Los 50 años del nacimiento de la fuerza mancomunada de la comarca

Gran Canaria sufría los efectos de una prolongada sequía, que había puesto en situación de alerta máxima al sector agrícola y, sobre todo, a los plataneros, llevando al abandono de muchas fincas. Y el sector turístico atravesaba una crisis, que llevaba a la subasta de hoteles en la capital y en el Sur. En este marco histórico de las postrimerías de la dictadura de Francisco Franco, tres pueblos de marcado carácter rural como Gáldar, Guía y Agaete acordaban crear la Mancomunidad de Ayuntamientos del Noroeste en 1974, para dar «un salto de calidad en la prestación de servicios». Esa institución supramunicipal creció hasta englobar ahora once municipios, con una población de 125.267 habitantes, que lucha por conservar sus señas de identidad cultural y medioambiental como complemento al sur turístico, y la búsqueda de nuevas oportunidades económicas. Ahora la comarca conmemora los 50 años de esta unión en defensa de sus intereses, bajo la identidad de Mancomunidad del Norte.

Los municipios de Gáldar, Santa María de Guía y Agaete se pusieron de acuerdo en una decisión inédita en la época para agrupar sus intereses, sin llegar a fusionarse. Corría el año 1973, y se dibujaba la voluntad de «lograr mejoras para esta zona de la isla» y para la prestación de varios servicios. Pero no sería hasta el 1 de junio de 1974 cuando tenía lugar en Guía la constitución formal de la Mancomunidad del Noroeste de Gran Canaria. Al acto asistieron el entonces alcalde de Agaete, José Antonio García Álamo, y su concejal Alberto Hernández Rodríguez; el alcalde de Gáldar, José Estévez Rodríguez, y los concejales Antonio Cambres Jiménez y José Sosa Guzmán; y el alcalde de Guía, Ignacio Arencibia Miranda, junto a Luis Fernando Estévez Guerra y Salustiano Álamo Suárez.

El acto de toma de posesión estuvo presidido por una alta autoridad entonces, como era el gobernador civil de la provincia, Enrique Martínez-Cavañete Moreno, hallándose presentes Alejandro Castro Jiménez, en representación del Cabildo Insular y de la Mancomunidad Provincial Interinsular, y de Ervigio Díaz Bertrana, subjefe provincial del Movimiento y consejero del Cabildo, tal y como se recordaba entonces.

El acto alcanzó una enorme relevancia, como dio testimonio este periódico La Provincia, que llegó a publicar un editorial junto a la extensa información, en la que se concluye que «Queremos insistir en que el acto de ayer tuvo para la Isla importancia histórica», después de haber hecho una encendida defensa durante meses.

El primer presidente sería Ignacio Arencibia (Guía), el municipio que acogió el acto de la firma protocolaria, y como vicepresidente se nombró a José Estévez (Gáldar).

En su intervención, Arencibia avanzó sobre «lo que va a consistir la labor fundamental de la Mancomunidad constituida, hermanando a los tres municipios en sus problemas, en sus inquietudes y en sus necesidades para buscar soluciones adecuadas en consonancia con los medios económicos».

La Cuesta de Silva

La unión vino asociada a la visita oficial del gobernador civil a los tres municipios, con la anunciada ausencia del entonces presidente del Cabildo, Lorenzo Olarte.

Como recogía en su crónica Santiago Betancort en La Provincia, el alcalde de Agaete «no escondió en sus palabras la crisis que se padecía dentro de agricultura, destacando asimismo la riqueza de la costa dentro de la industria pesquera». Y destacó la evolución, dando como dato que su presupuesto municipal entonces era de 25 millones de pesetas (algo más de 150.253 euros).

Además se advertía del «estrangulamiento» que supone la Cuesta de Silva, previéndose a tenor de las distintas manifestaciones políticas del momento que pudiera ponerse en marcha ese año.

Por su parte, el alcalde de Gáldar defendió en el encuentro posterior en su pueblo su demanda en materia de abastecimiento de energía, e insistió en la red viaria.

La manifestación de 2005

Guía acogería finalmente el acto de constitución formal. «No se trata de algo ceremonioso y rutinario el acto que hoy celebramos. Si el pueblo de las localidades del Noroeste ha podido en algún momento sentirse vinculado con un momento a la unidad política local de considerarse a partir de ahora como unidad política comarca de la zona, es precisamente este», según Ignacio Arencibia. E insistió en que el objetivo es «aunar los esfuerzos y las posibilidades económicas de estos municipios para la creación y establecimiento de diferentes servicios».

Martínez-Cañavete instó a que no sean solo los alcaldes los que se sientan vinculados en esta tarea común». Y añadió que «dejéis a un lado esas rencillas que lógicamente se suscitan entre todos los municipios colindantes, y que seáis capaces de pensar seriamente en la constitución de mancomunidades. Yo me atrevería casi, en algunos casos, a pensar que se podía ir a fusionar municipios».

Del 1 de junio de 1953, al 1 de junio de 2024; de la Mancomunidad del Noroeste a la actual denominación de Mancomunidad del Norte, con una superficie global de 571,72 kilómetros cuadrados; y de tres pueblos a 11 municipios (los tres citados, y Arucas, La Aldea, Moya, Firgas, Teror, Valleseco, Tejeda y Artenara). Estamos hablando de medio siglo de evolución histórica, en el que los retos han evolucionado, pero los objetivos de lucha por unos intereses comunes se mantienen intactos.

El cambio de denominación para pasar a llamarse Mancomunidad de Ayuntamientos del Norte de Gran Canaria se hizo efectivo en 2001. En estos años, la institución se ha consolidado con un aumento sustancial del número de municipios que la integran, siendo en 2000 cuando adquiera la dimensión actual, como consecuencia de «la ampliación de sus competencias, la disponibilidad de una sede propia, una reorganización de sus recursos, el aumento de su presupuesto, así como un paulatino aumento en la dotación de personal».

En los años 60, el eje de gravitación económica de la Isla de Gran Canaria cambió del Norte al Sur.

La explosión turística supuso que la mayor parte de las inversiones en estos últimos 50 años hayan ido destinadas a cubrir las necesidades de infraestructuras del Sur de la Isla, dejando en el olvido al Norte. A esto se unía una emigración interior por falta de oportunidades en el campo, derivando en la actual amenaza de una España vaciada, con el riesgo que eso supone también para el paisaje y el abandono de la agricultura, la ganadería y las tradiciones. En la última década, gracias la presión política y social se ha tratado de frenar ese desequilibrio en infraestructuras e inversiones.

El ejemplo más claro fue la movilización del 18 de abril de 2005, cuando los diez alcaldes impulsaron una manifestación bajo el lema “El Norte por sus carreteras”, que llevó a un cierre patronal con apoyo laboral para exigir carreteras del siglo XXI, ya que las existentes estaban estrangulando la economía y a la población, con colas inaguantables a diario.

«La unanimidad de los apoyos obtenidos, se corresponde con la unanimidad en la necesidad de reivindicar el derecho igualitario de los ciudadanos del norte de Gran Canaria a disponer de unas infraestructuras básicas ‘dignas’, acordes al tiempo en que vivimos, buscando siempre la calidad de vida de nuestros ciudadanos», según la declaración posterior a esta protesta, que reunió en Las Palmas de Gran Canaria a 15.000 personas de toda la Isla, ya que fue respaldada por otros municipios.

Enorte, ciencia e industria

La consolidación de sus proyectos tiene su ejemplo más palpable en la celebración anual de su feria empresarial, con sus 22 ediciones. El certamen pasó de llamarse Fenorte (lo que podía confundirse con la patronal) a la actual Enorte.

Y como grandes hitos estratégicos están la sede oficial en el Nuevo Teatro Viejo de Arucas, el Parque Científico y Tecnológico de la Punta de Gáldar (aunque en un principio se barajó acometer un gran polígono industrial en torno a San Isidro) y la creación del Mercado Agrícola comarcal en Guía.

Todo ello, «con el objetivo de conseguir la dinamización económica y social de esta parte de la Isla que sufría un verdadero retraso económico respecto al resto de Gran Canaria y Canarias al haber quedado al margen del desarrollo turístico del que depende el 80% del PIB de las Islas Canarias».

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