"En la guerra también hay vida": así es el proyecto que une a Canarias con Ucrania

Debido al conflicto por la invasión de Rusia, las estaciones de metro de Járkov han pasado a convertirse en la escuela

Niña de Ucrania sujeta una de las cartas.

Niña de Ucrania sujeta una de las cartas. / Alberto Hugo Rojas

"En la guerra también hay vida. El tiempo no se detiene". Cuando el reportero de guerra Alberto Hugo Rojas comenzó a cubrir el conflicto entre Rusia y Ucrania lo hizo con un objetivo claro: "Convertir las fotografías en una herramienta para educar y concienciar".

Hace más de dos décadas que inició su andadura en lugares que se encontraban en situación de conflicto. Primero fue Palestina e Israel para, después, recorrer lugares como Irak o Siria. A su cámara fotográfica no dejaron de sumarse imágenes relacionadas con crisis y emergencias humanitarias como, por ejemplo, las migraciones.

Tras estar en un constante viaje de "ida y vuelta", realizar exposiciones fotográficas y dar charlas, surgió el proyecto Paz en Construcción, enredados con los derechos humanos. A través de este, Rojas visita diferente colegios de Canarias para "intentar cambiar las cosas", pues si algo ha comprobado en estos años es que las fotos realizadas, además de retratar la guerra, "llegan hasta el alumnado". "Una vez les cuentas la historia que esconde la imagen, conectan con ella", destaca. 

¿En qué consiste el proyecto que une a Canarias con Ucrania?

Ahora, Paz en Construcción se ha convertido en algo "muy bonito para entender un poco más de lo evidente". Y fue de esta forma como en una de las charlas que realizó el curso pasado en el CEIP La Cerruda, de la localidad de Vecindario, en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tirajana, surgió lo que se ha convertido en un puente de unión entre Canarias y Ucrania.

"Los niños del colegio me dieron unas cartas para entregarlas a los niños de Ucrania. Fue iniciativa del centro", comenta el reportero. Envueltas en sobres decorados y con el título Cartas para Ucrania, los textos viajaron por todo el país. "Me fui en junio del año pasado y di muchas vueltas hasta septiembre. Las cartas, mientras, dormían en mi maleta", cuenta el fotógrafo.

Por aquel entonces, debido a la situación de conflicto, las clases en Ucrania no eran presenciales. En realidad, "llevaban cuatro años online porque a la invasión rusa se sumó la situación pandémica". Sin embargo, las autoridades de Járkov decidieron reactivar las escuelas. Esta vez de una manera peculiar.

La estación de metro, converida en un aula.

La estación de metro, convertida en un aula. / Alberto Hugo Rojas

Convertir la estación de metro en escuela

Según explica Rojas, se crearon nuevos colegios en el metro, "bajo tierra, pues las estaciones eran consideradas lugares seguros y, de manera progresiva, se fueron haciendo escuelas".

La forma de impartir las clases, además, era un tanto singular. Acuden entre 1.300 y 1.500 menores cada día, dos veces a la semana y tan solo dos horas y media. "Los pasillos de las estaciones son muy anchos y pudieron convertirlos en aulas. En la parte de abajo llega el metro, se ve por la ventana, pero arriba está la clase", describe el reportero. 

Tras hacer la gestión correspondiente, Alberto Hugo visitó el lugar. "Era un viernes por la mañana", recuerda y, poco a poco, fue entregando las cartas de los alumnos de La Cerruda. Pero los estudiantes ucranianos también tenían algo que dar: una cartulina de gran tamaño donde los dibujos de palomas ocupaban buena parte del papel.

Niños sujetan las cartas.

Niños sujetan las cartas. / Alberto Hugo Rojas

La manualidad, hace apenas unos meses, llegó a La Cerruda. La respuesta de los niños fue toda una sorpresa para Alberto. "Cuando llegué al centro me recibieron con canciones y aplausos. Querían saber qué había pasado con sus cartas".

"La guerra se cuenta solo en muertes y tiempo"

En lo que respecta a los alumnos ucranianos de institutos, el año pasado no tenían donde dar clase presencial. El IES Santa Ana, en Tenerife, también realizó camisetas para los jóvenes de Járkov como muestra de apoyo. Rojas las llevó hasta la ciudad y las entregó, aunque no en un aula. "Tengo entendido que están creando una red de escuelas subterráneas, no sólo en los túneles de metro, también en los aparcamientos de los centros comerciales. El fin es convertirlos en institutos", sostiene. 

Ahora, al proyecto de las cartas se han sumado más centros educativos y hay textos hechos por alumnos de infantil, primaria y aula enclave. Lo más bonito, destaca Rojas, es que los menores conocen "historias de jóvenes y niños como ellos. Se ven mutuamente".

Alumnos de Ucrania con las camisetas que realizaron los alumnos del IES Santa Ana.

Alumnos de Ucrania con las camisetas que realizaron los alumnos del IES Santa Ana. / Alberto Hugo Rojas

La importancia, desde su punto de vista, reside en comprender lo que hay detrás de cada hecho en cuestión: "La guerra se cuenta solo en muertos y tiempo. El problema es que no se habla de la vida en la guerra. Se comenta lo básico, lo simple". Asimismo, una de las partes más importantes es mostrar a los estudiantes que un conflicto no es "un juego ni una película". 

Cerca de 80 centros educativos de todo el Archipiélago canario participan en las distintas iniciativas de Paz en Construcción. Es, de esta manera, cómo testimonios "de primera mano" llegan al alumnado de Canarias. Esto se ha convertido en un método para "cosechar empatía" y garantizar los derechos humanos que, en palabras de Alberto Hugo Rojas, "son protección y la clave está en enseñar que deben existir para la seguridad de todos".