Sectas

El terror que nos convierte en marionetas

El Archipiélago ha sido un lugar atractivo para sectas cuyos gurús, con el fin de empujar a sus acólitos a prácticas delictivas basadas en teorías apocalípticas, optaron por establecerse en las Islas, donde hoy hay 70 grupos activos

Heide Fittkau-Garthe defiende su inocencia, tras ser detenida en 1998.

Heide Fittkau-Garthe defiende su inocencia, tras ser detenida en 1998. / La Provincia

Miguel Ayala

Miguel Ayala

«El eje de la tierra estallará y no quedará ni Europa, ni Múnich, ni Mongolia. Será en Tenerife, el 8 de enero a las 20 horas. Tenemos que planear juntos los días finales». Con este apocalíptico mensaje enviado por Heide Fittkau-Garthe se desayunaron en 1997 los acólitos de esta ciudadana alemana residente en las Islas que a mediados de la década de los 90 del pasado siglo fundó en el Archipiélago el Centro de Entrenamiento para la Liberación de la Energía Atma, un grupo que bebía de las creencias adquiridas por ella como antigua integrante de la secta Ángela Gabriela Sieber-Kaiser donde el objetivo último de cada ritual era alcanzar el anillo del amor, orgías en las cuales participaban incluso menores y miembros de sus familias.

El 8 de enero de 1998 una redada policial en el local que la secta tenía en el barrio de La Salud de Santa Cruz de Tenerife, acontecimiento que sirve de punto de partida a El último día, documental sobre estos hechos estrenado por Max —antes HBO— en todo el mundo hace unas semanas, impidió el presunto suicidio colectivo en Las Cañadas del Teide de 32 personas, entre ellas dos menores, un niño de doce años y una niña de ocho, un suceso del cual finalmente Fittkau fue exculpada a pesar de las pruebas aportadas por los investigadores detallando cómo entre 1993 y 1997 esta mujer junto a dos adeptos de confianza, Ulrike Pinkwart y Wolfgang Thamm, llegaron a gestionar al menos un patrimonio de 50 millones de pesetas —en torno a 300.000 euros— procedentes de la cesión que de sus propiedades realizaron al grupo los seguidores de la también doctora en Psicología.

«Todos vestían túnicas amplias, iban descalzos y escuchaban una música muy suave, como de meditación», describió uno de los policías participante en aquel operativo la escena con la cual se encontraron cuando irrumpieron en el inmueble. «Tenían unas cacerolas enormes llenas de comida vegetariana. No habían dejado nada a la improvisación», añadía entonces el agente. No obstante, ni convencer a alguien de que done sus pertenencias y, mucho menos, lucir atuendos extravagantes durante la cena constituyen argumentos suficientes para ser condenada por intento de asesinato.

Brandt Berg, de Niños de Dios.

Brandt Berg, de Niños de Dios. / La Provincia

Canarias ha sido durante décadas un territorio atractivo para grupos sectarios. Con setenta activos en 2023, según datos del Ministerio de Interior, el Archipiélago es la cuarta región autónoma con más sectas del territorio nacional tras, respectivamente, Valencia, Barcelona y Madrid que encabezan este ranking.

El constante trasiego de turistas en las Islas, especialmente de viajeros extranjeros; la existencia de comunidades de distintas nacionalidades en Canarias que viven casi sin relacionarse con la población local y, sobre todo en el pasado, la discreción con la cual podían actuar estos grupos alquilando o comprando fincas y viviendas donde llevar a cabo sus prácticas lejos de cualquier mirada incómoda propiciaron que durante décadas quienes lideraban estas peligrosas organizaciones decidieran establecerse en el Archipiélago, factores a los cuales se añaden, asimismo, la legendaria mística telúrica que históricamente ha envuelto las Islas como un hipotético territorio mágico heredero cultural de la extinta Atlántida y, tanto a raíz de su origen volcánico como por la singularidad de su imponente orografía, salpicada de cráteres, pitones basálticos, roques e imponentes y altísimas montañas, la reverencia que en la tradición aborigen canaria despertaban estos accidentes geomorfológicos entre los primeros pobladores de las Islas.

Max ha estrenado un documental sobre un frustrado suicidio colectivo en Tenerife

No solo Heide Fittkau-Garthe usó el Teide entre sus adoradores, cuyos movimientos en nuestra región pasaron desapercibidos al relacionarse únicamente entre el exclusivo grupo de personas de su nacionalidad, afirmando que desde la majestuosa montaña serían «transportados a una nave espacial porque en la Tierra habría un cataclismo».

L. Ron Hubbard, fundador de la Iglesia de la Cienciología, defendía que en el pico canario se recogieron los llamados «materiales de OT-III» que para esta doctrina considerada una secta en algunos países fue uno de los volcanes adonde hace 75 millones de años fueron arrojados los thetans, según los cienciólogos, inmortales seres espirituales.

L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología.

L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología. / La Provincia

Siguiendo con los argumentos mencionados antes sobre los factores que han facilitado o beneficiado la presencia en el Archipiélago de grupos sectarios, el discreto enclave que una finca de plátanos en la localidad de San Sebastián de La Gomera, llamada El Cabrito, aportó en la década de 1980 a la secta creada por el conocido pintor austriaco Otto Muehl, a quien finalmente se acusó de, entre otras cosas, defender el amor libre entre sus seguidores, un asunto que podría quedar en una cuestión de preferencias si entre las implicadas en aquellos encuentros no hubiesen niñas menores de edad, hijas algunas de ellas de acólitos del grupo.

Como último ejemplo acerca de las características que históricamente han favorecido que en las Islas se establezcan esos peligrosos clanes cabe destacar el caso del estadounidense David Brandt Berg, fundador de la secta Niños de Dios, quien, aprovechando el trasiego en Canarias de turistas extranjeros, se instaló en 1974 en el municipio del Puerto de la Cruz, en Tenerife. Abusaba de mujeres y niñas presentándose como un elegido de Dios, deidad de la cual aseguraba haber recibido un mensaje con la misión de reunir a los corderos del Señor para salvarlos del fin del mundo.

Otto Muehl, de la secta El Cabrito.

Otto Muehl, de la secta El Cabrito. / La Provincia

Con estos antecedentes es también comprensible que hayan surgido en la región canaria distintos especialistas en este controvertido tema como, por ejemplo, el tinerfeño Manuel Pérez Torres o el grancanario Jaime Rubio Rosales, aunque el apasionante y delicado asunto ha generado, asimismo, un interesante debate entre otros expertos que no consideran apropiado emplear el término de secta para hacer referencia a las creencias de estas comunidades religiosas o espirituales que desarrollan sus prácticas en las Islas y prefieren utilizar conceptos como religiones foráneas, prácticas religiosas o creencias espirituales.

«Al fin y al cabo», aclara una de las personas consultadas, «lo que es o no considerado como una secta o religión es un tema histórico y contextual que parte de quién tiene el poder religioso; quién puede o no tomar decisiones sobre los cuerpos, destinos o bienes de sus seguidores; de quién tiene el poder de hacer uso de los espacios públicos y cuáles rituales son bien vistos o aceptados».

La presunta líder de una secta neochamánica en las Islas.

La presunta líder de una secta neochamánica en las Islas. / La Provincia

Utilizar el término secta, argumenta ese sector de profesionales, eclipsa por las connotaciones negativas que tiene el empleo de dicha palabra. «Cualquier cosa que se diga» para dar «una explicación» imparcial a este fenómeno siempre estará contaminada «si se continúa usando» dicha expresión.

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