El guardameta navarro Roberto Santamaría, de 24 años de edad, tendrá que pagar medio millón de euros a la UD Las Palmas si quiere jugar en otro equipo, aparte de ceder un alto porcentaje de los derechos en caso de traspaso a un club de Primera.

Santamaría no quiso jugar la pasada temporada con la UD, alegando que su mujer sufría ansiedad en la isla, por lo cual pedía que se le rescindiera el contrato, solicitud que no aceptó el club, que, sin embargo, lo cedió al Málaga, en Primera.

En esta temporada la ansiedad es del propio Santamaría, que ha presentado partes de baja firmados por un médico de cabecera y no se ha presentado en la Isla. Su representante, Juan Oyaga, ha intentado negociar una salida para la rescisión de contrato, pero los 275.000 euros que estaba dispuesto a pagar son insuficientes para la entidad amarilla, ante el daño causado por el portero navarro, cuya marcha forzó la contratación del argentino Fabián Assmann, que no dio el rendimiento esperado pese al alto coste de su ficha, y ahora la de su compatriota Mariano Barbosa.

La UD quiere esa cantidad y que la que falta se abone a plazos, además de firmar un documento en el que, en caso de ser traspasado a un club de Primera División en las próximas seis temporadas, la entidad amarilla ingrese un porcentaje de la operación.

Este caso se ha vivido con tensión. La UD se ha visto perjudicada por la actitud de Santamaría y no ha querido transigir en sus peticiones. El problema ha estado a punto de desembocar con una denuncia en los juzgados en defensa de sus derechos.

Varios clubes han pretendido los servicios de Santamaría todos de Segunda División, pero es el Girona, que entrena Raúl Agné, el que más opciones tiene de fichar al guardameta, que prácticamente pasó la temporada en blanco en el Málaga. Todo un culebrón que parece tiene las horas contadas.