Ajodar: la fortaleza perdida de los antiguos canarios | Sexta Parte

La investigación arqueológica (y II)

Dos campañas de prospecciones en el Junquillo han permitido localizar una serie de sitios arqueológicos que demuestran que fue ocupado los por los antiguos canarios

Ajodar, la fortaleza perdida de los antiguos canarios.

Ajodar, la fortaleza perdida de los antiguos canarios. / La Provincia

Ya dijimos que la Mesa del Junquillo pudiera ser la legendaria Fortaleza de Ajodar y que era necesario pasar ya a la fase de investigación arqueológica para obtener pruebas en ese sentido. Se han realizado dos campañas de prospecciones arqueológicas en El Junquillo que nos han permitido localizar una serie de sitios arqueológicos que demuestran que fue ocupado los por los antiguos canarios. También se han encontrado evidencias de enterramientos en cuevas y túmulos. Y es ahí, en estos contextos funerarios, donde habría que iniciar los primeros sondeos arqueológicos que todavía no hemos podido llevar a cabo.

Como dijimos, las prospecciones arqueológicas se hicieron directamente sobre el terreno, pero también con el apoyo de vuelos de drones programados previamente para realizar pasadas aéreas con movimientos de transistor paralelos. De ese modo se obtuvieron unas imágenes aéreas de gran calidad que nos ayudaron a detectar estructuras de superficie, cuevas, etc. en los sectores más inaccesibles.

Se tiene una mejor perspectiva y dimensión si se utilizan plataformas aéreas que permitan documentar sitios y espacios de difícil acceso. Esta tecnología permite obtener imágenes, a partir de las cuales podemos inferir otro tipo de información. Información no solamente visual, sino también métrica a partir de procesos fotogramétricos.

Para el primer caso, las imágenes estáticas nos han permitido descubrir y documentar ciertos elementos de las paredes y paramentos verticales de muy difícil acceso o, incluso, imposibles de alcanzar. El análisis visual de estas imágenes permite mostrar y poner de manifiesto la existencia de cuevas, muros, acumulaciones de piedras, etc presentes en esta Fortaleza, en cada una de las vertientes de la montaña.

Información tridimensional

Para el segundo caso, la tecnología dron nos permitió obtener información tridimensional gráfica y georreferenciada a través de procesos fotogramétricos. Estos procesos permiten obtener productos métricos y de carácter y componente espacial, permitiendo un análisis del territorio con mejor detalle. Esto viene dado principalmente por las resoluciones geométricas, espaciales y temporales que permiten obtener este tipo de tecnología. Modelo digital de elevaciones, ortofoto, curvados, pendiente,… son alguna de las muestras de los productos que se obtienen.

La estrategia de toma y captura de imágenes ha sido distinta en función del motivo o elemento que se ha documentado. Para la documentación a través de imágenes de las distintas vertientes de la Fortaleza, así como de ciertos espacios y huecos de interés, las tomas han sido realizadas con vuelo libre, adaptando la toma a la necesidad de cada caso. Se prioriza la documentación del elemento sin atender a restricciones geométricas de la toma.

Grandes  piedras colocadas al borde de la cima para hacerlas caer sobre la vertiente noroeste de la Fortaleza.  | | CARLOS GIL

Grandes piedras colocadas al borde de la cima para hacerlas caer sobre la vertiente noroeste de la Fortaleza. / CARLOS GIL

Para la documentación y generación de información geométrica, la estrategia seguida ha sido totalmente diferente. La necesidad y «obligatoriedad» de cumplir restricciones geométricas hacen que se requiera una planificación en la toma de imágenes. Se sigue la estrategia de vuelo adaptativo frente al vuelo libre. El vuelo adaptativo permite mantener constante aspectos como resolución geométrica y base (entre otros), elementos de suma importancia para garantizar la precisión y exactitud en los modelos geométricos obtenidos.

Como resultado de todo lo anterior, se derivan imágenes cenitales, oblicuas y paralelas, que permiten una correcta documentación gráfica y geométrica del escenario que ha sido tratado.

A partir de la información geométrica derivada, obtenida mediante tecnología dron, se han generado los distintos mapas. Esta base gráfica ha servido de apoyo para la elaboración y generación de cartografía derivada y temática, armada junto con los distintos servicios y productos de la cartografía oficial de Canarias.

Este anexo gráfico de información recoge la traza de los distintos caminos y accesos a la Fortaleza, así como localizaciones de los diferentes elementos detallados y hallados en las prospecciones arqueológicas en superficie.

Los hallazgos arqueológicos

Lo que en esta fase del proyecto de investigación podemos afirmar, en cuanto a evidencias arqueológicas se refieren, es que La Mesa del Junquillo, probablemente la legendaria Ajodar de los antiguos canarios, fue un espacio ocupado, tal vez de forma ocasional y temporalmente, por los aborígenes canarios. Por una parte se trata de una fortaleza natural y como tal se utiliza como lugar de refugio seguro y de defensa. No hay evidencias de grandes conjuntos de cuevas excavadas que se utilizaran como refugios para la población, como sí encontramos en otras fortalezas de la Caldera de Tejeda, como el gran complejo troglodita de Acusa o en los Roques-Fortalezas del Bentayga y Cuevas del Rey, donde se encuentran los más espectaculares e inaccesibles graneros en cuevas excavadas de toda la Isla. También asociados a los graneros y a los conjuntos trogloditas habitaciones se registran lugares de enterramiento.

En la Mesa del Junquillo existen cuevas de enterramiento, aunque aún no podemos señalar en qué proporción. También localizamos cuevas naturales retocadas, que se encuentran en un lugar inaccesible de las paredes escarpadas de la vertiente Este de la Mesa. Unas cuevas que pudieron utilizarse como graneros aunque no con los niveles constructivos de los encontrados en los otros sitios arqueológicos.

Son los enterramientos humanos los que ya nos indican que la montaña, aunque no fuera habitada permanentemente, según nuestro estado actual de conocimientos, sí se utilizó para practicar inhumaciones. Hemos localizado algunas cuevas o solapones que se habilitaron para su uso funerario. No sabemos mucho más porque no se han realizado excavaciones. También tenemos pruebas de las prácticas de inhumaciones no en la propia Mesa del Junquillo, sino en roques muy próximos, como los de Degollada Cuartel. Existen también enterramientos tumulares y en cuevas en el barranco de Vigaroe, un lugar próximo a la Mesa del Junquillo.

La investigación arqueológica (y II)

Posible túmulo funerario en parte saqueado, aunque sin llegar a la zona de los enterramientos. / Julio Cuenca

Parece que al menos dos de las acumulaciones de piedras de planta de tendencia circular que encontramos en la vertiente Oeste de la Mesa podrían ser túmulos funerarios, y quedan pendientes los sondeos geofísicos o la excavación directa de los mismos para determinar si contienen una fosa individual o con enterramientos múltiples. Hemos localizado seis empalizadas donde se encuentran acumulaciones de grandes piedras depositadas intencionadamente en esos puntos, para hacerlas rodar ladera abajo como sistema defensivo.

Pero tal vez de los hallazgos más importantes realizados hasta el momento, sea el yacimiento denominado Cuevas del Andén de Las Brujas, en la Mesa de La Punta, una serie de cuevas excavadas en el lugar inaccesible, con manifestaciones rupestres que nos llevan a pensar que podríamos estar en un lugar de culto y ritual, relacionado con el agua. Las cuevas excavadas son en realidad cisternas para contener gran cantidad de agua, situadas además en un lugar fortificado. Al mismo tiempo, y esto es lo más importante, son cisternas de agua excavadas allí en un lugar inaccesible donde sin duda hhabíauna fuente que contaba con un importante caudal.

Por último se han documentado los caminos antiguos o caminos viejos, como llaman, que comunicaban los barrancos de Tejeda y Taigui con los caminos que circundan la montaña en su tercio superior.

Cuevas de habitación. Graneros y cisternas de agua

Como ya hemos señalado, no existen grandes conjuntos de cuevas habitacionales en la Mesa del Junquillo. De hecho, salvo las cuevas del Andén de la Mesa y el Solapón de la Mesa, el resto de localizaciones son cuevas naturales de pequeño tamaño que pudieron servir solo como refugios ocasionales. Se detecta que pudieron ser utilizadas, por la presencia de pequeños muros de piedra que cierran parte de la entrada. El mayor agrupamiento de cuevas naturales que fueron en parte retocadas se corresponden con las cuevas del Andén de La Mesa, situadas en la vertiente naciente de la montaña, lugar hoy inaccesible.

En el interior de alguna de estas cuevas se observan palos probablemente de pino canario apoyados en sus paredes. Desconocemos su función, pero podrían guardar relación con esa práctica, que refieren las crónicas, sobre subir palos amarrados a la espalda a sitios elevados a modo de desafíos. En este caso podría tener una explicación más vinculada a la defensa del espacio, porque las crónicas también hablan de lanzar grandes troncos de madera rodando por las laderas para frenar la subida del enemigo.

La investigación arqueológica (y II)

Una de las grandes cisternas de agua construida por los canarios en el Andén de Las Brujas, en la cara norte. / Julio Cuenca

Como ya iniciamos, no sabemos el uso que pudieron tener estas cuevas naturales que pudieron estar en parte agrandadas, aunque no lo podemos confirmar. En caso de que fueran graneros, no se aprecian en su interior silos excavados.

Una segunda cueva natural, conocida como el Solapón de La Mesa, se encuentra en la vertiente SE cerca de la cima. No ha sido agrandada y parece ser que se utiliza para refugio del ganado, aunque anteriormente lo más probable es que fuera utilizada como un refugio temporal para los canarios. Cerca hay una pequeña fuente de agua.

Las empalizadas

En los sistemas de defensa de las fortalezas de los aborígenes canarios, destacan las llamadas «Empalizadas» situadas estratégicamente en los lugares donde resultaba más accesible subir a las fortalezas. Estos sistemas consistían en amontonamientos de piedras de gran tamaño, llevadas a esos puntos, generalmente en pendiente, donde eran sujetas con estacas de madera para llegado el momento hacerlas rodar montaña abajo con el objetivo de frenar así una ofensiva del enemigo. Este tipo de dispositivo defensivo fue el que ocasionó el descalabro de Ajodar, donde murieron Miguel de Muxica y los cientos de ballesteros que intentaron con él el asalto a la fortaleza de Ajodar.

En las prospecciones arqueológicas realizadas en la Mesa del Junquillo hemos localizado hasta seis de estas empalizadas de grandes piedras. Obviamente, ya no existen las estacas que servían para sujetarlas y que eran retiradas en el momento que se decidía hacerlas rodar ladera abajo. Pero por lo que hemos podido observar no todas estas concentraciones artificiales de grandes piedras estaban siempre asociadas a las empalizadas, ya que no era necesario. Cinco de estas concentraciones artificiales de grandes piedras se encuentran en la cima de la mesa, en diferentes localizaciones, en el perímetro casi siempre cerca del borde de la cima. En un caso la concentración artificial de estas piedras estaba situada en una ladera que constituye el acceso a la cima una vez superado el primer tramo. En otro caso, una gran piedra fue colocada sobre un risco por la vertiente SE de la fortaleza, cerca del camino de acceso al único paso por el que se llega a la cima. Otras acumulaciones están situadas en la propia cima cerca del borde justo en el lugar que controla el andén por donde único se puede subir para llegar a la base del granero conocido como cuevas del Andén de La Mesa.

Próximo Domingo, última entrega: ¿Dónde están enterrados los maltratados en Ajodar?