El 'Tour Wine Torres' ofrece los mejores vinos de 32 bodegas en Las Palmas de Gran Canaria

Cerca de 1.400 profesionales del sector de la restauración y la hostelería se dan cita en el encuentro organizado por Excelsia Canarias, de la familia Torres, en el hotel Santa Catalina

Los asistentes a la jornada pudieron conocer 300 variedades de vinos; la mayoría de ellos con denominación de origen nacional

El 'Tour Wine Torres' ofrece los mejores vinos de 32 bodegas en Las Palmas de Gran Canaria

LP/DLP

Para que un buen vino llegue a la mesa y se disfrute es necesario que haya una buena cosecha, pero también un experto que aconseje cuál es el más apropiado para el maridaje con un plato. Unos 1.400 profesionales del sector de la restauración y la hostelería, principalmente, y también de la alimentación se dieron cita este lunes en el hotel Santa Catalina para conocer y degustar nuevos productos para incluir en sus cartas. La jornada, organizada por Excelsia en Canarias, distribuidora de Bodegas Torres, ofreció la oportunidad de poner en contacto a 32 bodegas nacionales, internacionales y también de la región con el mercado canario. Bodegueros, enólogos y comerciales presentaron sus mejores productos. Sobre la ‘mesa’ 300 vinos blancos, rosados y tintos, pero también espumosos, dulces, vermuts y brandys.

Se trata de la primera vez que Bodegas Torres, con presencia en casi 150 países y desde hace tiempo en Canarias, organiza un evento de este tipo, denominado Tour Wine Torres. Este martes, la cita será en Tenerife.

Los organizadores de la jornada Joan Ramón Casals, director de Excelsia en Canarias, y Javier Galván, administrador de la misma, comentaron que el objetivo del encuentro era que los profesionales del sector de la restauración conocieran tanto los vinos que produce Bodegas Torre como la amplía gama de productos que comercializan. También que los asistentes pudieran tener en sus manos la botella de vino y departir con las personas que hacen los caldos para que les pudieran aconsejar referencias adecuadas para su clientela dado que, cada vez, hay más comensales entendidos en la materia.

Bodegas de Gran Canaria y Lanzarote se dieron cita en el evento, que este martes estará en Tenerife

"Siempre es bueno poder tener la botella en la mano, ver la etiqueta, leer la contraetiqueta y, sobre todo, que los enólogos expliquen de primera mano el proceso que han llevado para crear cada vino", comentó Javier Galván, quien añadió que lo interesante de un caldo es que una misma variedad de uva, en función de la tierra y la zona en la que esté plantada la vid, puede dar sabores diferentes que, junto al 'toque' del enólogo, generan productos diferentes. De ahí, la variedad amplía de vinos que nos podemos encontrar.

La intención de la empresa es convertir el evento en una cita anual dado el auge que está teniendo la gastronomía canaria. "La gastronomía canaria está subiendo en calidad y en interés y ello también se potencia con un vino de calidad", explicó Galván.

Joan Ramón Casals y Javier Galván, director y administrador de Excelsia en Canarias.

Joan Ramón Casals y Javier Galván, director y administrador de Excelsia en Canarias. / JUAN CASTRO

Desde las Rías Bajas a California

Las bodegas españolas participantes llevaron a la cata una amplia variedad de vinos, la mayoría con denominación de origen conocida como Ribera del Duero, Rías Baixas, Rueda, Penedés, Catalunya, Montsant, Conca de Barberá, Costers del Segre, Pla del Bages, Terra Alta, Priorat, Rioja, Valdeorras, Bierzo, Alella Jumilla, Yecla, Ribera Sacra, Toro, Navarra, Pago de Otazu y Montilla-Moriles. Pero también vinos de la tierra de Castilla y León, cavas, champagne y brandys. Los asistentes a la jornada también tuvieron la oportunida de conocer vinos californianos de la región de Sonoma y del valle de Russian River y chilenos, provenientes de los valles Central, Casablanca, Curicó y Maule.

En representación de Canarias acudieron las bodegas Tunte, Conatvs y El Lomo, de Gran Canaria, y Rubicón, de Lanzarote.

Restaurantes como Rías Bajas de playa del Inglés y Mirador de las salinas, de Lanzarote, acudieron al evento para ver si podían introducir nuevos caldos en su carta

El gerente de Bodegas Tunte Alberto Santana comentó que este tipo de eventos resultan "fabulosos" para los productores canarios, ya que al ser producciones pequeñas cuesta mucho darse a conocer en el mercado. "Mantener un sistema de distribución propio requiere mucho tiempo y recursos al ser productores pequeños por lo que trabajar con Torres Excelsia nos aporta un valor brutal. Son como un maná caído del cielo por la capacidad que tienen para quitarnos ese problema y dedicarnos a lo que nos gusta, que es la producción del vino y que ya es complejo por sí misma", indicó Santana, que señaló las dificultades para competir con el mercado nacional lo que obliga en ocasiones a bajar el precio de la botella, aunque estemos hablando de vinos de igual calidad o mejor. "Al final, lo que hay que apostar es por la singularidad del vino, del terreno donde se produce, para añadirle ese valor que el consumidor va a apreciar y, de este modo, nos pueda resultar rentable la venta pese a que tenemos producciones pequeñas", dijo.

El gerente de Bodegas Tunte Alberto Santana.

El gerente de Bodegas Tunte Alberto Santana. / JUAN CASTRO

Bodegas Tunte cuenta con una finca de 3 hectáreas para la producción de su propio vino en San Bartolomé de Tirajana y desde hace unos quince años elabora caldos blancos. "Decidimos, para mantener la calidad de nuestros vinos controlada, ser productores de uva. Comenzamos elaborando tintos, pero en Gran Canaria y, en esa zona, es difícil que la uva coja color y el vino que salía no nos gustaba; no creíamos estar sacando todo el valor al terreno, por lo que nos decantamos por el blanco. En la actualidad, trabajamos esencialmente con cuatro variedades: moscatel de Alejandría, verdejo, malvasía criollo y malvasía volcánica. Y con estas variedades hacemos diferentes vinos", indicó Santana, mostrando dos de sus estrellas: Malvasía seco y malvasía semi, "más al gusto del canario", en las que se ha cuidado especialmente las etiquetas y el envase, oscuro para que el vino se preserve mejor. La empresa elabora productos exclusivos para restaurantes y otros distintos para la venta en tiendas.

Otra de las empresas que se dio cita en el evento fue Alvear. Una bodega con solera en Andalucía, ya que data de 1729; es también la segunda más antigua de España. Con una sola variedad de uva, conocida como Pedro Ximénez, elabora siete tipos de vino que van desde el clásico dulce al más seco y amontillado. El delegado de zona José María Raya aclaró que los vinos son "seres vivos, que no paran de evolucionar". Y que más que para beber, algunos son "para comérselos" por lo bien que combinan con la gastronomía. De ahí que los chefs tengan tan en cuenta lo importante que es disfrutar con un buen vino mientras se come y estén cada vez más interesados por lo que se produce. "Si un vino te hace salivar a la primera es que estamos hablando de un producto de calidad", puntualizó. Raya matizó que este tipo de encuentro es muy interesante para las bodegas al poderse acercar el vino al cliente, pero también "enseñarles a beber" el producto para que puedan trasmitirlo a los comensales.

Clientes

El metre Ángel Morales, del restaurante Mirador de las salinas, de Lanzarote, fue uno de los invitados al encuentro, al que acudía por primera vez. "Me ha sorprendido gratamente el encuentro", comentó el joven sobre la variedad de vinos que se encontró en la cita, aunque él estaba interesado, en concreto, por los espumosos y cavas que llevaron bodegas como Celler Kripta, Juvé&Camps y Paco&Lola. Morales manifestó que el 90% de la clientela que acude al restaurante, tanto local como extranjero, siempre se decanta por los blancos malvasías lanzaroteños, pero acudía al encuentro con la finalidad de "conocer nuevos vinos que pudieran cuadrar en el restaurante" y, por supuesto, aprender más sobre los vinos para poder "explicárselo luego al cliente".

Otros de los asistentes fueron los dueños del restaurante Rías Bajas, de playa del Inglés, Mari Ángeles y Guillermo Caimari. "Venimos a disfrutar del encuentro, pero también a ver si podemos incluir algunos vinos en nuestra carta y/o cambiarlos por otro", aclaró Mari Ángeles, quien también agradeció la existencia de este tipo de foros profesionales para aprender y poder prestar así un mejor servicio a la clientela.

La novedad de la familia

La propia Bodega Torres presentó una de sus últimas creaciones de Ribera del Duero de la gama Celeste -62 millas al cielo-, que es la distancia que hay de la Bodega Torres, a 900 metros de altitud en Villafranca del Duero (Valladolid), hasta la línea que separa el cielo de la atmósfera. Toda una carta de intenciones sobre hhaciadonde apunta la empresa, que elabora vinos desde 1870.

El enólogo de Bodegas Torres Juan Ramón García.

El enólogo de Bodegas Torres Juan Ramón García. / JUAN CASTRO

El enólogo de la familia Torres en Castilla Juan Ramón García mostró a los asistentes las denominaciones de orígenes con las que trabaja la empresa: Rueda, Cigales y Ribera del Duero. "Empecé hace veinte años haciendo riberas y seguí añadiendo otros hermanos rueda, verdejo y tempranillo de Cigales", contó el enólogo, que señaló la importancia de este tipo de encuentros porque permiten tener "un feedback con los clientes". "Los enólogos estamos tan metidos en nuestras bodegas, y aunque comentamos y hacemos catas a ciegas para ver dónde nos encontramos con nuestros productos, es muy importante tener este contacto con los profesionales, principalmente con el personal de la hostelería porque son los que tienen el primer contacto con el público. Y es este el que dice si un vino gusta o no", puntualizó.

Juan Ramón García declaró que en las primeras horas de contacto con los profesionales se había encontrado con todo tipo de inquietudes. "Hay profesionales que vienen buscando vinos blancos que tengan buena aceptación de antes de las comidas como la que da el verdejo, por ejemplo, que entra muy bien. Y luego hay gente que viene buscando la novedad. En este caso, traemos 62 millas, que proviene de la bodega Pago del Cielo que, a 900 metros de altitud y en noches de vendimia ofrece ese relax de ver las estrellas", contó. Se trata de un vino tinto fino, criado nueve meses en barrica francesa, y específico para hostelería y restauración. "Tiene un poco más de complejidad aromática y es más interesante que otros vinos sencillos, pero en boca es el perfecto acompañante de las comidas. Se ha sacado este año y en las Islas está funcionando de maravilla, con lo cual estoy muy contento porque cada vez que sacas algo nuevo tienes esa sensación de vértigo y de precipicio", relató.

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