Personas refugiadas: empezar una vida de cero

La historia de Mor Camara es una de las miles de historias que llegan a Canarias a bordo de una patera. Con 16 años, abandonó su pueblo natal, en Senegal. Llegó siendo menor de edad y a los 18 años pasó a un piso de CEAR. Es solicitante de protección internacional y trabaja en un centro de menores.

Varias personas migrantes llegadas en un cayuco a Canarias.

Varias personas migrantes llegadas en un cayuco a Canarias. / EFE

Isabel Durán

Isabel Durán

Extutelado de Gobierno de Canarias y solicitante de protección internacional. Con 16 años, Mor Camara (nombre ficticio) salió de su pequeño pueblo en Senegal, cercano a la frontera de Malí y Gambia, con el objetivo de llegar a las Islas. Estudiaba y, durante la primavera, trabajaba en la agricultura para ayudar a su familia.

«Mi padre trabajaba de sol a sol y sentía que cada vez trabajaba más y ganaba menos», recuerda Camara, quien en ese momento decidió que no quería esa vida para él. «Es muy difícil dedicarse al campo en Senegal, la sequía hace que las cosechas no sean productivas como antes. Por eso decidí que me quería ir a Europa», explica el joven que ahora tiene 19 años y forma parte del personal de un centro de acogida de menores migrantes en el Archipiélago.

La decisión de Camara no fue bienvenida entre su familia, que le animaba a pensar en que la situación iba a mejorar. Después de mucho insistir y gracias a la ayuda de su hermano, convenció a su padre para que le autorizara para sacarse el pasaporte. «Después de reflexionar mucho, mi padre me dijo que fuera fuerte y que si era mi decisión cumpliera mi sueño», rememora.

Protección internacional

Su viaje comenzó en Dakar, donde pasó cuatro meses en casa de un vecino y después se trasladó hasta El Aaiún con un amigo de su hermano, que también quería subir a una patera. La policía descubrió su intención de migrar de manera irregular y lo echaron de la casa en la que vivía con otras ocho personas.

Un día, después de ir a por comida, el amigo de su hermano le dijo: «Prepárate que esta noche salimos». Caminaron durante dos horas hasta llegar al punto de encuentro. Había mucha gente. Primero subieron las mujeres a la patera y luego los niños. Esa era la primera vez que Camara veía el mar. La barquilla navegó dos días antes de que Salvamento Marítimo rescatara a sus ocupantes cerca de la costa de Gran Canaria.

Cuando la policía comprobó que era menor de edad, lo enviaron a un centro de menores tutelados por el Gobierno canario en el que pasó siete meses. «Aquí pedí protección internacional y después de toda la espera e incertidumbre tengo la tarjeta roja [documento acreditativo de la condición de solicitante de protección internacional]», explica Camara, quien al cumplir los 18 años pasó a un centro de acogida temporal de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Desde que llegó a Gran Canaria, el joven afirma haberse sentido seguro, aunque reconoce que «empezar una vida desde cero es muy difícil».

Camara aprendió español durante los meses que fue al instituto y habla otras cinco lenguas más –francés, wolof, poular, mandinga y bámbara–. Gracias a estos conocimientos, consiguió un trabajo en un centro de menores, donde ahora ayuda a otros chicos que están pasando por el mismo proceso que vivió él hace apenas dos años. «Me siento tranquilo respecto a mi futuro. Lo que más me gusta de Canarias es su gente», confiesa el joven, que sueña con formarse como mecánico y vivir en Arucas.

¿Quién es un refugiado?

¿Quién puede tener la condición de refugiado?

Las personas extranjeras de nacionalidad no comunitaria o apátridas que tengan un temor fundado a ser perseguidas en su país por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas, pertenencia a determinado grupo social, de género u orientación sexual y que no puedan o no quieran por ese motivo recibir la protección de las autoridades de su país. A los refugiados se les reconoce el derecho de asilo.

¿Qué derechos tienen una persona con protección internacional?

Las personas que requieran protección internacional tienen derecho a ser documentados como solicitantes, así como a permanecer en España hasta que se resuelva su solicitud. También tienen que ser asistidos por un abogado, de forma gratuita si no pueden pagarlo y a contar con la asistencia de un intérprete en una lengua en la que puedan explicarse con facilidad. La solicitud debe ser comunicada al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en España y deben tener acceso al contenido del expediente en cualquier momento.

¿Cuáles son los efectos que tiene la concesión de protección internacional?

Las personas a las que se les reconozca la protección internacional no pueden ser devueltos a su país de origen y tiene una autorización de residencia y trabajo permanente. Obtienen un documento de identidad y, en su caso, de viaje; tienen derecho a una reagrupación de familiares directos; y se les reducen los plazos para acceder a la nacionalidad española. Además, cuentan con acceso a servicios públicos de empleo, a la educación, a la asistencia sanitaria, a la vivienda, a la asistencia y servicios sociales, a programas de atención a víctimas de violencia de género, a la seguridad social, a programas de integración, a la formación continua y al procedimiento de reconocimiento de títulos académicos y profesionales en las mismas condiciones que los españoles. 

¿Cómo y dónde se solicita la protección internacional?

La solicitud de asilo se puede registrar en un puesto fronterizo, nada más entrar al país. Si ya está dentro del territorio español, se puede tramitar en las comisarías de policía o en los Centros de Internamientos de Extranjeros (CIE). La solicitud debe presentarse personalmente y consiste en la realización de una entrevista, que se efectúa siempre de forma individual con un funcionario habilitado para ello. Durante la entrevista, el refugiado debe explicar las causas que le llevan a pedir protección internacional y cómo llegó a España. El contenido de la entrevista queda plasmado en un documento que debe firmar. Este proceso es confidencial. El personal que participa en el proceso (funcionarios, policías, intérpretes...) deben tener en cuenta las necesidades especiales en casos como mujeres embarazadas; personas con enfermedades o con discapacidad; víctimas de torturas y formas graves de violencia sexual, psicológica o física; víctimas de trata de seres humanos; o menores no acompañados.

¿De quién depende la gestión de las solicitudes de asilo?

Las solicitudes son valoradas por la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), que decide si el examen de la solicitud corresponde a España o a otro país miembro de la Unión Europea. Las decisiones son tomadas por el Ministro del Interior a propuesta de la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio (CIAR). 

¿Cómo es el proceso para solicitar protección internacional?

La tramitación de una solicitud de protección de asilo tiene tres fases. La primera es la de admisión a trámite, en la que se descartan aquellos casos que no cumplan los requisitos o que corresponda a otros países. Si en un mes no se recibe respuesta negativa, el solicitante queda en situación de permanencia provisional en territorio español. Si los trámites se inician en un puesto fronterizo o en un CIE, el solicitante debe permanecer en centro hasta que se decida si su caso es admitido a trámite y las autoridades tienen 96 horas para notificar la decisión. En la segunda fase, la solicitud pasa a ser examinada con mayor profundidad y puede haber una nueva entrevista. Por último, si la decisión es favorable, la personas es reconocida como refugiada.

¿Cuántas solicitudes de asilo se aceptaron en 2024 en España?

El pasado año se concedieron 7.521 estatutos de refugiado, cifra récord hasta la fecha y que supone un 26,5% de los estatutos otorgados por la OAR desde 2012 (28.232). Las cinco primeras nacionalidades de las personas a quienes se les ha concedido estatuto son Afganistán, Siria, Nicaragua, Colombia y Honduras. Se tramitó también la protección subsidiaria para 3.850 personas, principalmente procedentes de Malí.

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