La pregunta ontológica de Martin Heidegger (Alemania, 1889 - 1976), uno de los filósofos y pensadores más influyentes del siglo XX, enarboló el término dasein -que significa en alemán "ser-en-el-mundo"- al interrogarse por el carácter de la realidad y concluir que el ser y el mundo son indisolubles, pero que el primero sólo puede hallar sentido en el segundo desde la conciencia de su finitud y su inquietud por vivir su propia existencia desde la verdad. Esta corriente de pensamiento, una de las más relevantes en el campo de la filosofía contemporánea, trazó uno de los ejes del III Encuentro de Filosofía Intercultura - Gran Canaria, que ha acogido El Museo Canario los pasados 23 y 24 de octubre, con la participación de una destacada nómina de filósofos de proyección internacional, que tomó como punto de partida los fundamentos heideggerianos para debatir, desde un punto de vista contemporáneo, la cuestión de la ontología social en la era digital.

Y precisamente, Arnulf Heidegger, nieto del filósofo alemán y albacea de su obra póstuma, tomó parte en el encuentro ayer con la ponencia Martin Heidegger, una visión cercana, en la que desgranó el análisis y el sentir de su abuelo con respecto a la relación del individuo con las nuevas tecnologías, que plasmó en el ensayo La cuestión de la tecnología (1954). "Lo primero que plantea mi abuelo es que el ser humano debe establecer una relación libre con la tecnología", expuso el ponente. "A medida que mi abuelo estableció una relación con los progresos técnicos a mediados del siglo pasado dedujo que la única forma de relacionarse con la tecnología de manera libre es abriéndonos a ella dentro de sus propios límites pero sin someternos a ella, sabiendo que el sentido de los artefactos tecnológicos es servir al ser humano y no al revés, pues el peligro de las nuevas tecnologías es precisamente que esclavicen o instrumentalicen nuestra naturaleza humana".

Licenciado en Derecho, Arnulf Heidegger se desempeña como abogado en Alemania y, desde hace cuatro años, administra todo el patrimonio de su abuelo, que custodió antes su padre a lo largo de 37 años. Aunque su carrera se sustenta en el mundo de las leyes, el legado filosófico de Heidegger y la divulgación de su obra inédita ocupa una gran parte de su tiempo por voluntad expresa del propio pensador, que así lo reflejó en su testamento. Su nieto contaba 8 años cuando falleció y, al echar la vista atrás, recuerda sus airadas conversaciones de fútbol con el filósofo, "una de sus pasiones", revela.

"Ningún miembro vivo de nuestra familia se ha dedicado a la filosofía, porque intuimos que con una figura tan relevante como la de mi abuelo ya era suficiente", bromea. "Pero fue él mismo quien formuló el deseo de que administráramos su legado desde el núcleo familiar en lugar de delegar esta tarea en filósofos o expertos en su obra. Y la experiencia está siendo todo un viaje", añade.

En el transcurso de su ponencia, Arnulf reveló los mimbres del plan de publicaciones póstumas trazado por su abuelo, dado que este último "ideó toda una estructura para que ese legado que permanecía inédito viese la luz tras su muerte". Entre 2013 y 2015, Arnulf tuteló la publicación de los controvertidos Cuadernos Negros, de Martin Heidegger, un dietario filosófico pergeñado en paralelo a su etapa como rector de la Universidad de Friburgo y la publicación de sus ensayos entre 1931 y 1938.

Estos diarios desgranan sus reflexiones en cuestiones de índole diversa, desde las circunstancias políticas de Alemania hasta su relación íntima con la filosofía, que el propio pensador concibió como la coronación post mortem de sus obras completas. Su publicación causó una conmoción mundial por su sutil pero manifiesto ensalzamiento del nazismo, que más adelante derivaría en el rechazo hacia el "sentir espiritual" de Alemania. Y el pasado 2016, Arnulf autorizó la primera edición del volumen Heidegger y el antisemitismo. Posiciones en conflicto. Con cartas de Martin y Fritz Heidegger (Herder, 2016), que reúne la correspondencia que Heidegger mantuvo entre 1930 y 1949 con su hermano Fritz, su mayor confidente, cinco años menor que él. Pese a su título, Arnulf destaca "no recoge grandes manifestaciones sobre el antisemitismo" y, en su prefacio, plantea algunos interrogantes en torno a este silencio. "La pregunta sobre qué significa este silencio no tiene una respuesta sencilla. ¿Por qué casi todos los amigos y amigas judíos después de 1945 reanudaron el contacto con Heidegger y no le echaron en cara su silencio? ¿Por qué él inicia de nuevo el contacto con los supervivientes de la Shoah, pero no toma la iniciativa de dejar alguna explicación a la posteridad, al menos, a su propia familia?", reflexiona Arnulf, quien alude, entre otros íntimos amigos judíos, a la filósofa Hannah Arendt.

"Ningún texto de mi abuelo puede ser editado o publicado sin mi consentimiento y, a día de hoy, digamos que una décima parte de sus textos permanece inédito, siendo la mayoría comentarios y reflexiones de orden filosófico, que irán viendo la luz en el futuro", revela Arnulf, bajo la convicción de que las lecciones de Heidegger en su época siguen "vigentes" en la filosofía contemporánea, precisamente porque formularon una teoría del dasein atemporal y universal. Precisamente, su nieto sostiene que la repercusión de Heidegger comportó un impacto mayor a escala mundial con respecto al de su Alemania natal. "En Japón, China, Corea, Estados Unidos y países europeos como España, Francia o Italia, la trascendencia del pensamiento de Heidegger ha sido mucho mayor que en su país natal", lamenta Arnulf.

"Me complacería que las lecciones de mi abuelo calaran en las nuevas generaciones, porque, al margen de nuestro vínculo familiar, sino desde mi punto de vista como individuo y no-filósofo, siempre me ha abierto la mente, porque su planteamiento ontológico consiste en que nos formulemos preguntas y desarrollemos un pensamiento crítico propio para encontrar un camino verdadero", postula. "Esa es la sentencia principal que destaco del pensamiento de mi abuelo desde una perspectiva contemporánea y se la trasladaría a los jóvenes para que no pierdan la capacidad de estar solos, de pensar y de actuar de forma libre".