Mancomunidad del Norte | La planificación económica y social a lo largo de los años

Del campo de golf al bienestar y salud

El modelo de desarrollo en el Norte evoluciona en las últimas dos décadas para pasar de los grandes proyectos ‘estrella’ a un desarrollo ligado a la calidad de vida

Parque Científico y Tecnológico de Gáldar | LP/DLP

Parque Científico y Tecnológico de Gáldar | LP/DLP / Javier Bolaños

Javier Bolaños

Javier Bolaños

Campos de gol, muelles deportivos, la autovía de la costa y algunas carreteras del interior, un gran área industrial equiparable a Arinaga, polígonos ganaderos asociados a industrias de transformación, granjas marinas y los camping para autocaravanas y casetas de campaña. Estos eran algunos de los proyectos estrella del primer Plan de Competitividad del Norte de Gran Canaria diseñado por una consultora en 2004 por encargo del Gobierno de Canarias y aprobado al año siguiente por la Mancomunidad de Ayuntamientos, que marcaban la hoja de ruta de las inversiones para el desarrollo de una comarca, que en ese periodo sufría años de desamparo de las instituciones públicas, después de haberse volcado hacia el Sur y Sureste de Gran Canaria, siguiendo la inercia de la explosión del turismo desde mediados del siglo pasado.

La evolución de la sociedad y de la economía ha derivado que el nuevo Plan Estratégico 2021-2030 haya puestos ahora sus bases hacia propuestas de gestión sostenible de los recursos y la mejora de la calidad de vida y democrática, la igualdad social y la seguridad ciudadana, que incluyen propuestas como las residencias de personas mayores, la economía circular y del entretenimiento, y las energías renovables.

El plan inicial recogía un área industrial de un millón de metros y ahora se aboga por las energías limpias

Los planes estratégicos diseñados para el Norte han evolucionado desde el primer documento de comienzos de siglo al último que acaba de aprobarse, y que tendrá vigencia a lo largo de esta década.

Un retrato de aquellos inicios de este siglo es remontarse a una comarca en decadencia. Para hacernos una idea, si en la mitad del siglo pasado casi 30 de cada 100 habitantes vivían en los diez municipios del Norte (ahora se ha incorporado Tejeda), en 2001 ni siquiera llegaban a 16.

Los alcaldes hablaban en ese momento de que la Isla se había escorado por el turismo. Y el resultado es que muchos habitantes habían levantado sus hogares y se habían mudado en busca de nuevas oportunidades, abandonando actividades ligadas al campo, ante la acuciante pérdida de ingresos y perspectivas de futuro. La tasa de paro era del 18%, frente al 12% de media en Canarias. Y el índice de actividad económica era del 2,4% regional.

Rumbo Norte

Con estos y otros datos socioeconómicos, unido al elevado nivel de protección del territorio en la zona, el Gobierno de Canarias respaldó lo que venía a ser el Plan de Competitividad del Norte de Gran Canaria en 2005, al que se sumó luego el Cabildo con su plan Rumbo Norte, que ahondaba en la creación de empleo y en un lavado de cara del corredor costero.

El ejemplo de ese olvido consentido era la falta de infraestructuras viarias, que ocasionaban kilométricas retenciones diarias en las carreteras del Norte, y que llevaron a los dirigentes políticos de entonces a encabezar una manifestación en la capital en 2005, que paralizó la vida en la comarca y sensibilizó a los cargos políticos insulares y regionales.

Esa lucha sirvió para que llegara dinero y obras, como el tramo Bañaderos-La Granja del Cabildo, Guía-Pagador, la carretera de La Aldea, Arucas-Firgas, y el cierre de la Circunvalación La Palmas de Gran Canaria-Arucas. Dos décadas después todavía siguen existiendo flecos relevantes, como dejó de manifiesto el actual presidente de la Mancomunidad y alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo, durante su toma de posesión el 17 de enero, recordando que la travesía El Pagador-Bañaderos tiene una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, que causan problemas de tráfico e inseguridad.

Algunas de las carreteras que se reclamaban a inicios de siglo siguen sin ejecutarse o abrirse

El primer Plan de Competitividad a desarrollar hasta 2010 de la mano del Gobierno recogía la puesta en marcha de una gran área logística y parque empresarial, aprovechando el puerto de Agaete. También se fijaba entre las medidas el desarrollo de un turismo de calidad, con tres campos de golf de 18 hoyos en Guía, Gáldar y Arucas. Ninguno vio la luz, y debían ir unidos a urbanizaciones de lujo. También se recogían muelles deportivos en San Felipe de Guía, el puerto de La Aldea y Las Nieves, que conllevarían actividades complementarias, como la práctica del submarinismo, surf, parapente o ala delta.

En materia agrícola y ganadera se hablaba de nuevas y más competitivas formas de explotación, como la floricultura, y la creación de polígonos ganaderos de ámbito comarcal y municipal. Y también se proponía la implantación de la acuicultura, que hasta ahora nunca ha visto la luz en este lado de la costa grancanaria.

El plan contemplaba en el ámbito turístico la creación de una marca promocional única para las casas y hoteles rurales, alojamientos de cabañas de madera y albergues, y los camping.

En el ámbito de salud, se trataba de recuperar Los Berrazales, y la puesta en marcha de clínicas geriátricas y villas independientes en Agaete (en este caso hay un proyecto privado en marcha), y la reexplotación del hotel-balneario con las aguas termales de Azuaje en Moya-Firgas (quedó bloqueado por las restrictivas normas medioambientales de la zona y la imposibilidad de que el viejo centro tuviera más camas).

La sociedad actual exige una economía dirigida a la atención de los mayores y al entretenimiento

Incluso, fuera del plan, el entonces consejero regional de Economía José Carlos Mauricio llegó a sugerir en la presentación del plan la opción de construir un aeroclub entre Gáldar y Agaete.

Sí se ha potenciado desde entonces la revitalización de las zonas comerciales abiertas, para hacer frente al atractivo de los grandes centros comerciales de la capital y de Telde. Y la red de senderos se ha expandido por los distintos municipios, incluso se está recuperando el camino de Santiago, desde San Bartolomé a Gáldar, cruzando toda la geografía insular.

Aunque La Aldea tiene su propio muelle, lleva años sin explotarse convenientemente por Puertos Canarios, pese a su gran potencial, no solo para el sector pesquero, sino también como entrada y salida de barcos turísticos. Para ello haría falta mejorar el abrigo exterior para hacer frente a las corrientes del sur, que anegan de arena sus fondos y limita las dimensiones de los barcos.

El turismo de los cascos históricos ha dado un gran avance, y en gran parte el turismo arqueológico, además del cultural. En este caso se hablaba de la Fundación Pepe Dámaso, y el Cabildo ya compró su casa de Agaete para este fin, como también se ha trabajado algo en el negocio gastronómico, no tanto como una ruta como se quería entonces, pero sí dentro de Arucas, Gáldar, Moya, Agaete, Valleseco, Artenara y ahora Tejeda, por citar los ejemplos más relevantes.

También se proponía crear rutas como la del queso, en la que se está trabajando y se quiere hacer ahora una Universidad para fortalecer su actividad y el empleo; de los barranco y las del Pino, entre Teror, Valleseco y Firgas.

Centro logístico

El plan creaba tres grandes polos económicos de cobertura comarcal en su tres mayores municipios. El primero era un centro logístico, industrial y empresarial, teniendo como centro neurálgico San Isidro de Gáldar, con expansión hacia Agaete, y debía reunir un millones de metros cuadrados, con una zona residencial para los trabajadores. A esto se unían otras áreas más pequeñas en los distintos pueblos.

El precio desmesurado de los terrenos en la zona hizo que se reconsiderara la idea. Y la alternativa, que ya contaba con financiación regional, fue el nuevo Parque Científico y Tecnológico en el antiguo centro de menores de la Punta de Gáldar, que ya cuenta con el parque solar público más grande de Canarias, y que espera atraer a universidades y empresas con proyectos pilotos sobre economía circular y energías limpias.

El otro gran hito es el centro multifuncional. Se hizo en parte con la recuperación del Nuevo Teatro Viejo de Arucas que, además de la zona escénica, es la sede de la Mancomunidad. Y, por último, el gran mercado agrícola comarcal que se acaba de inaugurar Guía. Esto iba asociado al incremento de un 4% de la superficie cultivada para autoconsumo, la puesta en marcha de un banco de tierras y una oficina comarcal para potenciar el campo.

El plan contemplaba un polígono ganadero comarcal de entre 100.000 y 200.000 metros cuadrados, con un área para acoger industrias de transformación. A esto se unían las granjas-escuela.

La acuicultura tenía su hueco, fijándose una capacidad de producción de 200 toneladas al año de dorada y lubinas, que permitirían facturar 1,3 millones anuales y crear 14 empleos directo.

Mercado Agrícola de Guía.

Mercado Agrícola de Guía. / José Carlos Guerra

La realidad ha cambiado, y con ello la filosofía de los planes estratégicos. El alcalde de Valleseco y el vicepresidente segundo de la Mancomunidad, Dámaso Arencibia, es uno de los pocos que ha vivido esta evolución, ya que entre 2003 y 2007 asistía a las reuniones como concejal que era entonces de la oposición, y desde entones como regidor y en una etapa presidió la institución comarcal.

Arencibia detalla que en nuevo documento en vigor sigue las directrices internacionales, que son necesarias para acogerse también a las ayudas. «Parece lo normal o lo correcto seguir las políticas y directrices al respeto en materia de medio ambiente, turismo sostenible y energías limpias, en las que la Mancomunidad viene y quiere seguir trabajando. Todo ello enlazado al cambio de las sinergias internacionales y las políticas públicas de desarrollo sostenible, acompañando nuestro Plan Estratégico a cualquier política europea que se quiera implantar , diseñada y fijada por esa política de desarrollo sostenible. Si fuéramos por otra línea de trabajo sería difícil conseguir ayudas».

Y añade que al desarrollo sostenible se ha ido implementado a la huella carbono, las políticas medioambientales y economía circular, en la línea de lo que se viene impulsando por la evolución normativa, y las políticas públicas de los distintos países. El nuevo Plan del Norte incide en 61 de las 167 metas de la Agenda 2030. Las políticas a ejecutar «deben priorizar la gestión sostenible de los recursos del territorio, incluyéndose en este término, la tierra, el océano que nos rodea y el aire que respiramos. La gestión adecuada de nuestro entorno, así como de nuestro medio urbano mejorará la calidad de vida». Los años no han evitado que muchas de los problemas siguen vigentes. La Mancomunidad ha experimentado un ligero descenso de habitantes desde 2010 (cae un 1,3%). Y sufre un envejecimiento de la población.

El Plan Estratégico 2021-2030 establece un nuevo modelo de desarrollo, que perfila el futuro económico de sus once municipios, y se adapta a los tiempos, analizando las mejores ideas para «cuidar de las personas y el planeta a través de una hoja de ruta universal, integral y transformadora», tal y como establece Naciones Unidas.

Nuevo Teatro Viejo de Arucas, en la última toma de posesión.

Nuevo Teatro Viejo de Arucas, en la última toma de posesión. / LP/DLP

El documento se desglosa en 20 ejes, que tratan sobre el planeta, personas, prosperidad, paz y alianzas. En conjunto, fija 103 acciones, que requieren una inversión de 25 millones de euros. Uno de los retos es propiciar la economía circular. Para ello se apuesta por promocionar el consumo de productos agroalimentarios de la comarca en el resto de la Isla, no solo en hoteles y domicilios, sino también en los propios comedores escolares.

Entre las iniciativas está la gestión sostenible del agua, al detectarse muchos núcleos residenciales con una red de abastecimiento y saneamiento deficitario. Y fortalecer la capacidad del norte para hacer frente a los riesgos relacionados con el cambio climático.

Se apuesta ahora por una gestión sostenible de los recursos marinos y costeros por impulsar la explotación sostenible del mar, mediante la combinación de la pesca artesanal y la biotecnología marina, así como en el control de los vertidos ilegales al mar.

Un objetivo es disminuir la población en riesgo de caer en la exclusión social. Se trata de identificar a las personas vulnerables, para darles una atención social. Por otro lado, fortalecer la seguridad alimentaria. El éxodo rural que sufre la comarca desde hace años pone en peligro la supervivencia de oficios tradicionales.

Para lograr una salud y el bienestar, se potenciará el deporte, la actividad cultural, el envejecimiento activo y eliminar los puntos negros de la mortalidad en los accidentes de tráfico. A esto se suma la lucha contra el absentismo escolar, y un turismo sostenible.

Se promueve la economía azul (recursos marinos), la economía naranja (creativo y entretenimiento), y la economía plateada (la atención a personas mayores). También, el fomento del emprendimiento innovador

Un novedoso aspecto es reivindica la calidad democrática, unido a la seguridad ciudadana (incluida la instalación de cámaras de vigilancia en determinadas calles), y la igualdad de las personas.

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