El Negrín culmina con éxito la cirugía cerebral en un paciente despierto

Un hombre de 53 años se convierte en la primera persona que se beneficia de esta operación en la Isla - Sufría un tumor que afectaba al área del lenguaje

El Negrín realiza por primera vez una cirugía para extraer un tumor cerebral a un paciente despierto

LP / DLP

La primera intervención realizada en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín para extirpar un tumor cerebral a un paciente despierto ha cumplido con las expectativas de los profesionales.  «Mantuvimos muchísimas reuniones para que todo saliera a pedir de boca y así fue. Estamos muy satisfechos y nos sentimos orgullosos de haber podido dar este gran paso», celebra el doctor Jesús Morera, jefe del servicio de Neurocirugía del citado centro hospitalario.

Según detalla el facultativo, la operación practicada a Gregorio Serrano, un hombre de 53 años que reside en la Isla, fue realizada el pasado 17 de noviembre y se prolongó, aproximadamente, siete horas. «Empezamos a las ocho de la mañana y finalizamos alrededor de las tres de la tarde. Gregorio presentaba un glioma de grado II de mediano tamaño que afectaba al área del lenguaje, por lo que el hecho de que estuviera despierto nos ayudó a quitar el tumor sin causarle secuelas», señala el responsable del servicio.

El Negrín realiza por primera vez una cirugía para extraer un tumor cerebral a un paciente despierto

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Pero, ¿qué requisitos deben reunir los pacientes que se pueden beneficiar de esta práctica quirúrgica? En base a las palabras del doctor, deben ser personas aquejadas de neoplasias cerebrales de bajo grado localizadas en zonas elocuentes –fundamentalmente gliomas–. Además, es imprescindible que estén dispuestas a colaborar con el equipo multidisciplinar que participa en el proceso: neurocirujanos, neurofisiólogos, personal de enfermería, un anestesista y una neuropsicóloga. «Hay que tener en cuenta que la cirugía es larga y tediosa. Por esta razón, necesitamos que el paciente colabore con nosotros en todo momento», recalca el experto. 

Un momento de la operación

Un momento de la operación

De hecho, para poder llevar a cabo el procedimiento, los servicios de Neuropsicología y Neurofisiología deben hacer una valoración exhaustiva del paciente. Si la evaluación es apta, es posible proceder a practicar la cirugía, que se realiza bajo sedación profunda y anestesia local en el cuero cabelludo. «La operación es compleja. En la primera fase, hacemos la incisión y abrimos el cráneo. Después, empieza la fase de mapeo, que consiste en estimular distintos puntos de la corteza para averiguar cuáles son las zonas que tenemos que evitar», explica el médico del hospital de referencia del área norte de Gran Canaria.

El último paso es la resección del tumor. Ahora bien, durante este proceso, los profesionales también realizan pruebas de mapeo para no causar daños en las zonas más profundas del cerebro. «La persona está todo el tiempo hablando, nominando objetos o haciendo movimientos. Sabemos que es agotador, pero estas tareas son muy importantes para garantizar el éxito de la intervención». 

«Me encuentro muy bien. Es como si hubiera empezado a vivir de nuevo», dice Gregorio Serrano

Lo cierto es que la vida de Gregorio Serrano ha cambiado radicalmente, pues las intensas cefaleas que sufría y las crisis epilépticas que experimentaba lo obligaban a acudir al servicio de Urgencias una media de ocho veces al año. «Es como si hubiera empezado a vivir de nuevo. Por suerte, ya todo eso ha desaparecido y me encuentro estupendamente», asegura el paciente. 

Recuerda perfectamente las etapas de la intervención. «No noté ningún tipo de molestia. Reconozco que me asusté cuando me quedé sin poder hablar unos instantes, pero miré a la neuropsicóloga y me fui relajando».  

En total, permaneció hospitalizado ocho días, un período que cumple con la estancia media «normal» de una craneotomía sin complicaciones. «Cuando estaba en el área de Reanimación y les pude decir a mi novia y a mi hija que estaba bien, me quedé tranquilo del todo. Ese momento no lo olvidaré», confiesa.  

La previsión del centro grancanario es practicar cinco intervenciones cada año

En realidad, Serrano conoció el diagnóstico de la patología en 2011, pero el miedo a perder la capacidad de hablar lo llevó a retrasar su paso por el quirófano. «Recorrí la mitad del país preguntando por mi pronóstico en muchos hospitales y todos los médicos coincidían al decir que iba a perder el habla», cuenta este extrabajador de Telefónica, que ya se encuentra prejubilado. «Teniendo en cuenta el trabajo que desempeñaba, necesitaba poder comunicarme. En noviembre decidí dar el paso y arriesgarme, así que solo tengo palabras de agradecimiento para todo el equipo», apostilla el paciente, quien solo debe tomar un fármaco antiepiléptico durante una temporada. 

Para Rosario Bordón, psicóloga clínica y neuropsicóloga del centro, la experiencia vivida en el quirófano fue «emocionante». Su tarea consistió en valorar al paciente para detectar si existían factores que contraindicaban la cirugía. Ya durante la intervención, su trabajo se centró en seguir las instrucciones del doctor Morera para examinar las actividades de Gregorio Serrano. «Empezamos a sondear el área en el que se podía ver afectada la movilidad y le decía a Gregorio que moviera, por ejemplo, los dedos. Lo mismo ocurrió con el habla y me ponía a hacerle preguntas», anota. «Para mí era muy importante que estuviera tranquilo y que no lo pasara mal», prosigue, «pero todo salió muy bien y su actitud fue muy positiva». 

El equipo multidisciplinar realizará otra intervención de este tipo en las próximas semanas. La previsión es, en palabras del doctor Jesús Morera, llegar a practicar «cinco operaciones cada año». La técnica evitará el desplazamiento de pacientes de Gran Canaria a la Península, donde algunos viajaban para someterse a esta cirugía.

Una práctica anhelada

El Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín tenía previsto realizar operaciones intracraneales a pacientes despiertos para reseccionar tumores desde 2019, pero los exigentes criterios de selección habían impedido encontrar, hasta ahora, un perfil idóneo. «Llevábamos años formándonos en Londres y en el Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona. Llegamos a derivar a pacientes nuestros a Cataluña y estuvimos presentes durante la intervención», informa el doctor Jesús Morera, jefe del servicio de Neurocirugía del Negrín. Según indica el facultativo, el hospital contaba desde entonces con todos los medios necesarios para implantar la técnica. «Ya teníamos medios tecnológicos: neuronavegación, tractografía, neurofisiología intraoperatoria y fluorescencia microscópica. Solo faltaba hacer realidad el propósito y, afortunadamente, ya ha sido posible», apunta el experto.| Y.M. 

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