Entrevista | Elsa López Docente e investigadora de la Universidad Miguel Hernández

Elsa López: «Nos enfrentamos a seis especies de bacterias problemáticas»

La doctora en Farmacia, docente e investigadora participa en el XI Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios (Sefac), una cita que acoge desde ayer el Palacio de Congresos de Canarias

Elsa López, este jueves, en el Palacio de Congresos de Canarias.

Elsa López, este jueves, en el Palacio de Congresos de Canarias. / Juan Castro

La OMS ha declarado que la resistencia a los antimicrobianos constituye una de las diez principales amenazas a la salud pública. ¿Por qué se produce esta resistencia?

La resistencia a antimicrobianos, y particularmente a los antibióticos, es un fenómeno natural de adaptación de las bacterias. De hecho, una de sus características es que son capaces de adaptarse al medio. Así, ante circunstancias adversas como puede ser el hecho de que un antibiótico las pueda llegar a matar, pueden desarrollar esta resistencia por selección natural a través de una serie de mutaciones que se producen cuando están en contacto con la sustancia. De este modo, algunas sobreviven y no solo son capaces de hacerse resistentes, también de transmitir esos genes de resistencia a otras bacterias, aunque estas no hayan tenido contacto con el antibiótico. Sabemos que las resistencias van a existir siempre, pero lo que hacemos con el uso indiscriminado de estos medicamentos es acelerarlas. Por tanto, estamos ante un problema global que se extrapola a los ámbitos de la salud humana y animal, y también al medioambiente. De ahí que se hable del concepto One Health –una sola salud–. 

¿Qué consecuencias puede tener este problema?

Las principales consecuencias es que podemos tener serias dificultades a la hora de tratar determinadas enfermedades, que nos encontremos con ciertas bacterias que son capaces de escapar a los efectos de los antibióticos y que tengamos que lidiar con algunas cepas que son resistentes a muchos de ellos. Esto ya lo estamos viendo, pero a veces no somos conscientes de la importancia que tienen estos fármacos. Hay que tener en cuenta que se utilizan en cualquier proceso invasivo, ya sea en cirugías o cesáreas, y en tratamientos de quimioterapia. En realidad, habría que reservarlos para estos casos y para abordar infecciones que pongan en riesgo la vida del paciente, ya que para infecciones más leves, muchas veces hay otros tratamientos de primera línea que funcionan perfectamente en pacientes que tienen un sistema inmunitario sano. Esta es la idea que hay que transmitir, pues hemos llegado a un nivel importante de emergencia global. 

¿Ha aumentado el número de bacterias multirresistentes en los últimos años?

Sí, aunque esto varía en función de las regiones. Ahora bien, no hay que olvidar que las bacterias, al igual que los virus, viajan por todo el mundo. Ya lo vimos con la pandemia de Covid-19. Lo cierto es que está aumentando la prevalencia de bacterias multirresistentes que son difícilmente tratables. Ahora mismo, nos enfrentamos a seis especies de bacterias problemáticas, que son las principales causas de infecciones hospitalarias: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp (Eskape). Las infecciones por estas bacterias comprometen la vida de los pacientes y las intervenciones que se pueden hacer con el equipo médico. Y es que estas cepas han adquirido la capacidad de resistir a los efectos de múltiples clases de antibióticos. Para estos casos hay algunos de uso reservado, pero si no funcionan no disponemos de más opciones. 

«La investigación de nuevos antibióticos no va a la velocidad de la generación de resistencias»

El arsenal terapéutico de antibióticos es limitado. ¿Se están fabricando algunos nuevos para combatir el conflicto que se está produciendo?

Hay que decir que la investigación de nuevos antibióticos no va a la misma velocidad que la generación de resistencias. Quizá no se están destinando suficientes recursos a investigar sobre esto. Es difícil encontrar nuevas moléculas, pero potenciar la investigación debería ser una prioridad para los diferentes organismos. De hecho, el último antibiótico surgió en 2015. También se está investigando en terapias alternativas con fagos –virus que infectan a bacterias– y vacunas, pero hay que invertir mucho más. 

¿Cúando se debe recurrir a estos medicamentos?

Solo cuando los recete un médico. Creo que la población no es consciente de que el problema de la resistencia a los antimicrobianos es equiparable a otros conflictos como las enfermedades oncológicas, la diabetes o la contaminación ambiental. La OMS ya ha anunciado que si no le ponemos freno, en 2050 habrá 10 millones de muertes por enfermedades causadas por bacterias resistentes. Por eso, es muy importante tomar estos medicamentos durante el tiempo pautado y eliminarlos en los puntos Sigre de las farmacias. Además, hay que tener mucha cautela a la hora de administrárselos a las mascotas y a los animales de ganadería. Es fundamental tener claro que son las bacterias las que se vuelven resistentes a los antibióticos, y no los consumidores de estos fármacos. Por tanto, el problema nos afecta a todos. 

¿Se han conseguido logros a través del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN)?

Sin duda, ha tenido efectos positivos en materia de consumo de antibióticos a nivel humano y se ha conseguido una reducción importante. No hay que olvidar que España estuvo durante muchos años a la cabeza de los países europeos en el empleo de estos medicamentos. Por suerte, hemos conseguido mejorar nuestras cifras, disminuir su uso en el ámbito veterinario y algunas mejoras medioambientales. Los planes funcionan, y la riqueza de ellos radica en que estén incluidos todos los que pueden hacer algo para cambiar la situación.

Cada vez se habla más del concepto One Health. ¿Considera que los farmacéuticos, los médicos y los veterinarios están consiguiendo ir de la mano para abordar la salud desde una perspectiva global?

Sí. Este concepto nos habla de la coordinación y la colaboración entre las diferentes disciplinas y propone un abordaje conjunto entre tres ámbitos interrelacionados: la salud humana, la salud animal y el medioambiente. Estamos consiguiendo logros, pero creo que aún nos hace falta trabajar de una forma más coordinada. En el caso de la resistencia a antimicrobianos, estamos muy concienciados de que es un problema que no tiene dueño y de que todos tenemos que aportar nuestro grano de arena. 

¿Qué papel desempeñan los farmacéuticos en esta lucha?

Desde mi punto de vista, desempeñamos un papel clave a través de diferentes servicios. Sin duda, la farmacia tiene un rol muy importante porque es un centro epidemiológico de primer nivel y es dónde la población acude para pedir consejos y retirar sus medicamentos. En este sentido, el personal ejerce una importante labor de concienciación y prevención, pues es habitual que las farmacias participen en campañas y que los profesionales ofrezcan a la ciudadanía toda la información necesaria sobre los fármacos. 

¿Cree que las instituciones están desarrollando las acciones necesarias para sensibilizar sobre esta realidad?

Es cierto que se están desarrollando muchas campañas, pero creo que lo que más nos interesa es valorar el impacto para saber si están funcionando. Lo importante es conocer cómo están calando en la población y los conocimientos que tienen las personas sobre los antibióticos, las resistencias y las acciones para mejorar.

Suscríbete para seguir leyendo