Las Palmas de Gran Canaria retira de su costa más de 60 toneladas de algas invasoras en menos de un mes

Los pescadores de San Cristóbal alertan de las dificultades que están teniendo para trabajar por culpa del alga asiática Rugulopteryx okamurae

Aspecto del litoral de San Cristóbal este martes por culpa de las algas asiáticas invasoras.

Aspecto del litoral de San Cristóbal este martes por culpa de las algas asiáticas invasoras. / Juan Castro

Como si de un tapiz se tratara, el alga asiática Rugulopteryx okamurae lleva semanas cubriendo por completo el litoral de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria. Los operarios de Ciudad de Mar han retirado en menos de un mes más de 60 toneladas de restos de esta especie; y la estampa que presenta buena parte de las zonas afectadas es como si no hubieran hecho nada. Las corrientes no han parado de arrastrar materia orgánica hasta el litoral, de tal manera que los trabajadores del servicio de limpieza de playas no dan abasto para realizar unas tareas que se hacen fundamentalmente de manera manual.

La bahía de Las Palmas de Gran Canaria se encuentra ya colonizada por esta especie invasora. Su presencia extendida por el litoral este de la Isla ha puesto ya en alerta a la comunidad científica. Y es que este tipo de alga, que llegó a las costas de Canarias arrastrada en la quilla de algún barco, está destruyendo el ecosistema, especialmente en la zona comprendida entre San Cristóbal y Melenara. El sector pesquero denuncia que ya está produciendo descensos en las capturas y dificultades a la hora de desplegar las artes y trabajar; además de la acumulación que se produce en el muelle del barrio marinero.

Un camión por día

Según fuentes de Ciudad de Mar, los operarios van a razón de camión por día. Tan solo esta semana han retirado casi 8.000 kilos del litoral de San Cristóbal. Principalmente, la playa de La Puntilla, la playa grande de callaos paralela al malecón del barrio marinero y el tramo de la Avenida Marítima recién reparado por la consejería de Obras Públicas. Precisamente, es en este punto, cercano al castillo, donde las corrientes del noreste -propias de esta época del año- están acumulando mayor cantidad de residuos orgánicos, lo que ha derivado en un fuerte mal olor, propio de la descomposición al darles el sol.

"Nos está afectando", resalta el presidente de la cofradía de pescadores de San Cristóbal, José Manuel Saavedra. "Se enreda en las artes, las hunde al fondo e impide que el pescado se enganche", indica; también habla de los inconvenientes que está causando a la hora de llegar al muelle, donde cada día los marineros tienen que apartar las sebas de la rampa. "Por el momento, no es como en 2022, cuando no nos dejó prácticamente trabajar", y es que aquel año inundó por completo toda la rada. Tras un año intermedio con una incidencia más leve, ahora queda por ver las repercusiones que pueda tener a lo largo de este verano de seguir esta tendencia.

Algas en San Cristóbal la semana pasada.

Algas en San Cristóbal a principios de junio. / Juan Castro

Por el momento, los operarios de Ciudad de Mar señalan que la incidencia ya está siendo claramente mayor a la del año pasado. De hecho, la primera voz de alarma este año llegó en el mes de abril, cuando las algas asiáticas comenzaron a acumularse en la orilla de las playas de Telde, apenas unas semanas después de las fuertes marejadas de marzo -la mala mar tiende a arrancarlas del fondo marino-. Los científicos del Instituto Ecoaqua, dependiente de la ULPGC y con sede en Taliarte, señalan que la presencia de esta especie invasora ya se ha reportado hasta en Pozo Izquierdo, aunque es entre el Cono Sur capitalino y Melenara donde más incidencia tiene.

¿Tiene solución el alga asiática?

No hay que confundir a la Rugulopteryx okamurae con el alga parda, la lobophora variegata, que habitualmente produce arribazones a las playas del Archipiélago. Tampoco habría que hacerlo con los sargazos que también han llegado en los últimos meses desde la costa americana, algo habitual por las corrientes marinas del Atlántico. Este tipo de alga invasora ha llegado a esta parte del planeta a través del comercio marítimo internacional. En costas españolas se detectó por primera vez en 2015 en Ceuta y desde ahí se ha expandido por el litoral andaluz, provocando auténticos estragos en la biodiversidad, la pesca y el turismo.

Científicos y marineros coinciden que la solución sería que tuvieran un depredador que se las comiera y regulara su crecimiento. Según adelanta Efe, un grupo del Instituto de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria (Ifapa) de la Junta de Andalucía está haciendo pruebas con buenos resultados para incluir la Rugulopteryx okamurae en la dieta de los erizos de mar y de las salemas, para ver si las toleran. También han comprobado que los restos orgánicos de las arribazones son nutritivos como abono de calabacinos y pepinos.

Suscríbete para seguir leyendo