De 1990, sin el Granca, a 2025

Los claretianos pasaron de quedarse fuera de la fase final en la primera ocasión, a caer en cuartos (2015) y en ‘semis’ (2018)

El trofeo de la Copa del Rey luce en la pista central del Gran Canaria Arena. |

El trofeo de la Copa del Rey luce en la pista central del Gran Canaria Arena. | / acb

Santiago Icígar

Santiago Icígar

De errores vive el hombre y en el caso del baloncesto y del CB Gran Canaria no es menos. Los claretianos afrontan el reto de recoger de manos del Unicaja el testigo para ejercer de anfitriones en la próxima edición de la Copa del Rey, con la experiencia adquirida en las tres ocasiones en las que han ejercido dicha labor.

En 1990 le llegaba a la entidad amarilla la oportunidad para albergar por primera vez en su historia el torneo del KO. En aquella ocasión para acceder a la fase final el equipo tenía que superar una ronda previa a doble partido y unos octavos de final, incluido el anfitrión del evento, no como en la actualidad, en la que como el propio Antonio Morales le recordó a Sitapha Savané entre bromas durante la presentación del acuerdo para albergar la Copa, los amarillos «ya han cumplido su primer objetivo de la temporada antes incluso de haber fichado a ningún jugador», al estar automáticamente clasificados independientemente de cual sea su clasificación al término de la primera vuelta.

En la primera ronda clasificatoria los amarillos lograban imponerse en casa al Caja San Fernando (72-69), pero los andaluces lograban remontar en el encuentro de vuelta dejando a los isleños fuera de la ronda de octavos, al vencerles por 76-70.

Finalmente el CAI Zaragoza conseguía hacerse con el título tras imponerse en la gran final disputada en el Centro Insular de Deportes de Gran Canaria al Joventut (69-76). Los seis equipos que completaron la nómina de clasificados para la fase final fueron el Barcelona, Granollers, Breogán, Real Madrid, Baskonia y Girona.

Nueva era en el Arena

Un cuarto de siglo hubo que esperar para volver a ver la Copa del Rey en la Isla. Si bien, el cambio de escenario llevaba el show hasta el recién inaugurado Gran Canaria Arena, con el sabio Aíto García Reneses dirigiendo la nave en el banquillo claretiano.

El Granca llegaba a la cita como claro favorito en su eliminatoria de cuartos de final ante el Joventut de Badalona, que se presentaba en la Isla con el actual presidente amarillo, Sitapha Savané, en su plantilla. Un exceso de confianza de los grancanarios les llevó a caer contra todo pronóstico por 74-67, siendo apeados por los verdinegros que serían eliminados en semifinales por el Real Madrid (83-100), que a la postre se convertiría en el campeón del torneo tras doblegar al Barça en la final (71-77).

La proeza de Luis Casimiro

Tres años después, el conjunto grancanario rompía la barrera de los cuartos de final en su tercera Copa como anfitrión, con el manchego Luis Casimiro Palomo al frente del equipo, al que en 2016 le había llevado a levantar el primer título de su historia, la Supercopa de España.

En un curso inolvidable para la afición amarilla, en el que se clasificaría por primera vez para la disputa de la Euroliga, los grancanarios conseguían además superar los cuartos de final ante el Montakit Fuenlabrada, beneficiados en el sorteo por su condición de cabezas de serie (92-107).

El sueño de llegar a la gran final de su propia Copa era borrado de un plumazo por el Barça, que imponía su calidad para deshacerse de los amarillos (87-74) para jugarse el título ante el Real Madrid, al que doblegaron por la mínima (90-92) para alzarse con la corona de campeón.

Desde entonces siete serán los largos años que han transcurrido hasta esta nueva oportunidad. El propio presidente de la entidad amarilla, Sitapha Savané reconocía durante el acto de presentación en la pista central del Arena que hay que dejar aparcado el gafe del anfitrión para intentar dar la campanada en casa: «Tenemos varios gafes compitiendo así que alguno tendrá que caerse (risas). Sólo tiene aspectos positivos para el club organizador el tener esta oportunidad, y para la afición, es un honor poder celebrar en casa esta Copa».

El máximo mandatario del Dreamland Gran Canaria reconoció sentir «un orgullo enorme». «Es muy bonito vivir una Copa, es el evento deportivo más bonito para la afición, que conecta a la Isla con las aficiones y con el baloncesto, además supone un retorno económico importante para la Isla», recordó

En su opinión encontrar el lugar idóneo que recoja el testigo de la malagueña calle Larios como centro neurálgico de la Copa en el exterior del pabellón «es uno de los debates que hay encima de la mesa». «Tengo la imagen en mi mente de ver la calle Triana como se vivió en la pasada Copa en la calle Larios, pero hay que tener en cuenta la experiencia de todos los aficionados para disfrutar de este sentimiento tan especial que provoca en todos ellos este torneo», se sinceró el presidente del Granca que aspira a dejar en lo más alto el pabellón del club y de la Isla.