Opinión | Reseteando

España no puede arrestar a Milei

España, por suerte, está en otros niveles y permite hasta la libertad de expresión de la motosierra que chinga veneno

El presidente de Argentina, Javier Milei, durante el acto ‘Viva 24’ de VOX, en el Palacio de Vistalegre, a 19 de mayo de 2024, en Madrid (España).

El presidente de Argentina, Javier Milei, durante el acto ‘Viva 24’ de VOX, en el Palacio de Vistalegre, a 19 de mayo de 2024, en Madrid (España). / Carlos Luján - Europa Press

De Milei sólo se pueden esperar truculencias o borderías, todo depende de la sustancia que se meta. Tras la chuchería de Puente estaba claro que el presidente de Argentina se la tenía guardada a los socialistas. Y lo hizo al lado de Meloni y Abascal, en su viaje a Madrid para participar ayer en el aquelarre fascio VIVA24, congregación de los ultras para acelerar el voto del 9J. Y donde más le hiciese supurar a Sánchez, acusando de «corrupción» a Begoña, la esposa del jefe del Ejecutivo nacional.

El ministro Albares ha mostrado un solemne rechazo a la pasada de frenada y ha llamado a consulta a la embajadora argentina. En un país con un presidente con un estándar democrático tan errático como el de Milei, seguro que lo hubiesen arrestado para interrogarlo por desestabilizador. Pero España, por suerte, está en otros niveles y permite hasta la libertad de expresión de la motosierra que chinga veneno. Tras la agudización del desencuentro diplomático de los dos estados, los que deben estar bastante cagados deben ser los empresarios machirulos (no había ni una mujer) que estuvieron oyendo durante una hora, los pobrecitos, el discurso bipolar del gaucho peleón. En un gesto obsceno, algunos del IBEX y un vástago inteligentísimo de Aznar (el bigote predilecto de las conspiraciones transoceánicas) optaron por primar sus ranchos y asados en el país de promisión y tragarse el sapo. Ahora deben estar acojonados, intentando saber a través de pitonisos y pitonisas por dónde les perjudicará el venado: sí por rencor o porque le va la marcha mantendrá «el cepo» a los repartos de dividendos, o bien virará con su norma de incentivos fiscales para grandes empresas. O finalmente hará lo que le digan sus perros. Los ibexencos, no ibexencas, hubiesen quedado como verdaderos caballeros firmando un manifiesto a favor de los valores en una Europa demócrata. Así lo hicieron los plutócratas alemanes que están atemorizados por los progresos de los fascios de la AfD. Pero aquí se enredaron con Abascal y fueron utilizados por Milei arrastrados por la mina del pelotazo.

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