Turismo

Santiago Santana Cazorla da por «casi desaparecido» su grupo empresarial

Un Juzgado inicia la fase de liquidación de la compañía turística ante la ausencia de propuestas para salvarla

Urbanización de Anfi del Mar, uno de los emblemas del Grupo Hermanos Santana Cazorla

Urbanización de Anfi del Mar, uno de los emblemas del Grupo Hermanos Santana Cazorla / LP/DLP

Santiago Santana Cazorla, líder del Grupo Hermanos Santana Cazorla, considera que esa emblemática empresa hotelera y de la construcción de Gran Canaria va camino de «la desaparición total» tras la resolución del Juzgado de lo Mercantil Número 1 de Las Palmas de Gran Canaria en la que se acuerda iniciar la fase de liquidación de la entidad. 

Se pone fin así a 50 años de historia del turismo isleño por las disputas de los hermanos -Santiago y Manuel- y sus descendientes. No obstante, el equipo jurídico de la parte familiar que encabeza este empresario de San Bartolomé de Tirajana anunció que se va a estudiar la decisión del magistrado con vistas a interponer un posible un recurso de reposición o de apelación. 

Desde Marruecos, donde reside y ha trasladado parte de sus negocios, Santiago Santana Cazorla adelantó que va «a seguir luchando» por rescatar el grupo empresarial, aunque admitió que ya está muy debilitado tras declararse el concurso necesario de acreedores en marzo de 2021 al no poder hacer frente a las deudas contraídas. 

«Habrá que ir a la liquidación y a ver qué pasa ahora, pero como la familia de mi hermano y Lopesan están compinchados, yo creo que desaparece casi seguro, porque la empresa constructora ya ha perdido pie, al igual que la parte hotelera y de servicios», apuntó.   

A su juicio, el declive de la empresa se debe a dos hechos concretos. Se inició en febrero de 2007, con su detención en la Operación Góndola, que considera una injusticia. «Me pusieron las esposas, me tuvieron una noche encerrado y todavía no sé por qué; de hecho, 17 años después se ha demostrado que yo no había hecho nada irregular y seguimos esperando una explicación», comentó.

Concurso de acreedores

El otro motivo de la previsible desaparición de la sociedad mercantil Hermanos Santana Cazorla fue, según su histórico líder, la unión con el grupo Lopesan en los proyectos de Anfi del Mar y la posterior actuación de su hermano Manuel a favor de su principal competidor en el negocio turístico, que concluyó en el concurso de acreedores y en el proceso de liquidación acordado ahora por el Juzgado, que dictó esa resolución ante el hecho de que no se presentó ninguna propuesta de convenio de salvar la empresa. 

El magistrado no admitió la propuesta de convenio de la entidad Mar Abierto, una de las filiales del grupo, pues las disputas entre las dos partes de la familia impidieron presentar las firmas necesarias de los consejeros de la compañía. 

La entidad llegó a tener más de 6.000 trabajadores antes de su declive

De hecho, ese enfrentamiento interno ha derivado en dos querellas de los tres hijos de Santiago Santana Cazorla, que aún disponen del 49% de la sociedad, contra la otra parte de la familia y los demás acccionistas.  

Ambas querellas han sido admitidas a trámite por Juzgados de Instrucción de Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana y están dirigidas contra Lopesan y contra los consejeros que representan al otro 51% de la compañía, pues los herederos de Santiago Santana Cazorla entienden que han maniobrado de forma irregular con el objetivo de liquidar la empresa.  

Facturación

Ante la probabilidad de que este sea el último capítulo de la existencia del grupo empresarial, Santiago Santana Cazorla recordó que la revista Forbes lo mantuvo durante tres años seguidos como número uno de las compañías canarias por facturación, seguido por el grupo Sergio Alonso y Disa. «Durante 50 años nunca tuve problemas de impagos ni de nada, estaba luchando, como todo el mundo en el sector, y algunas veces las cosas salían bien y otras mal, pero cuando llegó esa segunda etapa no podía hacer frente a los pagos y tuvimos que vender algunas cosas, pero después de tres años aguantando tuve que dejar de pagar algunos créditos», rememoró.

«A todo esto», relató, «entra mi sempiterno amigo-enemigo a ver si me puede quitar de competidor en las islas y mientras yo iba intentando llegar a acuerdos con los bancos, por detrás compró todo por cuatro perras y cuando las adquurió, con los créditos en la mano, se puso de acuerdo con mi hermano y la mujer de mi hermano, hicieron un convenio entre ellos a la zorruna, les dio 10 millones de euros y se llevó todas las empresas del grupo a liquidación».  

Según Santiago Santana Cazorla, la interposición de las querellas y su admisión a trámite ha permitido que salga a la luz pública ese convenio ante notario. «Yo no sé por qué mi hermano y mi cuñada hicieron esto, pero lo cierto es que Lopesan cruzó la raya roja de meterse dentro de mi casa; podemos tener pleitos y denuncias por competencia empresarial, pero no meterse dentro de mi casa y presentar suspensión de pagos de todas nuestras empresas», declaró. 

El veterano empresario también informó de que ha presentado una reclamación al Gobierno de España por daños y perjuicios a raíz de su detención en 2007, pues sostiene que en esa época era un empresario que movía de 700 a 900 millones de euros y tenía más de 6.000 trabajadores.

«Porque el señor López Aguilar [entonces ministro de Justicia] quería sacar más diputados en las elecciones autonómicas, mi detención en el aeropuerto de Gando salió en todos los periódicos de España, pero tras 17 años se ha visto que no he hecho nada ilegal, ¿es tráfico de influencias hablar con el alcalde de Mogán para que adelante la licencia de la depuradora porque, por favor, estaba estropeada la anterior? Si eso es tráfico de influencias que venga dios y lo vea», se quejó.

Pese a esos problemas judiciales y a la crisis económica de 2008, opinó que el grupo empresarial «tenía salida, al 100%», antes del cambio de actitud de su hermano y su familia. Al respecto, detalló que hubo un acuerdo en Madrid con los representantes de Lopesan que luego se incumplieron ante ese viraje.  

El último intento por rescatar la sociedad, recalcó, se realizó a través de la propuesta de convenio de la filial Mar Abierto en el concurso de acreedores, pero el juez la rechazó «porque una de las partes se negó a firmar y bloqueó esa posibilidad, lo que dejó claro que la intención desde el principio era liquidar las empresas de Hermanos Santana Cazorla para arruinarme». 

Las dos querellas y un arbitraje pendiente de resolución en Madrid son las herramientas para que el grupo no desaparezca. «Ahora estamos luchando, pero esas cosas son lentas. Esa es la pura realidad, no se puede hacer nada, pero me siento tranquilo porque he hecho todo lo que he podido, durante 50 años he estado trabajando, nunca he dejado de hacerlo, empezando de cero y tirando hacia adelante, pero cuando te ponen tantos obstáculos hay que resignarse, porque la otra posibilidad es que te dé un infarto y se acabe todo», concluyó. 

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