Opinión | Retiro lo escrito

Las cosas se mueven

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas

Los promotores de la manifestación del 20A bajo el lema 'Canarias tiene un límite' en el Faro de Maspalomas / Quique Curbelo

Se está rumoreando –ha pasado varias veces– una nueva manifestación al llamado de las organizaciones ecologistas y asociaciones vecinales que convocaron la del pasado día 20. Lo más llamativo es que supuestamente la manifa se celebraría a finales de mayo –quizás coincidiendo con el día de Canarias– y se desarrollaría en las inmediaciones del aeropuerto internacional Reina Sofía, en el sur de Tenerife. Nuestros más extrañables piantados sueñan, incluso, con montar un puzle de pancartas para que los turistas que se acerquen al aeropuerto pueden leer desde los aviones Canarias no aguanta más, Respeta a Canarias o Canarias es nuestra tierra, entre otros lemas propuestos que han circulado por los chats de los supuestos activistas. Por el momento se mantiene la unidad de la protesta pese al rechazo de casi todos los convocantes a los escraches y las huelgas de hambre, por cierto, ya desconvocadas. «Ahora el Pueblo toma el relevo», anunció alguno de los loquitos que han estado moviendo de un sitio a otro a varios individuos con cara muy, muy triste en sillas de ruedas. ¿Quiere decir que el Pueblo se pondrá ahora en huelga de hambre? ¿Cerrarán los restaurantes? ¿Tendrán autorización provisional los guachinches por ser indiscutiblemente populares? ¿El Pueblo se hará por los menos ovolacteovegetariano? ¿Comerá ahora el Pueblo, un suponer, mortadela o higos picos? La familia Mesa y allegados no se ha pronunciado al respecto. Habrá que estar atentos. Respecto a los aeropuertos no parece una buena idea concentrar a miles de personas en las inmediaciones de un centro de transportes aéreo que tiene complejos y exigentes protocolos de seguridad que van más allá (obviamente) de sus pistas e instalaciones.

Mientras tanto hay que salmodiar una y otra vez que el Gobierno de Canarias no ha hecho absolutamente nada, en una evidente falta de respeto por las decenas de miles de personas que se manifestaron pidiendo tres o cuatro cositas de nada. ¿El Gobierno acaso ha decretado una moratoria como es debido? ¿Ha impuesto por decreto una ecotasa que, por supuesto, no necesita ser dialogada ni menos aún consensuada con nadie? Otros dos municipios han decidido proceder a contener el gasto de agua en verano y han sonado de nuevo las trompetas del apocalipsis –y algunos de los trompetistas han exigido, asimismo, que no se instalen desaladoras, porque generan salmuera. No hay ni rastro de una crítica de la gestión pública articulada en diversos niveles– incluido el estatal por cierto– sino una continua performance de indignación y aprensión entremezcladas. El Gobierno autonómico –cuyas responsabilidades en los últimos cuarenta años en materia turística son incuestionables– se ha movido incluso antes del 20 de abril, como prueba el proyecto de ley que pretende regular la explosión alquiler vacacional. El fenómeno del alquiler vacacional –y no los hoteles de cuatro y cinco estrellas– es el principal responsable del encarecimiento de los alquileres en Canarias y una de las razones más obvias que explican la acelerada gentrifiación de los centros urbanos de economía turística. El Gobierno se ha reunido igualmente con los cabildos y con representantes de los municipios, estableciendo un mecanismo de trabajo para plantear, argumentar y en su caso consensuar las siete estrategias para el desarrollo de un turismo sostenible que necesita Canarias. Y entre otras cosas el Ejecutivo también ha solicitado un informe sobre las posibilidades de regular en el seno de la Unión Europea los límites demográficos que puede soportar el Archipiélago, planteando medidas fiscales para desincentivar la compra de vivienda por inversores no españoles. Ya debería haberse escuchado al PSOE y al PP comprometerse en esta línea tanto en las Cortes como, sobre todo, en el Parlamento de Estrasburgo, que será renovado en las elecciones del próximo julio. Pero todavía no se oye nada. Estarán discutiendo sobre la capacidad amorosa de Pedro Sánchez hacia su esposa, hacia España y, sobre todo, hacia Pedro Sánchez.

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