La Casa Canario-Marroquí se ofrece para mediar en los centros de menores

La situación de los jóvenes migrantes en los centros preocupa a la comunidad musulmana

Migrantes llegados en patera a Lanzarote.

Migrantes llegados en patera a Lanzarote. / Adriel Perdomo / Efe

Isabel Durán

Isabel Durán

La Asociación Casa Canario-Marroquí ha contactado con el Gobierno de Canarias para ofrecerse como mediadores con los menores migrantes que llegan a las Islas de forma irregular y sin el respaldo de un familiar adulto. El presidente y fundador de la organización, Houcine Oubal Ahmed (Chicho), mantuvo la semana pasada una reunión con el viceconsejero de Bienestar Social, Francis Candil, en la que abordaron la situación de los jóvenes marroquíes que están bajo la tutela del Ejecutivo regional. En concreto, Oubal Ahmed mostró su preocupación por los incidentes violentos protagonizados por jóvenes extutelados, pues consideran que «estropean» la imagen de la comunidad marroquí del Archipiélago. 

Oubal Ahmed puso sobre la mesa la posibilidad de que varios miembros de la asociación pudieran visitar los centros de menores o reunirse con los chicos fuera de los recursos de acogida para exponerles el modo de vida de los canarios y hacerles ver la importancia de ser disciplinados. «Podemos ayudarles a calmar la situación. No puede ser que estén comportándose mal en la calle», afirma Oubal Ahmed, quien considera que «estos niños necesitan alguien que los tranquilice y que les explique cómo tienen que convivir aquí». Ahora, la asociación espera por una respuesta de la Consejería de Bienestar Social para saber si es posible iniciar la colaboración voluntaria.

Colaboración voluntaria

«Es importante que los jóvenes comprendan que si son correctos y cumplen las normas podrán conseguir ayuda y un trabajo, pero de lo contrario habría que enviarlos de vuelta», señala el presidente de la Casa Canario-Marroquí. Su principal preocupación, asegura, son los jóvenes que al cumplir la mayoría de edad se quedan sin recursos y en situación de calle, porque «están abocados a la delincuencia».

La cercanía cultural con los jóvenes y el conocimiento de la sociedad canaria son las principales herramientas de la asociación para «saber llevar» a los menores migrantes y «encauzarles» por un buen camino. «A nosotros nos importa Canarias, nos duele ver cosas malas aquí. Nuestros hijos nacieron aquí y los criamos aquí. No luchamos por Marruecos, luchamos por nuestras Islas», sostiene Oubal Ahmed, quien también fundó la Junta Musulmana en Canarias y es presidente de la comunidad marroquí en las Islas. 

La Asociación Casa Canario-Marroquí, que tiene unos 1.500 miembros, mantendrá una reunión con el Consulado de Marruecos en Canarias para pedir que agilice los trámites legales necesarios para que los jóvenes puedan tener su documentación en regla cuando abandonen los centros de acogida y, así, garantizar que estén en una situación legal.

Durante el pico migratorio que se produjo a partir del último trimestre de 2020, en plena pandemia, la asociación colaboró con la Delegación del Gobierno para intermediar con los migrantes que llegaron entonces. «Queremos ayudar ahora con los menores como lo hicimos en su momento con los adultos», apunta Oubal Ahmed, quien lleva 51 años residiendo en Gran Canaria. La labor de la asociación consistía en visitar a los usuarios de campamentos en los que se producía altercados para «intentar calmarlos». Acudieron a instalaciones como el Centro de Atención Temporal para Extranjeros (CATE) de Las Raíces, en el que se registraron numerosos enfrentamientos entre migrantes, instigamos por la incertidumbre de no saber qué iba a ocurrir con ellos.

«Les explicamos que tenían que estar tranquilos. Les dimos garantías de que iban a poder salir de allí y les permitirían llegar a donde tenían planeado para reunirse con sus familiares o amigos, tanto en España como en otros países de la Unión Europea», recuerda Oubal Ahmed. Por esta labor, en marzo de 2023, el entonces ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, les otorgó una distinción para reconocer su «comportamiento ejemplar» en materia de atención humanitaria e inclusión de las personas migrantes.

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