiración por el arte, los conciertos, exposiciones, libros, videojuegos, recursos digitales, que tienen a su alcance para iniciarlos en el hermoso mundo de la creación.    

Sin embargo, esto no ha sido un camino de rosas. En el caso de Alba Martínez Miranda y Ruth Díaz Quintana, naturales de Las Palmas de Gran Canaria, la dificultad ha estado en la burocracia y no lo han conseguido aún, "tuve que buscar ayuda en redes sociales, pero no he conseguido solicitarlo". Ambas admiten que el proceso ha sido muy difícil, el cual solicita el uso del certificado digital, el DNI electrónico o Cl@ve. Recursos con los que no están familiarizadas y del que no se dispone ningún tutorial explicativo en la página oficial.

Es más, no son las únicas, un vistazo rápido a Twitter da de qué pensar, como que algunos usuarios den cuenta de que es "más fácil sacarse el bachillerato que pedir el bono" mientras que otros con mayor suerte presumen de haberlo hecho en seis minutos gracias a que sabían cómo acceder virtualmente a las herramientas requeridas. Mayor suerte han tenido Valentina Quiroga, cordobesa afincada en la capital grancanaria, que dice que "en mi curso estamos a la espera y solo a uno dos, de 40 personas, nos lo han dado" y Alejandro Toledo, un joven tinerfeño del Charco del Pino que está a la espera de que le llegue.

La educación como camino a la cultura

La partida tiene tres líneas: 200 euros para arte en vivo, patrimonio cultural y artes visuales; 100 euros para productos culturales en soporte físico, ya sean publicaciones, partituras, DVD o videojuegos; y otros 100 euros para consumo digital o en línea. Valentina y Alejandro tienen clara la primera adquisición: el Spotify Premium. Deshacerse de los anuncios y tener una amplia biblioteca musical es el primer paso.

La andaluza vivía a quince minutos de la Mezquita de Córdoba y admite que por allí el arte se les mete por los ojos. "Yo soy de libros juveniles y de poesía y, como siempre me ha gustado leer en papel pero es más caro, lo gastaré en eso. Y si viajo, iría a alguna exposición o visita cultural donde esté", añade. Este año comienza Ingeniería en Diseño Industrial con la vista puesta en que la ULPGC añada Ingeniería de Física y Matemáticas, así que ante los gastos que vienen entiende que los de su círculo ahorren y hagan una "hucha para viajar antes que ir a un museo". No obstante, entiende que la cultura es fundamental: "Para mí, es arte, historia, una forma de expresión en donde el ser humano se expresa y se hace entender mucho mejor".

Alba Martínez la define como "aquella acción, expresión o muestra de cualquier hecho que perdura a lo largo del tiempo". Encaminada hacia Trabajo Social, gracias a una profesora se adentró en ese mundo de lecturas apasionantes, películas de culto que "te ponen la piel de gallina" o bailes del mundo. A pesar de ello, sabe que ciertas citas culturales son consideradas "un capricho". "De ahí la necesidad de una ayuda como esta, con la que considero que es los jóvenes desarrollen más algunos hobbies culturales, ya que normalmente no tienen grandes recursos económicos". Su bono lo invertirá en ir más al teatro, un lugar "que suele salirse del presupuesto de un estudiante" y en ampliar su conocimiento del manga. Otra clave que indica es la inmersión en el proceso creativo porque al haber actuado en teatro conoce qué hay entre bambalinas, "te ayuda a valorarlo aún más". A su vez, el estudio, pues "haber cursado Historia del Arte me enseñó a apreciar cada pincelada"

Ese segundo de Bachillerato también ha sido revelador para Alejandro, "amplié mis conocimientos en pintura y ahora me interesa ir más al museo, porque antes lo veías todo de la misma forma". La educación, sin duda, es un pilar fundamental para alimentar la curiosidad de la futura ciudadanía que ejercerá sus plenos derechos, más cuando la atracción por las pantallas es ineludible en estos tiempos. "Creo que a través de los institutos habría que llevar más a los chicos de excursión para que desde primero y segundo de la ESO les pueda interesar el ámbito cultural y no estén tan centrados en el móvil", añade. Con sus colegas va a la playa, al parque, les cancelaron el festival de reguetón de San Miguel de Abona, y cultiva la poesía en sus ratos liberes. Escribe, está preparándose para convivir con sus amigos cuando comience este curso en la Universidad de La Laguna el grado en Estudios Ingleses, y desconfía. Espera que este bono cultural no sea tan solo una medida partidista a la vista de las próximas elecciones. Por lo que el tiempo dirá si es una oportunidad a implantar o un parche que quedará en el aire.

¿Cómo llegar a la juventud?

Todos se han enterado un poco por casualidad. El Tiktok, algún correo electrónico y, como a Alejandro, el mensaje de su tía, los alertaron. Lejos de los medios convencionales, Valentina hace una primera llamada de atención al respecto: "Tendrían que publicitarlo por los canales que nos movemos, y creo que la cultura debería de adaptarse a cómo funcionan las cosas ahora: preferimos verlo por internet, nos hemos acostumbrado y es más cómodo", aunque aclara que descubrir los espacios siempre es un aliciente. A este respecto, Ruth Díaz, defiende el proceso de cada pueblo, pues no todo está basado en la tecnología. Está cursando un ciclo superior, y ahora recuerda con gran cariño una salida que hizo en el instituto a la Biblioteca Insular, "fue tan bonita la experiencia que contacté con el guía de la visita para realizarla en mi cumpleaños como regalo, y pudimos subir al torreón".

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Este detalle es sumo importante, pues los recuerdos, impregnados, nos harán descubrir nuevos horizontes. Ella quiere invertir el bono para ir más al cine y disfrutar "de las buenas películas y compañía", sobre todo cuando es difícil organizar las quedadas por el precio de las entradas o, incluso, por la selección del filme en Netflix o HBO. Con 18 años, una nueva etapa se abre ante ella y ante las dudas que ocasiona la mayoría de edad, tan solo tiene que decir "las responsabilidades son las mismas, ya que tu familia quiere que apruebas, tú quieres un buen trabajo, entonces te esfuerzas, así que entiendo que si algo cambia es porque antes habían barreras". Alejandro, Alba, Valentina y Ruth son una representación de una juventud interesada en crecer y enfrentar nuevos retos al mismo tiempo que descubrir lo que las cultura les depara.

La ayuda estatal parte de los 210 millones de euros asignados en los Presupuestos Generales del Estado con el fin de llegar a los 500.000 jóvenes que adquieren la mayoría de edad en España. Sin embargo, según los datos facilitados por el Ministerio de Cultura al diario El País, de momento solo ha llegado a unas 180.000 personas y ha logrado adherir a 3.000 empresas.

Para acceder al bono cultural hay que ir, en primer lugar, a la página web www.bonoculturajoven.gob.es. Después, requerirá lo siguiente: si ya has cumplido 18 años en 2022 es necesario el Certificado Electrónico o DNIe -el cual se solicita mediante la sede electrónica de la Real Casa de la Moneda y, más tarde, se requiere la cita presencial a través del teléfono 112 del Gobierno de Canarias-; y si aún no ha cumplido los 18 años en lo que va de año, se requiere el Cl@ve PIN o Cl@ve Permanente, en ambos casos, habría que acudir presencialmente a una Oficina de Registro. | C.R.