El ayuno intermitente, una práctica que va más allá de la pérdida de peso

El doctor Julián Tamayo pone en valor los buenos efectos en enfermedades gastrointestinales - Los expertos adaptan la pauta de alimentación a cada caso

El doctor Julián Tamayo, especialista en Endocrinología y Nutrición.

El doctor Julián Tamayo, especialista en Endocrinología y Nutrición. / LP / DLP

El ayuno intermitente se ha convertido en los últimos años en una corriente dietética para bajar de peso. Pero, ¿es un método apropiado para lograr esta meta? Según indica el doctor Julián Tamayo, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital Perpetuo Socorro, en realidad, esta estrategia alimentaria está más enfocada a mejorar enfermedades gastrointestinales, pues regula algunas hormonas y la microbiota intestinal. «Es cierto que puede ayudar a bajar de peso porque, al comer durante menos horas, disminuye nuestra ingesta calórica. Sin embargo, en aquellas personas que tengan buenos hábitos, es muy probable que la pérdida sea tan discreta que apenas noten cambios», advierte.

En base a las explicaciones del especialista del citado centro capitalino, la sociedad suele creer que se trata de una dieta que se suma a la amplia lista de métodos para adelgazar, pero lo cierto es que es una herramienta que aboga por prolongar los períodos de descanso digestivo para tratar de producir beneficios en la salud. «Ya hay estudios que desvelan las ventajas que aporta a los pacientes que sufren patologías digestivas. De hecho, a los afectados por el síndrome del intestino irritable, les ayuda a mejorar los síntomas», asevera. Además, esta estrategia puede ser útil para «manejar» trastornos como la hipertensión o la diabetes.

Ahora bien, ¿cuánto tiempo se debe pasar sin ingerir alimentos? Tal y como indica el profesional, los intervalos varían en función de cada paciente. «Adaptamos la pauta a cada caso para que las personas aprendan a reconocer las señales que les envía su cuerpo. Casi siempre, el ayuno contempla inicialmente 12 horas de duración, después vamos incrementando progresivamente el tiempo con seguridad hasta alcanzar 16», apunta. Más allá de estos intervalos, la recomendación es que el paciente sea valorado por un experto y se someta a analíticas «para no exponerlo a riesgos innecesarios por la falta de alimentos».

«La decisión de iniciarlo por cuenta propia puede llegar a ser muy peligrosa», alerta el especialista

¿Es posible beber líquidos en la fase de ayuno? Sí, únicamente los acalóricos. «Se puede tomar agua con unas gotitas de limón, té o café. En ningún caso debe introducirse la leche ni edulcorantes en la lista de opciones en esta etapa, ya que interrumpirían el ayuno y no serviría de nada».

Como el desayuno es la comida más importante del día, debe ser rico en proteínas, pues el propósito es indicarle al organismo que ha comenzado el período de ingesta. Por el contrario, la cena debe adaptarse a las calorías que ha consumido el paciente a lo largo de la jornada. «Aconsejamos que la dieta sea más liviana por la noche para que el proceso de digestión sea también más corto».

El desayuno debe ser rico en proteínas y se deben evitar los alimentos ultraprocesados

Por otro lado, entre los nutrientes que se deben evitar a la hora de seleccionar los menús se encuentran los alimentos ultraprocesados. Y es que, al igual que en cualquier otra dieta, la recomendación es disminuir el consumo de productos hipercalóricos. «De nada sirve comer menos horas al día si apostamos por productos de mala calidad cuando nos alimentamos», subraya el facultativo.

Por lo que respecta a la duración que contempla este patrón nutricional, el doctor asegura que puede prolongarse «por mucho tiempo», siempre y cuando se haga de forma correcta y preferiblemente de manera supervisada. Es más, puede llegar a convertirse en un estilo de vida permanente. «A los pacientes que están en supervisión médica porque están aquejados de alguna patología, los citamos una vez al mes en la primera fase de adaptación al cambio de alimentación. Una vez que controlan la pauta y las señales de su cuerpo, acuden a nuestra consulta cada tres o cuatro meses», sostiene el sanitario. Cuando este método se convierte en una rutina permanente, basta con acudir a un control anual.

Precisamente, con el fin de velar por el bienestar de la población, Julián Tamayo se muestra contundente al desaconsejar seguir una dieta por cuenta propia, independientemente del modelo que se escoja. «Si no conocemos cuál es nuestro estado de salud, lo ideal es que un médico nos valore. En el caso del ayuno intermitente si es muy prolongado o no hay suficientes conocimientos podría llegar a ser peligroso », alerta el facultativo, quien además informa de que esta herramienta no es apta para niños, embarazadas y enfermos pluripatológicos.

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