Música

Kaeru Oto, sonidos para mirar al sufrimiento a la cara

El grancanario Vijay Dilipkumar inicia con el disco 'The suffering' un nuevo periodo musical de máxima madurez

Kaeru Oto durante una actuación en directo

Kaeru Oto durante una actuación en directo / LP / DLP

El músico grancanario Vijay Dilipkumar alcanza su madurez artística con el proyecto Kaeru Oto, cuyo primer álbum, ‘The suffering’, acoge la mejor electrónica actual con un aspecto emocional.

El trip hop, el sonido Bristol o la Electronic Body Music son algunos de los géneros sobre los que pivota la música de Kaeru Oto, último proyecto del grancanario de origen hindú, Vijay Dilipkumar, que acaba de publicar su primer disco The suffering. Se trata del nuevo trabajo de un artista con múltiples inquietudes como demuestran otras formaciones anteriores suyas, siempre interesantes, como Acid Buda, Vijay And Duncan y Galoppen donde ha desarrollado todo tipo de ideas.

Esta cuarta transformación, sin embargo, es según el propio músico su madurez, «donde he podido desarrollar una música que lleve más al pensamiento». Una nueva etapa que lidia con un sentimiento tan humano como ninguneado por la sociedad de la imagen como es el del sufrimiento. «Es una crítica a la idea de que todo tiene que ser todo maravilloso y fantástico», asegura. «Y cuando toca enfrentarse a momentos complicados, que todos los vivimos, parece que esa misma sociedad de la imagen mira para otro lado porque no es igual de interesante de contar», reflexiona. «Por eso me centré en el sentimiento del sufrimiento, que viene a ser un sentimiento que todos podemos vivir por las contrariedades que suceden, y hay que vivir con él y minimizarlo, mirarle a los ojos, y trabajarlo un poco», añade Dilipkumar elocuentemente. Así sucede en títulos de estructura minimalista y muy emocionales como Humanize o I miss u.

«Voy buscando un enfoque original en las canciones, en las que cada tema sea un universo en sí mismo», señala. La diferencia con sus anteriores proyectos es que «este es un poco más conceptual y por eso utilizo tanto el piano y hay interludios porque voy buscando una atmósfera más común», añade. Para ello, el artista utiliza un par de sintetizadores y caja de ritmos, dándole efectos a la voz.

Estilísticamente, es un disco de electrónica variada, con melodías de corte melancólico, espectros ambientales, meditativos y coloristas, con influencias que incluyen a Andy Stott, Isao Tomita o Hania Rani, pasando por Nathan Fake hasta llegar al espíritu oscuro de P J Harvey, Nick Cave o Warren Ellis. Así sucede en la desoladora Made my decisions with love en la que parece materializarse la atmósfera de Ian Curtis. En lo ideológico el artista cita a Nietszche, Bauman, Guy Debord, Byung-Chul Han o Krishnamurti. 

Pero también en el disco hay temas contagiosos, desenfadados e incluso bailables tipo Covidelica o ese conmovedor Our sun final en el que canta junto con su hija de once años. Vijay Dilipkumar comenzó en solitario con un proyecto llamado Acid Buda, en donde ya utlizaba la electrónica de forma artística que derivó en la publicación del álbum Lights & colours evereywhere (2014), y en donde se imponían los ambientes experimentales más contundentes con cierto aire chillout. 

«En solitario se siente la música de otra manera», afirma, y por eso luego formó el proyecto Vijay and Ducan con Ducan Ritchie con el que publicó tres discos de estudio y uno de remezclas con obras del nivel de The day reality disappeared, Nobody realised (2020) y Put out the blue light (2024) que incluye ramalazos de grandes de los ochenta como Cabaret Voltaire o DAF.

Posteriormente formó Galoppen con Jonás Hernández, Wilbur Fernández, Raúl González y Alejandro Yanez, más cercano al krautrock y al postpunk con el que registró el disco Rehearsal room live (2021). En The suffering han colaborado los miembros de Galoppen,  el músico Domingo Alemán, el bajista de Manchester Paolo Battisti »que he podido incorporar gracias a las aplicaciones digitales» y el mismo Duncan Ritchie, quien también mezcla algunos temas y masteriza el álbum, entre otros músicos.

Aquí el artista reconoce que «me siento más influenciado por la música británica, canto en inglés porque ya que el 90 % de la música que escucho se canta en ese idioma y porque estuve un año viviendo en Inglaterra».

Su electrónica de autor conecta los desarrollos de electrónica pianista, con capas de sintetizadores, y texturas diferentes a lo habitual, cercanas a Portishead o Massive attack. aunque «en directo busco que sea más agitado, dejando a un lado los cortes de piano, para que tenga un poco de gancho».

Finalmente, Dilipkumar asegura que «no toco el sufrimiento desde un punto de vista simplemente trágico». También «le doy un punto de luminosidad. La tragedia se puede convertir en algo bello. El último tema lo canta mi hija de once años, que está gustando muchísimo, y es muy ilusorio. Es el enfoque luminoso que se puede obtener de la vida», concluye.