El mundo cotidiano de Elliot Erwitt

Una muestra de 135 piezas del fotógrafo de la Agencia Magnum puede visitarse en Madrid

El mundo cotidiano de Elliot Erwitt

El mundo cotidiano de Elliot Erwitt

francisco r. pastoriza

La primera gran exposición dedicada al fotógrafo Elliott Erwitt en España fue en octubre de 1989 en Madrid, en el antiguo depósito del Canal de Isabel II reconvertido en sala de exposiciones. Allí descubrimos a este fotógrafo a través de 112 obras en blanco y negro que el autor calificaba de «antifotografías». Erwitt declaraba entonces que «la fotografía es mirar y organizar un poco lo que ves». En esta premisa basa su técnica fotográfica, que registra una dedicación especial a la presencia humana, preferentemente de niños. También hay muchos animales en sus fotos, sobre todo perros, por cierto, con las piernas y manos de sus dueños, pues los capta situando la cámara al nivel de la mirada de los animales. A los perros les dedicó nada menos que cuatro de sus libros. Su filosofía se resume en una de sus frases: «Para que una fotografía sea buena debe tener equilibrio, forma y fondo. Pero para ser muy buena también debe tener una magia indefinible». Ahora, en otra sala del Canal se presenta una nueva exposición del fotógrafo, que falleció el pasado mes de noviembre a los 95 años en su casa de Manhattan.

Esta exposición acoge bajo el balzaquiano título de La comedia humana una muestra de fotografías de Erwitt en las que abundan escenas de la vida cotidiana tomadas en diversas partes el mundo. En ellas hay algo más que imágenes de personas y de animales. Hay ironía, hay humor y hay una mirada curiosa sobre seres humanos y animales que provoca en el espectador una reflexión acerca de lo que le rodea. También ternura, como en la fotografía de una de sus cuatro esposas con su bebé bajo la mirada de un gato. La última sección de la exposición recoge las fotografías que acercan la obra de Erwitt a una abstracción que surge de tomas originales desde perspectivas insólitas.

Nacido en París, hijo único de emigrantes rusos de origen judío huidos de la revolución bolchevique, Elio Romano Erwitz se educó en Milán, donde vivió durante diez años, y en 1939, con la llegada de Mussolini en Italia y el nazismo en Alemania, emigró con su familia a los Estados Unidos. Completó sus estudios en Nueva York y Los Ángeles, las ciudades en las que se estableció tras su llegada a América. Fue en Nueva York donde comenzó a interesarse por la fotografía al conocer la obra de autores europeos como André Kerstéz, Brassaï y Man Ray. El fotógrafo Roy Stryker, encargado de coordinar el trabajo de los fotógrafos que documentaban la Gran Depresión americana, le encargó un trabajo sobre la ciudad de Pittsburgh.

Entre 1951 y 1953 trabajó como fotógrafo para la Marina norteamericana en bases militares en Francia y en Alemania. Con las fotografías de esta experiencia bajo el título Cama y aburrimiento, participó en un concurso de la revista Life del que quedó segundo.

Hizo también fotografía de moda y campañas publicitarias para marcas como Coca-Cola. En Nueva York conoció en 1949 a Robert Capa y Edward Steichen. El primero le facilitó entrar en la Agencia Magnum en 1953 y Steichen seleccionó algunas de sus fotografías para la exposición The Family of Man. Antes de entrar en Magnum ya publicaba sus fotos en las revistas Collier’s, Look, Life y Holiday y llegó a dirigir la Agencia en dos periodos de la década de los sesenta. En 1964 acompañó a Fidel Castro y Che Guevara en Cuba para un reportaje que publicó en la revista Newsweek. Volvió a la isla en 2015 para reencontrarse con lo que definía como «la gente más amable y generosa de espíritu del mundo», objetivo preferente de sus cámaras, antes que la imagen tópica de una ciudad medio destruida y de los coches de los años cincuenta que atraen a tantos fotógrafos. Como fotoperiodista también hizo reportajes en Italia después de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania sobre el muro de Berlín, y en los Estados Unidos sobre la segregación racial. Erwitt era también un excelente retratista, como demuestran las fotografías que hizo a celebridades como John F. Kennedy, Fidel Castro, Kerouac, Kruschev, Nixon, Truman Capote, Grace Kelly o Marilyn Monroe, una faceta que no figura en esta exposición. Es muy conocida su fotografía del rostro de Jacqueline Kennedy cubierto por un velo negro durante el funeral de John Kennedy en el cementerio de Arlington en 1963, cuando ejercía como fotógrafo oficial de la Casa Blanca.

Excepto en algunos reportajes publicitarios y trabajos marginales, Erwitt siempre utilizó el blanco y negro en sus fotografías, porque asegura que es más interpretativo que descriptivo y «ofrece una interpretación más libre, más expresiva y emotiva». Otra característica de la obra de Erwit es que titula sus fotografías únicamente con el nombre de la ciudad y el año en que fueron tomadas.

En los años 70 Erwitt enfocó su actividad hacia el cine y la televisión con la dirección de varios cortos (Arthur Penn: The Director, Beauty knows no pain o The glass makers of heart) y en los años 80 participó en cerca de una veintena de producciones para HBO.

Elliott Erwitt publicó más de una veintena de libros, entre los que sobresalen Son of Bitch, Photographs and Antiphotographs y The Angel Tree. Uno de ellos, The Art of André S. Solidor, publicado en 2010, contiene una sátira sobre la fotografía artística contemporánea.