San Bartolomé de Tirajana

El escritor que sembró canariedad

San Bartolomé de Tirajana y la Fundación Pancho Guerra conmemoran el 115 aniversario del nacimiento del periodista para mantener viva su figura

El escritor Pancho Guerra junto a Carmen Laforet en una imagen en Madrid en 1947.

El escritor Pancho Guerra junto a Carmen Laforet en una imagen en Madrid en 1947. / Fundación Pancho Guerra

La Fundación Pancho Guerra no ceja en su empeño por lograr que se nombre al escritor Pancho Guerra Premio Letras Canarias. Fallecido en 1961, el también periodista deja una herencia cultural imborrable en el imaginario insular, y para realzar la importancia de su persona en la literatura, la prensa o el teatro, recientemente se celebró un acto conmemorativo en Tunte, en el centro cultural que lleva su nombre.

Su epitafio en el cementerio de Tunte describe a «un hombre bueno, libre, sencillo y bohemio como la propia naturaleza», y además fue un gran observador que supo captar como pocos la esencia de los grancanarios, sus usos y costumbres, y rescatar y conservar el habla tradicional de la isla, un léxico para muchos hoy en desuso. Francisco Guerra Navarro, popularmente conocido como Pancho Guerra (San Bartolomé de Tirajana, 11 de junio de 1909 - Madrid, 4 de agosto de 1961), imprimió el carácter insular en novela, poesía, canciones, guiones teatrales e informaciones en prensa que reflejan una forma de pensar, de sentir y de hacer que hoy forma parte de un sobresaliente legado cultural. Para realzar su figura y mantener viva su herencia, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y la fundación que lleva su nombre han conmemorado recientemente el 115 aniversario del nacimiento del periodista y escritor tirajanero, padre del personaje Pepe Monagas.

Pancho Guerra y Paquita Mesa La Sirena Varada Tetaro Perez Galdos 4 julio 1936.

Pancho Guerra y Paquita Mesa La Sirena Varada Tetaro Perez Galdos 4 julio 1936. / Fundación Pancho Guerra

Pancho Guerra nació en Tunte porque allí estaba destinado su padre, un maestro de escuela oriundo deTejeda llamado Miguel Guerra casado con la tirajanera Carmen Navarro, y de ese mundo rural se empapa hasta los 14 años, cuando marcha a vivir a Las Palmas de Gran Canaria - de donde es Hijo Adoptivo desde 2015- por el nuevo destino laboral de su progenitor. Era apenas un adolescente cuando en 1923 llegó a una ciudad con un incipiente crecimiento urbano derivado de la actividad que por entonces empezaba a tener el puerto de La Luz, pero a pesar de su juventud su enorme capacidad de observación permitió que percibiera como nadie la esencia de las gentes de barrios populares como San José, San Juan o San Cristóbal.

«Fue el gran psicosociólogo de la época porque logró entender la idiosincrasia de la canariedad», señala Miguel Guerra, sobrino y presidente de la Fundación Pancho Guerra. Y esas raíces que observa en la individualidad de cada persona las traslada luego al personaje de ficción Pepe Monagas.

Pancho Guerra rescató y logró conservar parte del léxico popular de Gran Canaria

El escritor estuvo influido por la Escuela Luján Pérez, cuyos artistas iniciaron la corriente indigenista y reflejaron las características de la canariedad en la pintura y la escultura, pero solo Pancho Guerra trasladó esas raíces al ámbito literario. De ahí la importancia de que se percatase de que en la isla existía una variedad dialectal del español que había que conservar. Arrejundir, arrojar, tenderete, goledor, tambucazo, mamón, caidero, belinguear, margullar, bienañamado, bufadero o alcahuete son algunos de los cientos de términos del léxico canario que logró recuperar antes de fallecer y que se publicaron a título póstumo en la obra Contribución al léxico Popular de Gran Canaria.

Descubrió su vocación de forma temprana y empezó a colaborar en la revista Estudiantes en el instituto, y aunque su padre quería que Pancho Guerra estudiase Magisterio o Derecho, a él le gustaba el Periodismo y hacia finales de la década de los 20 empieza a pertenecer al espacio de las letras, a relacionarse con intelectuales de la época y a escribir en el Diario de Las Palmas.

En la década de los 30 se crea la Sociedad Amigos del Arte Néstor de la Torre, con representaciones en el Teatro Pérez Galdós, y en ese contexto, con una vocación teatral importante, Pancho Guerra comienza a escribir y dirigir comedias y es cuando descubre a Pepe Castellano, quien encarnaría al personaje de ficción Pepe Monagas.

En 1947 el periodista se marcha a Madrid y allí trabaja como redactor de tribunales en el diario Informaciones -por cuyas crónicas sobre los acontecimientos en la Audiencia de Madrid recibió el premio nacional ‘Manuel Tercero y Alfonso Sendra’-, al tiempo que sigue enviando crónicas al periódico canario y colabora -junto a María Mérida- en un programa de Radio Nacional de España emitido en América para que los emigrantes canarios no olvidaran sus islas.

Traslado de los restos al cementerio de Tunte en 1995.

Traslado de los restos al cementerio de Tunte en 1995. / Fundación Pancho Guerra

Pancho Guerra fue un escritor polifacético autor de Los cuentos famosos de Pepe Monagas, Entremeses y de las Memorias de Pepe Monagas -con prólogo de Carmen Laforet-, pero también de la popular canción Somos costeros y de otras obras menos conocidas como Tres lunas rojas, El camino de los príncipes o los dos volúmenes de Teatro, radio y cine, su aportación al mundo del guión.

Fundación

La Fundación Pancho Guerra nació en 2006 con el objetivo de mantener vivo la herencia del escritor y periodista. «Recuperar a Pancho Guerra es recuperar el legado cultural y nuestras señas de identidad propias», relata su presidente, Miguel Guerra, quien lamenta que se haya perdido parte de su obra teatral o el prólogo de las Memorias de Pepe Monagas escrito por Carmen Laforet. De la mano del Cabildo de Gran Canaria, el colectivo se ha encargado de reeditar toda la obra con nuevas aportaciones de Yolanda Arencibia, Franck González y Marcial Morera.

Para recordar su figura, recientemente el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, la fundación, y miembros de la Fundación Ochosílabas celebraron en Tunte, junto a estudiantes del CEO Tunte y del CEIP Carlos Socas de Ingenio, una jornada para conmemorar el 115 aniversario del nacimiento del autor. Allí, el verseador Yeray Rodríguez señaló que «los creadores y artistas no mueren nunca. Sus obras quedan como la mejor herencia y testimonio de que siguen con nosotros. A Pancho Guerra, a su imaginación y ocurrencia desbordante, le debemos gratitud infinita», mientras que la concejala responsable de Cultura, Elena Álamo, destacó que este aniversario «no puede pasar desapercibido» y apeló a la responsabilidad de todos «para preservar nuestra cultura y nuestros autores». En este municipio, Tunte presume del Centro Cultural Pancho Guerra y El Tablero del CEIP Pepe Monagas.

Los restos mortales del escritor fueron trasladados al cementerio de Tunte en el año 1995

Hoy, la fundación ha creado clubes de lectura de la obra de Pancho Guerra e intenta llevar la figura del autor a los centros educativos, aunque tiene una espinita. «¿Cómo es posible que después de 19 ediciones de los premios Letras Canarias, y con propuestas del Cabildo y del Parlamento de Canarias, no se haya reconocido a PanchoGuerra?», reflexiona Miguel Guerra, «eso sería importante, porque solo un premio así posibilitaría la difusión de su obra en otras islas». Por ahora, la fundación y la Orden el Cachorro institucionalizaron en 2017 el 1 de diciembre como Día de Pancho Guerra para recordar la figura del escritor.

Pancho Guerra fue enterrado en el cementerio de La Almudena de Madrid tras su fallecimiento en 1961 y una década después sus restos fueron trasladados al cementerio de Vegueta, donde reposaron hasta que en 1995 el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana solicitó a la familia depositarlos en el cementerio de Tunte para que allí descansase para siempre.