Crónica de un rompesuelas

¿Dónde está la casa de los duendes en Las Palmas de Gran Canaria?

En el número 54 de la calle Triana hay una casa abandonada en la que según algunos habita un inquilino que no es de carne y hueso

Primera planta del edificio ubicado en el número 54 de la calle Triana.

Primera planta del edificio ubicado en el número 54 de la calle Triana. / La Provincia.

Como esas almas en pena que vuelven a los lugares que frecuentaban en vida, regresamos al número 54 de la calle Triana.

Una vez ante su fachada mi acompañante habitual relató la segunda parte de la historia de Agustín Nogueras, que como cualquier novela de fantasmas no comienza con su nacimiento sino con su muerte:

-Desde la fecha del óbito se asegura que su espíritu pena en esta morada.

-¿A qué te refieres?

-A que su alma, torturada por todos los crímenes que cometió, en especial el fusilamiento de la madre de su archienemigo Ramón Cabrera, sufre las penas del más allá en este inmueble.

-¿Hablas en serio?

-Sí, pues no sólo lo afirmo yo, sino cientos de personas, ya que tanto los trabajadores de la carpintería que ocupaba la planta baja, testigos de su muerte, como los inquilinos del piso de arriba, declararon públicamente que poco después de su defunción comenzaron a oír ruidos sordos, cadenas arrastradas, voces mortecinas, lamentos y silbidos, lo cual dio lugar a que esta vivienda empezase a ser conocida como ‘la casa de los duendes’.

-Ningún obrero supersticioso, sugestionado por la muerte de un personaje famoso en su taller, puede ser considerado un testigo fiable.

-Te equivocas, la historia comenzó a difundirse a principios del siglo pasado, cuando los nuevos inquilinos, Diego de Quintana y González Corvo y su esposa María de los Dolores Melian Wood, nacidos tras la muerte del general, declararon oír cada noche el sonido de sus pasos y su sable golpeando los peldaños de la escalera.

-Supongo que todo el mundo se reiría de ellos.

-Al contrario, Diego de Quintana fue un genealogista e historiador muy respetado por su profunda erudición. Nadie dudaba de su palabra. Además, desde finales del XIX el espiritismo, que pretendía ser una ciencia, se había extendido entre las clases altas y contaba con muchos partidarios de renombre como William Crookes, uno de los científicos más importantes de Europa, o el escritor Arthur Conan Doyle, lo cual unido a la enorme popularidad que disfrutaban los cuentos de fantasmas, hacía que el testimonio de Diego de Quintana fuera escuchado atentamente en la tertulia que frecuentaba.

-¿Dónde tenía lugar dicha tertulia?

-En aquella ciudad provinciana, sin radio ni televisión, don Diego solía acudir todas las tardes a charlar con un grupo de políticos, aristócratas, periodistas, abogados y altos funcionarios que se reunía en la Plaza de la Democracia, que era como antaño se llamaba la que hoy tiene nombre de batracio.

-¿Quiénes asistían?

-Pues ni más ni menos que muchas de las personalidades más destacadas del cambio de siglo. Por ejemplo, Ambrosio Hurtado de Mendoza y su sucesor Francisco Bethencourt de Armas, ambos alcaldes; Nicolas Diaz-Saavedra y Hernández, teniente coronel de ingenieros; Fernando del Castillo y Manrique de Lara, administrador de los latifundios de su esposa y prima, la primera y única condesa de la Vega Grande; Cristóbal Bravo de Laguna y Manrique de Lara, hijo del famoso general Bravo y vicepresidente del partido liberal de Gran Canaria; los prestigiosos letrados Edmond Mendoza Pérez y Leopoldo Navarro Soler, director del periódico divisionista Heraldo de Las Palmas y por último, mas no por ello menos importante, Fernando Casabuena Molina, que ocupó altos cargos en la administración de la Provincia.

-Vamos, la flor y nata de la isla.

-Fue un cenáculo tan célebre que hasta tenía nombre: ‘la tertulia del Milanesado’.

-¿Por qué recibió ese apodo?

-Por su anfitrión, Manuel Milán, un famoso sastre que siendo masón estaba más familiarizado que el resto de los contertulios con el espiritismo.

-Pero aun así resulta sorprendente que compartiera con ellos sus experiencias, la mayoría de los afectados suele guardar silencio por miedo a la burla o el escarnio.

-Es cierto, pero sin ningún miedo al ridículo Diego de Quintana afirmaba tajantemente que por las noches el espectro no sólo vagaba por su casa vestido de uniforme con el pecho cuajado de medallas, sollozante y gemebundo, sino que cuando el matrimonio se iba a dormir, empujaba su cama, tiraba violentamente de las mantas y hasta les lanzaba su aliento en la cara.

-¿Los fantasmas tienen aliento?

-No exactamente, se trata un fenómeno paranormal conocido como clariesencia u osmogénesis en el que, al manifestarse un espíritu, se perciben extraños olores de origen desconocido.

-¿Y por qué se aparecía donde murió?

-Eso no tiene nada de extraño, los hospitales están llenos de espectros de pacientes fallecidos que como el de Nogueras siguen en el bajo astral.

-¿Qué es eso?

-El plano en el que permanecen aquellos espíritus que al tener una energía negativa por haber hecho el mal no pueden trascender a uno superior.

-Pero hay algo que no entiendo ¿cómo es que aparecía con uniforme y medallas si era un espectro?

-Porque todos los espíritus que no logran cruzar hacia el otro mundo están tan apegados a este que no sólo se manifiestan mostrando el aspecto que tenían en vida sino hasta cómo vestían, lo cual les ayuda a ser fácilmente reconocibles calmando momentáneamente su insaciable deseo de llamar la atención de los vivos.

-¿Y el ruido de cadenas?

-Como los lamentos, son otra manifestación sonora de su pena, en este caso de las ataduras terrenales que les encadenan al mundo e impiden su liberación.

-Ahora que lo dices, creo haber oído esa historia, pero narrada de forma más jocosa, porque mucho tiempo después, María de los Dolores Melian, que murió con 101 años, contó que tras una temporada de silencio los ruidos comenzaron a arreciar por la parte de atrás de esta casa, que daba a lo que actualmente es la calle Francisco Gourié y en aquella época era una playa. Todas las noches, en medio del fragor de las olas rompiendo contra la costa, se oía una pesada cadena que hacía que ella y su marido, asustados, se refugiasen en las habitaciones que daban a Triana, mientras su criada, una muchacha del campo que habitaba la otra parte de la casa, permanecía en la suya para levantarse a la mañana siguiente agotada, ya que el fantasma no la dejaba dormir, y con razón, pues una noche sus vecinos observaron la temida cadena colgando de su ventana y cómo un joven trepaba por ella, vivito y coleando, aunque con tanto celo que parecía muerto, pero de ganas de pasar la noche con ella.

-Yo también conozco la anécdota, pero que aquel Romeo utilizase esas apariciones espectrales para escalar el balcón de su Julieta sin que ningún capuleto se lo impidiese no las desmiente y la prueba es que los ruidos y las apariciones continuaron tras mudarse los propietarios con su pícara sirvienta, pues los vecinos siguieron atestiguándolas hasta 1935.

-¿Qué pasó aquel año?

-Que Juan Rafael Croissier, procedente de Arucas, decidió montar una relojería en la capital grancanaria, y como Triana era su centro comercial por excelencia, alquiló esta casa que años después compraría.

-¿Y qué tiene que ver eso?

-Date cuenta de que a partir de entonces el inmueble dejó de ser una vivienda para convertirse en un establecimiento comercial, de modo que las apariciones espectrales, que casi siempre se producen de noche, ya no tenían testigos, pues al anochecer los empleados ponían el cartel de cerrado y partían para sus casas. Pero hay quien asegura que más de una noche ha visto al otro lado de la ventana de la planta alta a un hombre uniformado observando a los transeúntes.

-Entonces el espectro se quedó sin víctimas.

-No del todo, porque ese tipo de entidades consideran que las casas que habitan les pertenecen y por tanto ven a sus moradores de carne y hueso como intrusos a quienes si no pueden asustar al menos deben hacer la vida imposible hasta que se marchen.

-¿Cómo?

-Acarreándoles el mayor número de desgracias posible.

-¿Estás diciendo que la casa tiene mal fario?

-Sólo tienes que observar el hecho de que Rubí, pues así se llamaba la joyería, sufrió varios robos espectaculares hasta que en 2021 echó el cierre.

-¿Cuántos?

-Dejando a un lado hurtos y estafas, una madrugada de 1978, varios desconocidos fracturaron el cristal de seguridad del escaparate apoderándose de una cuantiosa colección de joyas y relojes de oro valorados en tres millones de pesetas. A partir de entonces se reforzó la seguridad, pero ni eso evitó que el negocio sufriese una desgracia aún mayor tres años después, la noche del 23F.

-¿Durante el intento de golpe de Estado?

-En efecto. Como el edificio a la derecha aún no estaba construido, entraron a robar mediante un butrón en la pared llevándose artículos por valor de 120 millones de pesetas.

-¡Por semejante cantidad supongo que la desvalijaron!

-No del todo, al menos tuvieron el detalle de dejar lo que pareciendo oro era oropel, pero a consecuencia de ello, Juan Rafael sufrió un infarto.

-¿Y el causante de esa mala fortuna fue el fantasma de Agustín Nogueras?

-Son muchos quienes lo afirman, y con tanta vehemencia que incluso sostienen que el próximo negocio que aquí abra volverá a sufrir las mismas desgracias, pues el general seguirá batallando desde el más allá pese a llevar más de siglo y medio muerto y enterrado.

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