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La viuda de Ferrera organiza su funeral a la espera de la cremación

María Ángeles Tavío, aún pendiente de resolver la denuncia de las hijas, celebra en la catedral una nueva ceremonia por el empresario

Funeral celebrado la pasada semana en la parroquia Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. | | ANDRÉS CRUZ

Un funeral como él quería, pero una semana después de su muerte, aún sin enterrar, y entre denuncias de sus hijas contra su viuda. «Lo que él no quería que ocurriera». Así lo expresan los allegados del empresario Ángel Ferrera desde que poco después de su fallecimiento –a los 78 años– saltaran a la luz las desavenencias que desde hace años mantienen sus hijas, de un lado, y su viuda, María Ángeles Tavío, del otro. Esta última ha convocado hoy martes en la catedral de Santa Ana (19.00 horas) a «amistades y personas piadosas» al que será un segundo funeral en sufragio de uno de los principales creadores del movimiento empresarial canario y un hombre profundamente religioso.

Y todo cuando, una semana y un día después del fatal desenlace a la larga enfermedad cancerígena, la incineración sigue pendiente de una orden judicial que la autorice. Durante la jornada de ayer, varios de los amigos del fallecido y próximos a su viuda aseguraban desconocer cuándo se podrá proceder a cumplir «la voluntad de Ángel», es decir la cremación de sus restos y el depósito de las cenizas en el panteón que la familia posee en el cementerio de San Lázaro de la capital grancanaria, tal y como adelantó LA PROVINCIA durante el pasado fin de semana.

«Desea que su cuerpo sea incinerado y que no esparzan sus cenizas, sino que la urna con su contenido quedara en un nicho, o sea enterrado bajo tierra aquí en Canarias». Así consta en el testamento vital que formalizó el empresario en vida ante notario.

Ángel Ferrera, en su despacho de la capital grancanaria. | | LP/DLP

Un primer funeral se celebró en la parroquia de Santa Catalina del barrio de Ciudad Jardín el jueves de la pasada semana. En aquella ocasión, la convocatoria corrió a cargo de Silvia, Sonia y Marta Ferrera Alonso, hijas de Ángel Ferrera y de la primera esposa de este, Margarita Alonso, fallecida en el año 2007. No hubo mención alguna a María Ángeles Tavío, que de manera recíproca tampoco alude hoy a las hijas en la esquela con la que difunde la celebración del funeral de esta tarde.

A la primera despedida religiosa acudieron alrededor de dos centenares de personas. «Ángel es de todos y este funeral sirve para que todos los que lo querían puedan despedirse de él», aseguró el párroco del templo elegido para la celebración del funeral. Ninguna referencia tampoco por su parte a la viuda, pero sí a Margarita Alonso. «Ahora estarán juntos en el cielo», señaló el sacerdote oficiante en los Salesianos.

Todo ello sin que en ese momento se conocieran los motivos por los que, siendo jueves, seguía sin procederse a la incineración de los restos mortales de Ferrera. Pocas horas después, eldiario.es reveló que la razón de que el cuerpo sin vida de Ferrera permaneciera en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Las Palmas (Imlcf, antiguo Anatómico Forense) era la existencia de una denuncia por presunto envenenamiento interpuesta por las hijas.

Según aclararon estas, el informe de Instituto de Medicina Legal estaba terminado el mismo martes, por lo que su actuación no entorpeció la incineración, dispuesta por la viuda y programada por el tanatorio de San Miguel para ese mismo día.

El estudio forense del cuerpo concluyó, como lo hizo el médico que certificó la defunción, que la causa que le provocó la muerte fue la metástasis derivada del cáncer de pulmón que padecía desde hacía siete años y que terminó por extenderse a tejidos conectivos y la masa encefálica.

En el testamento vital, Ángel Ferrera también manifestó su deseo de pasar los últimos días en su domicilio, siempre que el cuadro clínico lo permitiera. El testamento vital no incluye alusiones al reparto de los bienes y patrimonio. Se trata de un documento legal en el que manifiesta qué asistencia médica desea recibir en el caso de que la extensión del cáncer le condujeran a una situación de no poder expresar su voluntad.

En esa línea, Ferrera solicitó que no se le prolongara «la vida en el caso de una situación incurable o irreversible» y que se le procurase «un digno final, con el máximo ahorro de dolor, incluso si ello pudiera acelerar su muerte». También especificó el deseo de recibir el sacramento de la unción de enfermos, como así se hizo, con confesión y comunión, antes de llegar al final de su vida.

Terminado el análisis forense y siempre según la versión de las hijas, fue el propio juez quien ordenó el envío de tejidos orgánicos del fallecido a Tenerife para obtener un análisis toxicológico más minucioso. Iniciativa que ha impedido la cremación hasta el momento. Además, matizaron que la investigación arrancó varios meses antes de que falleciera, el pasado 15 de agosto.

La relación entre la viuda del expresidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), de la Cámara de Comercio de Las Palmas o de Toyota Canarias durante 40 años, entre otros muchos cargos, y las hijas de este «no era buena». Los allegados del fallecido aseguran que Ángel Ferrera puso todo su empeño en propiciar un acercamiento que jamás se produjo. «Alguien que ha estado tantos años cerrando acuerdos de gran importancia no podía entender cómo se frustraban todos los intentos de conseguirlo con su familia», aseguró ayer uno de sus amigos. En estos años las hijas pleitearon en repetidas ocasiones con su padre y su esposa María Ángeles Tavío.

Tras conocer la convocatoria de este segundo funeral «por los medios», las hermanas Ferrera Alonso se limitaron ayer a señalar que «en todo caso y aunque no tuviéramos conocimiento de la misma, nos congratulamos de que se oficie el funeral por su memoria y se cumpla su voluntad».

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