Ajodar: la fortaleza perdida de los antiguos canarios | Tercera parte

La Fortaleza de Bentayga

La primera operación militar de los castellanos en la Caldera de Tejeda tuvo lugar en el roque que, al ser imposible de asaltar, fue cercado en una maniobra de asedio

El complejo de fortalezas de la Sierra del Bentayga.

El complejo de fortalezas de la Sierra del Bentayga. / Julio Cuenca

En el otoño de 1482, el contingente militar castellano del general Pedro de Vera lleva a cabo el cerco de la fortaleza canaria del Bentayga. Nunca antes, en los largos años de guerra, los castellanos se habían enfrentado con los canarios en una de sus fortalezas. La intención, al ser prácticamente imposible tomarla por asalto, era establecer un cerco para sitiarla por hambre y sed, al estilo de como lo hacían con las fortificaciones nazaríes. Se trataba de la primera operación militar a lo largo de los años de guerra dentro de la Caldera de Tejeda, donde ahora iban a entrar por primera vez, las tropas castellanas, gracias al apoyo prestado por Fernando Guanarteme y su contingente de canarios leales, que guiaron al ejército prácticamente hasta las estribaciones de la fortificación por caminos y pasos donde antes nunca se habían atrevido a entrar los cristianos.

Antes de poner en movimiento a su ejercito, Pedro de Vera necesitaba saber más sobre la población canaria que había abandonado sus grandes asentamientos de Gáldar, TeldeAgüimes y Tirajana, entre los más importantes, para desplazarse hacia el interior montañoso de la isla. Por ese motivo envía a Fernando Guanarteme, junto con el intérprete Juan Mayor, para que averiguara donde se encontraba la resistencia canaria, con cuántos guerreros contaban, de que medios disponían, cómo eran sus fortalezas y, por último, si estaban dispuestos a rendirse. 

Fernando Guanarteme y una parte del contingente de guerreros canarios, leales, siempre acompañado además del lengua Juan Mayor, que tenía como misión informar a Pedro de Vera de todo lo que acontecía, primero se dirigen a Gáldar, que encuentran casi despoblada. Allí es bien recibido por la exigua población que quedaba, y es informado que el grueso de la gente, hombres, mujeres y niños, junto con Arminda, la Heredera de la Tierra, hija del Guanarteme difunto de Gáldar, Egonayga Semedán, y un importante contingente de guerreros canarios bajo el mando del Guayre Tazarte y Bentejuy, el hijo del fallecido Guanarteme de Telde, se habían hecho fuertes en el interior de la Caldera de Tejeda. Que allí habían ocupando varias fortificaciones naturales modificadas por los canarios y que habían construido graneros en los lugares más inaccesibles, cuevas de habitación, cisternas para el agua y cuevas rediles para el ganado, levantado murallas y empalizadas con piedras cerrando los pasos y haciéndolos inaccesibles. De estas fortalezas tenían varias repartidas por en el interior de la Caldera, comunicadas entre si mediante senderos y atajos que solo ellos conocían y que les permitían desplazarse de una fortaleza a otra con gran rapidez. 

Una vez informado se dirige sin mayor dilación hacia el interior de la Caldera de Tejeda, a la Fortaleza del Bentayga, donde sabía que estaban los líderes de la resistencia con parte de la población, repartida por las diferentes fortalezas que existían en la Caldera. El impacto en la población allí refugiada al ver al antiguo Guanarteme regente vestido ahora con ropajes castellanos y acompañado de un interprete, Juan Mayor, hablándoles para que se rindieran porque recibirían toda clase de favores, se les respetarían las tierras, etc, todo esto, tuvo que causar una profunda impresión entre la población canaria que allí se encontraba dispuesta a morir antes de ser esclavizada.

Entregarse y salvar sus vidas

Fernando Guanarteme les intenta persuadir para desalojar la fortaleza y entregarse a cambio de salvar sus vidas. No hubo acuerdo y el converso se retira al fortín de Agaete, desde donde envía informe al Real de Las Palmas sobre el fracaso de su gestión para convencer a los canarios de que se rindieran, lo que motiva que el grueso del ejercito castellano se ponga en marcha, por mar y tierra para llegar a la Caldera de Tejeda, y poner sitio a las fortificaciones de los canarios:

«Prevínose la gente, que habia de ir contra los canarios a buscarlos, a sus fortalezas, y la previsión de guarnecer el Real que no fuese acometido, y salio con brevedad camino de Galdar, guardando el paso del risco, no lo cogiese el enemigo, llegamos a Bentaiga, a poner sitio a el risco, que sola una subida, que un hombre desde arriba puede el solo defender, tomose la vanguardia Miguel de Mujica con sus 300 vizcainos, sitió el paso, estuvieron alli 15 dias en los cuales no sacamos de los canarios ningun fruto, echaban grandes piedras desde lo alto a rodar, eran a modo de molinos con un agujero en medio, y un palo atravesado para que cuando rodasen viniesesn siempre iguales, nos mataron ocho españoles, y desde lo alto del risco más empinado arrojaban pedazos de niños divididos a trozos que se les debian de morir que causaba muchísimo horror a los cristianos: Y en tanto peligro quiso acometer Miguel de Mujica sin ocasión, envióse a buscar más gente y hecho el escuadron fuimos a acometerles con más furia que la pasada, y nos hallamos engañados porque la noche antes se habian huido todos llevando consigo a su señora, en lo alto de aquel risco empinado a modo de torre, hay una grande llanura, con una fuente a modo de charco, dejaron aquella noche una gran hoguera, ardiendo conque juzgamos no haber fraude alguno». (Marin y Cubas, T. Cap.X)

La operación contó con el apoyo de Fernando Guanarteme y su contingente de canarios, que guiaron al ejército hasta la fortificación

El Roque Bentayga constituye uno de los escasos sitios arqueológicos de los antiguos canarios que siendo mencionado por los cronistas de la conquista ha podido ser identificado con precisión. Y esto debido fundamentalmente a qué el topónimo primigenio no se ha perdido, aunque en las crónicas aparece mencionado como: Bentagay, Ventagay, Ventaguade o Ventagaire. 

Existen además otras pruebas que apuntan al que el Bentagay de las antiguas crónicas es el Bentayga actual. Las evidencias arqueológicas nos hablan de un enclave natural fortificado con presencia de cuevas de habitación, graneros colectivos fortificados, necrópolis y lugares para la celebración de rituales.

La cara sur del Bentayga, donde se concentra la mayor parte de la cuevas graneros, viviendas y la necrópolis, en los cuatro niveles que se explican en el texto.

La cara sur del Bentayga, donde se concentra la mayor parte de la cuevas graneros, viviendas y la necrópolis, en los cuatro niveles que se explican en el texto. / Julio Cuenca

Roques de paredes

Este complejo arqueológico, del Roque Bentayga-Roque de Cuevas del Rey, conforma uno de los ejemplos más característicos de cómo los canarios aprovecharon formaciones naturales como montañas y roques de paredes escarpadas para construir sus fortificaciones, creando espacios para refugiar a la población en cuevas excavadas y otras naturales retocadas, además de construir complejos graneros fortificados, llenos de silos en los lugares más inaccesibles de esas fortalezas. Donde hubiese o no conflictos siempre eran usados como lugares seguros para guardar el grano y otros materiales para construir herramientas y el procesado de los alimentos. Otras cuevas se agrandaban para usarlas como refugio de los ganados. El agua era un elemento principal. Sin fuentes de agua próximas donde canalizar y almacenarla en cisternas excavadas no podría soportarse un asedio por mucho tiempo. Por eso era fundamental encontrarla y protegerlas.

Por lo general estas fortalezas-graneros estaban asociadas a zonas de enterramiento, que en estos casos alcanzaron un significado especial. Los muertos son custodios de las semillas.

En estas fortalezas-graneros se creaban también espacios para la celebración de sus rituales, porque por lo general estaban localizadas en los lugares mas elevados de la Isla, donde tenían sus principales santuarios. 

En el centro geográfico

La especial ubicación del Bentayga, prácticamente en el centro geográfico de la Caldera de Tejeda, así como su propia configuración de auténtica fortaleza natural, que se yergue como un cuerno sobre una plataforma a modo de espolón, de paredes abruptas e inexpugnables, con alturas que alcanzan los 1.412 metros sobre el nivel del mar, todo ello unido a la propia naturaleza geológica del sitio, con materiales relativamente fáciles de excavar, ofrecía a los canarios las condiciones adecuadas para su elección como lugar seguro donde refugiarse y defenderse de ataques.

Por lo general estas fortalezas-graneros estaban asociadas a zonas de enterramiento, que en estos casos alcanzaron un significado especial. Los muertos son custodios de las semillas.

Los propios cronista de la conquista cuando relatan los hechos de armas que sucedieron en la Caldera de Tejeda, donde se había refugiado la población canaria, describen con temor y admiración lo que entonces consideraron como el más importante «alcázar» de los canarios:

«Llegaron a la Montaña Bentayga, que es de tierra muy roja a modo de almagra y encima tiene una fábrica admirable de la naturaleza, que es un peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida a lo alto muy peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con huesos de gentiles a modo de sepulcros y una fuente de buena agua, que es poca sale corriente fuera; habia en lo alto muchas familias , y ganados que parecían hormigas…» (Sedeño).

Pedro de Vera sufriría un importante revés en el Cerco del Bentayga, donde murieron ocho hombres y fueron heridos otros quince, en su intento por asaltar la fortaleza. Los canarios habían tomado los pasos principales y arrojaban gran cantidad de piedras, que rodaban ladera abajo hasta alcanzar a los que intentaban tomar por asalto los accesos:

«Al fin visto por los nuestros que no les podían entrar ni alli se ganaba cosa alguna, acordaron retirarse para rehacerse de más gente, porque en aquel cerco les habían muerto ocho hombres y herido quince, con pocos daños suyos de los canarios; reforzados pues los nuestros y con más coraje del paso, vuelven sobre ellos, y hallándolos retirados en una fuerza que decían de Jodar». (Crónica Ovetense. Cap.XXI )

La fortaleza más importante

Vamos a describir aunque solo sea de forma resumida, como era esta fortaleza del Bentayga, la más importante de todas las fortificaciones que tenían los canarios en la Isla. Hay que entender también, que la Fortaleza, no solo se refería al Roque Bentayga, sino a una serie de roques alineados, que por la erosión adquieren la forma característica de dientes de sierra, siguiendo una dirección E-O, a lo largo de unos 2 kilómetros de longitud, alcanzando alturas que van de los 1.007 a los 1.412 metros, en la cima del Bentayga. Este complejo arqueológico de los Roques Bentayga, Camello, Cuevas del Rey y El Roquete, que conforma un interfluvio entre los barrancos de Tejeda, al norte, y Timagada al sur, fue el que sometió a un cerco el ejercito de Pedro de Vera.

En el Roque Bentayga hemos contabilizado más de un centenar de cuevas, la mayor parte de ellas en el primer nivel de la vertiente Sur. Una pared muy escarpada donde solo se puede acceder por un paso, fácilmente defendible. Estas cuevas, en su mayor parte naturales, aunque casi todas presentan algún trabajo de excavación, no faltando algunos ejemplos de cuevas enteramente artificiales, fueron utilizadas como antiguas viviendas trogloditas. Sin embargo, son los grandes graneros colectivos fortificados los verdaderos protagonistas del complejo arqueológico de la Sierra y del propio Roque Bentayga. Se grata de un complejo de graneros que se encuentra en este primer nivel de cuevas. Estos graneros fueron excavados y construidos en las partes más inaccesibles. También es reseñable la presencia, en este primer nivel de una necrópolis en cuevas naturales, hoy en su mayor parte saqueadas, que llamarían ya entonces la atención de los primeros cronistas, por la gran cantidad de «huesos de gentiles». 

En un segundo nivel, siempre en la cara sur del Bentayga, se encuentran algunas cuevas artificiales, que parecen estar destinadas al culto, por la presencia de grabados rupestres que representan el triángulo púbico femenino, visibles en el interior de una de estas cámaras. Existe un nivel III, también en la cara sur del Bentayga, donde se encuentran algunas cuevas naturales de gran tamaño, donde hemos realizado excavaciones arqueológicas, obteniendo algunas dataciones que nos hablan de la ocupación de estas cuevas, en los siglos XII y XIII de la Era (1190-1275). Lo más interesante es que esas muestras que se enviaron a datar y que arrojan esta cronología se recuperan en la unidad estratigráfica más superficial de la excavación, lo que nos indica que estas cuevas no fueron reutilizadas después de estas fechas.

Todas las cuevas excavadas de la fortaleza de Acusa, desde donde está tomada la imagen, estaban orientadas hacia el Bentayga y el Roque Nublo.

Todas las cuevas excavadas de la fortaleza de Acusa, desde donde está tomada la imagen, estaban orientadas hacia el Bentayga y el Roque Nublo. / Julio Cuenca

Muralla de piedra seca

Además, se conservan los restos de una fuerte muralla de piedra seca, defensiva, que protegía el acceso por el naciente al nivel III y IV de la Fortaleza.

Pero en los Roques del Bentayga y Cuevas del Rey encontramos también evidencias de antiguos lugares de culto y ritual, que han sido excavados en cuevas o en plataformas de toba en superficie, como la llamada Cueva del Rey o el Almogarén del Bentayga. El denominado Almogarén del Bentayga se localiza en la base de la cara Este del monolito sobre dos plataformas rebajadas en la toba en la que se excavaron cazoletas y canales. Junto a estas plataformas se encuentran dos cuevas artificiales, una de las cuales presenta manifestaciones pictóricas en el interior de su pared Norte, próxima al hueco de acceso. Desde el Almogaren del Bentayga se visualiza prácticamente toda la Caldera de Tejeda.

En este nivel IV hemos localizado dos estaciones de inscripciones alfabéticas del tipo líbico-canario, estratégicamente situadas. Una de ellas se encuentra en el paso por donde solo se puede subir a la cima del Roque y la otra estación la encontramos en un anden artificial colgado sobre el abismo en la cara Oeste del Roque y está orientada aEl Roque de Cuevas del Rey, la Montaña de Altavista y El Pico del Teide.   

La Sierra del Bentayga es en la actualidad un sitio Patrimonio de la Humandiad, al formar parte del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, que fueron declaradas por la UNESCO como Patrimonio Mundial en Julio de 2019, en Bakú, Azerbaiyán.

*Próximo domingo:

La matanza de Ajodar