San Bartolomé de Tirajana

La sequía, la calima, el calor y las lluvias torrenciales desafían el futuro de la Charca

El proyecto ‘Natalie’ hace frente a los retos del cambio climático inspirándose en la naturaleza

Reflejos en la Charca de Maspalomas.

Reflejos en la Charca de Maspalomas. / YAIZA SOCORRO

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

La sequía, la incidencia de la calima, el mayor número de horas de calor y las lluvias torrenciales, como las caídas hace 15 años, son los mayores retos derivados del cambio climático a los que se enfrenta toda la cuenca de Maspalomas, pero especialmente La Charca, según se expuso ayer en la celebración del primer taller del proyecto ‘Natalie’.

‘Natalie’, financiado por la Unión Europea, y que se puso en marcha en septiembre del pasado año para una vigencia de cinco, aúna a 42 socios de todo el continente para buscar soluciones y políticas relacionadas con la resiliencia al cambio climático, con ocho puntos de demostración y otros cinco de replicación para experimentar los efectos de unas soluciones que pasan, como vertebrador común, en su inspiración en la naturaleza.

Y uno de esos lugares se concreta en La Charca de Maspalomas y su entorno, objeto este martes del citado primer taller en el que se dieron cita tanto especialistas en la materia como representantes políticos, de asociaciones vecinales, del sector empresarial y financiero, ya que los retos relacionados con el cambio climático no solo afectan a la vida natural en torno a este espacio sino también a la economía del que es uno de los puntos neurálgicos del sector turístico de Canarias.

Uno de esos socios de ‘Natalie’ es el Consejo Insular de la Energía de Gran Canaria, cuyo vicepresidente es el consejero de Medio Ambiente del Cabildo Raúl García Brink, quién expuso ayer al inicio de la sesión de trabajo que «es importante adaptar las soluciones» a los desafíos del cambio climático, «a cada lugar, y esas respuestas deben estar creadas o trabajadas con las partes interesadas». Un trabajo colaborativo, pues, en el que participen «tanto los científicos como la ciudadanía».

También Canaragua es parte activa de este proyecto. El ingeniero y director de Desarrollo Sostenible de la firma, Rafael Herrera Checa, ilustraba la ambición de un plan que cuenta con el asesoramiento de la empresa tecnológica Aquatec, de Barcelona, enfocada en el sector ambiental; del Centro Superior de Investigaciones Científicas; y de la Universidad de La Laguna, entre otras muchas entidades.

Con esa base y con documentos como el elaborado por el Gobierno de Canarias relativo al impacto del nivel del mar y su afectación a los apartamentos y hoteles de primera línea de la Charca, los participantes exponían los distintos elementos a los que se enfrenta no solo ese ecosistema sino la propia cuenca del barranco de Maspalomas, como ocurre con el incremento de los temporales o la pérdida de calidad del agua o del volumen y desplazamiento de las propias dunas.

Son factores como el que se sacaba a relucir durante la mañana apoyados en datos del último invierno, en el que la calima había superado todos los récords durante el pasado invierno, al punto de que en solo doce días de enero quedaron libres de polvo en suspensión, con la consiguiente pérdida del atractivo turístico del destino por sus inherentes problemas de salud.

A esto se añadían otros elementos más conectados a la propia geografía local, como el alto riesgo de inundación por aguas procedentes tanto del barranco de Maspalomas, cuyo cauce se encuentra pavimentado, como por sus ‘afluentes’ superiores, un problema para que el Consejo Insular de Aguas tiene ya sus estudios y propuestas, pero que podrían quedar obsoletos si se asume que el cambio climático va a más, algo que se une a los temporales marítimos que también podrían desgastar la línea de costa, como ya ha ocurrido en recientes ocasiones.

Se consideró también que esas aguas de lluvia en potentes avenidas arrastran suciedad que deteriora la vida natural del entorno, y ahí es donde entran soluciones en formato ‘Natalie’, basadas en la naturaleza que pueden pasar por la creación de barreras vegetales, la implementación de filtros de grava aguas arriba así como de elementos que retengan el caudal para evitar escorrentías.

Estas aportaciones de ideas y de incidencias que afectan e incluso podrían intensificarse en esta zona fundamental del sur grancanario son las primeras de una tanda de talleres que tendrán su continuidad para luego investigarse con modelos matemáticos que abarcan desde el movimiento de la lámina de agua de la Charca a las proyecciones climáticas, para a partir de esos modelos afinar en unas soluciones que luego requieren de financiación para ensayar esos sistemas.

El objetivo es que en dos o tres años se complete la información científica para, en una siguiente fase, implementar lo debatido y estudiado a través de la participación más amplia posible.

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