"Hemos vuelto a nacer": dos canarios narran su vida tras recibir el 'regalo' de un órgano prestado

Tras corroborar la importante mejora física y mental que conlleva un trasplante de órganos, los pacientes beneficiados piden a los isleños animarse a donar órganos para ayudar a otros a mantenerse con vida

Eduardo Argente(iz), trasplantado hepático y José Francisco Gómez, trasplantado de córnea.

Eduardo Argente(iz), trasplantado hepático y José Francisco Gómez, trasplantado de córnea. / Arturo Jimenez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las donaciones de órganos representan uno de los mayores actos de altruismo de la sociedad. Sin embargo, el número de donantes se han visto reducido desde que estalló la pandemia. Ante esta situación y para concienciar sobre los beneficios de tal acto, los pacientes trasplantados narran las vicisitudes de su vida y cómo un órgano prestado ha cambiado desde la raíz su forma de contemplarla. 

El tinerfeño José Francisco Gómez pensaba que nunca más volvería a ver por su ojo izquierdo. El catalán residente en Tenerife, Eduardo Argente llegó a coquetear con la idea de quitarse la vida. Pero el malestar, el desasosiego y la inquietud que habían sufrido durante meses desaparecieron en el mismo momento en el que abrieron los ojos tras recibir sus respectivos nuevos órganos –una córnea y un  hígado–. Unos meses después de la intervención sus vidas han dado un giro copernicano. En palabras del propio Argente, el día que recibió un nuevo órgano pudo señalar "una nueva fecha de cumpleaños", algo con lo que Gómez también se siente representado. Y es que gracias al regalo de un nuevo órgano ambos han podido volver a nacer. 

No es de extrañar entonces que el día del trasplante lo recuerden con pelos y señales. "Me llamaron a las 11:00 para ir a operarme a las 13:00 horas", rememora Argente, que recuerda aquel 17 de agosto de 2023 como si fuera ayer. La ilusión con la que salió de su casa –ubicada en el Puertito de Güímar–, las palabras de cariño que profesó hacia sus dos perritos antes de salir de casa y el trajín de guaguas que le llevó hasta la puerta del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria. 

"Entré en urgencias 17 veces"

"Me estaba esperando un cirujano vestido con un pijama rojo granate en la puerta de Urgencias, nunca había visto a ningún profesional ataviado de ese color", resalta. El médico le comunicó que debía seguir hacia delante y él obedeció: "había entrado decenas de veces por esa puerta, pero en ese momento fue distinto, fue como entrar en la puerta del cielo". 

Eduardo Argente, trasplantado hepático

Eduardo Argente, trasplantado hepático / Arturo Jimenez

Argente tardó apenas dos meses en recibir su nuevo hígado, pero no es lo habitual. Más común es el tiempo que José Francisco Gómez tuvo que esperar: un año y medio. De ahí que, para diciembre de 2023, ya lo hubiera dado por imposible. Pero el 12 de diciembre recibió una noticia en consulta que le cambiaría su vida. "Había una córnea disponible, no era para mí en principio, pero había posibilidades de que la mujer a la que estaba destinada no la pudiera recibir", rememora. 

La alegría llegó poco después de las 20:30 horas. "Recibí una llamada de mi médico para constatar que podía ser receptor del trasplante y que mi cirugía sería a la mañana siguiente", indica. Apenas 12 horas después se plantó en la puerta del Hospital de La Candelaria sintiendo una inusitada –e incluso sorprendente– tranquilidad y confianza. "Conocía a la doctora y a la cirujana, no tuve miedo", revela el paciente. 

La vida desde entonces ha sido muy distinta para los dos. "He pasado de estar prácticamente cada semana en urgencias, a no parar la pata quieta", explica el paciente, que desde entonces ha aprovechado el tiempo para viajar y ver a sus hijas, algo que hasta ahora le parecía impensable. Y es que su enfermedad, derivada de las complicaciones de una hepatitis, le provocaban "achuchones" que le obligaban a acudir casi de forma semanal al hospital para vaciar su estómago.

"Me sacaban entre 8 y 10 litros", rememora este paciente que llegó a cruzar la puerta de urgencias hasta en 17 ocasiones. Esta técnica, denominada paracentesis, le obligaba a permanecer en ingreso hospitalario durante largos periodos –de hasta 15 días–, lo que suponía un trastorno continuo para su vida. "Acabé diciendo que iba a mi hotel, el hospital", rememora. 

"Tenía la autoestima por los suelos"

Para Gómez el cambio no está siendo tan abrupto, ya que los ojos son órganos "muy sensibles" que tardan en recuperarse, pero no por ello ha dejado de notar una importante mejoría. "Me ha cambiado totalmente la vida, tenía la autoestima por los suelos", rememora el paciente que ahora luce dos iris de colores distintos: el suyo marrón y el azul del donante. Como electricista, la falta parcial de vista obligó a Juan Francisco Gómez a dejar su trabajo. También le hurtó ciertas libertades, como la de conducir, y le hizo estar continuamente pendiente del médico. 

El tinerfeño José Francisco Gómez, trasplantado de córnea

El tinerfeño José Francisco Gómez, trasplantado de córnea / Arturo Jimenez

En su caso, lo que provocó su ceguera fue un herpes corneal. "Todo vino de los nervios", rememora Gómez, que indica que "el estrés parece que no, pero nos puede mucho más de lo que pensamos". Al principio, con un simple tratamiento podría evitar que la córnea se opacase, pero poco a poco el remedio también dejaba secuelas. "Llegó un punto en el que la córnea se perforó y dejé de ver", indica. El siguiente año lo recuerda con la desidia de quien se ve atado a un hospital. "No tenía ganas de hacer nada, me daba lo mismo todo y sentía que no estaba viviendo, era totalmente dependiente del resto del mundo", recuerda. 

Seis meses después de su operación admite seguir limitado. "Tengo que tener mucho cuidado en el trabajo, especialmente cuando en lo que se refiere a la utilización de productos químicos", resalta. Sin embargo, las nuevas restricciones a la que le aboca su cirugía son mucho más asumibles que las que tenía cuando no podía siquiera ver. "La vida es una lucha constante, pero puedo decir que ahora me siento muy feliz", recalca. 

En busca de donantes

Para ambos es vital relatar su historia y visibilizar los beneficios que puede llegar a tener la donación de órganos. Una acción altruista que, sin embargo, ha visto días mejores. "Desde la pandemia ha habido un cierto descenso de donaciones", asegura Jorge Álvarez, cirujano ocular del Hospital de La Candelaria, que afirma que detrás de esta tendencia puede estar el "miedo a la infección". 

Jorge Álvarez, cirujano ocular del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria.

Jorge Álvarez, cirujano ocular del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria. / Arturo Jimenez

"Es muy importante que haya donantes porque nuestro problema no es la demanda", explica Álvarez, que indica que por ejemplo, en estos momentos hay entre 60 y 70 pacientes en lista de espera para recibir una córnea nueva. "Si tuviéramos donaciones suficientes en oftalmología podríamos hacer una media de 15 operaciones cada semana", y acabaríamos muy rápido con la lista de espera. La realidad, sin embargo, es que cada paciente espera una media de un año para recibir su donación y solo en casos extraordinarios –como el de Argente que lo considera un golpe de "suerte"–, el donante llega antes de que se cumplan tres meses en lista de espera. 

La tendencia, sin embargo, parece que se revierte. Los primeros cinco meses del año Canarias ha conseguido realizar 106 trasplantes de órganos, un 29% más que en el mismo periodo de 2024. Lo han logrado gracias a la solidaridad de 56 donantes que, por su parte, han crecido un 19,15% con respecto a los cinco primeros meses del año pasado. 

Del total de intervenciones realizadas, 79 han sido trasplantes renales, dos trasplantes pancreáticos, ocho trasplantes hepáticos, diez trasplantes de corazón y siete de pulmón. "Hay que agradecer al colectivo donante su esfuerzo y su solidaridad, y animar a toda la población a que sea valiente porque es un acto generoso a tener en cuenta a unos niveles enormes", resalta Argente. En este sentido también se manifiesta Gómez que añade que "sería muy bonito que nos ayudaráramos entre todos; seguro que así la cosa caminaría un poco mejor".

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