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Estamos acostumbrados a poder comprar cualquier producto que deseemos sin necesidad de prestar atención a la época de cultivo del mismo. El adquirir “lo que queramos cuando queramos” tiene un inevitable coste medioambiental. Para combatir tales efectos negativos han surgido otras opciones más sostenibles como la agricultura regenerativa.

Foto: Shutterstock
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 Alberto Zamora 25 junio, 2024

El hecho de cultivar alimentos fuera de su temporada tiene muchos efectos negativos. Tomar fruta de verano en pleno invierno es posible gracias al funcionamiento de nuestro sistema agroalimentario, basado en una sobreproducción de alimentos que permite que haya de todo durante todo el año. Este tipo de producción da lugar a efectos negativos como el sobrepastoreo, la agricultura intensiva o la deforestación; tres actividades humanas que afectan directamente al deterioro del suelo y a la actual crisis climática.

En dicho contexto, se hacen necesarios modelos que sean eficaces a la hora de revertir la situación, como puede ser el sistema de agricultura regenerativa, que pretende racionalizar los recursos, es decir, hacer mejor y con menos. El objetivo está claro: hay que alimentar a las plantas de forma correcta, sin provocar un empobrecimiento de los suelos; al contrario, hay que regenerarlos, reduciendo las emisiones y el impacto en la biodiversidad. Simplificando, son prácticas agrícolas que capturan el carbono del aire.

¿Cómo funciona la agricultura regenerativa?

La finalidad última de este tipo de procedimiento persigue restaurar la calidad y la fertilidad de los suelos degradados. Para lograr dicho fin, se opta por reducir el empleo de maquinaria pesada, favoreciendo el empleo de abonos verdes, potenciando el mantenimiento de las cubiertas vegetales y apostando por diversificar los sistemas de cultivo. Para ello, podemos establecer una serie de principios básicos a la hora de emplear dicho tipo de agricultura.

  1. Aumento de la biodiversidad, empleando técnicas como la rotación de cultivos, la agrosilvicultura o el silvopastoreo, que consiste en introducir árboles en pastos.

  2. Empleo de cultivos de cobertura durante todo el año. De este modo, se eliminan los suelos vacíos, luchando contra el avance de la erosión. Mediante este tipo de agricultura también se obtienen ventajas como el forraje o la obtención de material de pasto para aves y ganado.

  3. Suprimir el tratamiento mecánico y físico de las tierras de cultivo, optando por dar un papel protagonista a las técnicas preindustriales.

  4. Apostar por la incorporación del ganado a la producción de cultivos.

  5. Emplear los insumos biológicos y químicos de forma correcta y apropiada.

  6. Preservar las raíces vivas de los cultivos perennes.

Ventajas de la agricultura regenerativa

Este tipo de agricultura encuentra sus principales puntos fuertes en los beneficios a largo plazo; como pueden ser el aumento de la resistencia de las tierras a los fenómenos meteorológicos adversos, la mejora de la calidad y productividad de los alimentos cultivados o el surgimiento de nuevas fuentes de ingresos, que mantengan un compromiso con el respeto medioambiental. Podemos establecer el siguiente listado de ventajas.

  1. Restablecer la fertilidad del terreno, es decir, una mejora de la calidad del suelo. Al reducir el empleo de técnicas mecánicas de alteración del suelo y apostar por estructuras biológicas subterráneas, se aumenta el carbono orgánico disponible en el suelo y sus componentes de nitrógeno, incrementando también los niveles de materia orgánica y los microorganismos beneficiosos.

  2. Mejora de la biodiversidad local. Se obtiene al fomentar el crecimiento espontáneo de especies locales y animales salvajes, pero también al recuperar cultivos olvidados. De este modo, se proporciona un hábitat a muchas especies, y los ecosistemas agrícolas con diversidad ofrecen la ventaja de una mayor resistencia al cambio climático, las plagas y las enfermedades.

  3. Eliminar la contaminación química del suelo, el aire y las aguas subterráneas. Las mejoras se obtienen al suprimir el uso de fertilizantes y pesticidas químicos.

  4. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente, la producción industrial de alimentos representa alrededor de una cuarta parte de las emisiones totales de dicho tipo de gases. Mediante la agricultura regenerativa, se alimenta directamente el suelo y no las plantas, lo que permite reducir este tipo de emisiones.

No podemos olvidar que, además, va a aumentar la calidad de los alimentos cultivados, consecuencia de poseer un suelo más fértil, que se encuentra en mejores condiciones de cultivo. Importancia capital tiene también la creación de empleo local, de modo que toda la comunidad pueda beneficiarse de las actividades agrícolas.

No todo son ventajas, ya que también debe tenerse en cuenta que es un tipo de agricultura que requiere de tiempo, para llevar a cabo la transición de un sistema a otro y para permitir que los agricultores adquieran los nuevos conocimientos necesarios. Tampoco debe olvidarse que los resultados son tardíos y que se requieren unos costes iniciales elevados. Pero más allá de las desventajas que pueda presentar el proceso, su positivo impacto medioambiental se encuentra fuera de toda duda.


Alberto Zamora
Alberto Zamora

Redactor en Prensa Ibérica.