Del toque horizontal a un régimen despiadado. Adiós a la estética estéril para abrazar el contragolpe. La UD ha fundamentado su despegue en un arma que esperaba en el baúl. En las dos últimas victorias, ante Girona (0-2) y Córdoba (2-0), ha encontrado el cofre del tesoro firmando cuatro contras de libro y sorprendiendo a sus rivales con un registro que parecía olvidado. Los amarillos iniciaron el curso con un juego de posesión, dominante y que no dio con los frutos esperados. Ante el Deportivo, la UD comenzó con derrota, tras llevar el peso del encuentro frente al cuadro gallego.

Ante el Éibar, en la tercera jornada de Liga, y también en el Gran Canaria, el equipo isleño sufrió lo indecible para arrancar un punto -merced a un agónico tanto de Asdrúbal-. También llevó la tónica del encuentro, pero no encontró los espacios precisos para dinamitar el área del rocoso Éibar.

Y del tedio a un fútbol con impronta de éxito. En la sexta jornada, en Montilivi, esperaba el potente Girona. Fue la primera gran prueba de fuego del campeonato para el equipo isleño. Y la UD salió airosa, demostró que con velocidad también se puede aniquilar a los rivales. Un gran pase de Masoud, dejó solo a Máyor, que había entrado en el tramo final, ante el meta del Girona. Y el balón terminó en la red. La sentencia llegó tras un derribo de Asdrúbal en el jardín del equipo catalán. Otro giro de éxito hacia el contragolpe. Una herramienta que catapultó a los amarillos a la promoción de ascenso, en la pasada campaña, para poner contra las cuerdas al Almería en el fortín de los Juegos del Mediterráneo.

Y la consolidación llegó en la última jornada ante el Córdoba. Tras un primer tiempo gris, en el que Apoño no supo dar con la clave, la UD esperó al frío acero de su arma favorita. Un nuevo envío en largo de Masoud dejó a Aranda ante los dos centrales del Córdoba. Y el punta malacitano selló un tanto de bandera. El 2-0 lo dibujó Tana, sin oposición, y tras un robo de pelota que facilitó la contra.

En plena de fase de construcción, y tras ocho jornadas, la UD tiene mimbres para el toque y el deleite, pero también luce la contra que derribó todas las murallas en la pasada campaña, con Thievy como velocista. Un rol que ahora emula un Asdrúbal imparable.