Entrevista | Amós García Epidemiólogo

Amós García: «No ha sido fácil cerrar la puerta del despacho después de 40 años»

El doctor Amós García firmó su jubilación el pasado viernes

El especialista fue una figura clave en el Archipiélago durante la pandemia de Covid-19

Amos García se jubila

La Provincia

Usted tenía previsto firmar su jubilación en 2020, pero la irrupción de la pandemia de coronavirus le hizo posponer la fecha. Ahora que ha llegado el momento, ¿cómo encara esta nueva etapa de su vida?

La verdad es que con mucho vértigo. No ha sido nada fácil cerrar la puerta del despacho después de haber pasado cuatro décadas aquí. En los últimos años he estado muy liado por todos los problemas derivados de la pandemia, pero ha sido mi obligación estar presente en un momento tan complicado. Ahora, intentaré llenar este vacío haciendo las cosas que más me gustan.

¿Por qué decidió especializarse en Epidemiología?

Antes de empezar la carrera de Medicina, me llamaban mucho la atención los aspectos sociales y comunitarios, es decir, el hecho de no pensar en el individuo, sino en la población. Tenía claro que más que tratar enfermedades había que tratar a enfermos. Estas ideas fueron las que guiaron mi futuro profesional y por eso opté por especializarme en Epidemiología.

Durante la crisis sanitaria, ¿cómo vivió el hecho de ser el epidemiólogo de referencia en Canarias?

Fue una etapa curiosa. Muy pronto pasé de ser una persona desconocida en la calle a ser reconocido por mucha gente por haber estado en el foco mediático. En cualquier caso, los elementos más positivos de esa situación fueron el cariño y el aprecio que recibí de la inmensa mayoría de las personas. Esto jamás lo olvidaré. También viví situaciones de desprecio, pero, afortunadamente, fueron muy pocas y me quedo con lo bueno.

«Pienso pasar más tiempo con mi familia y no descarto la idea de escribir un libro sobre la pandemia»

Sin embargo, este período supuso una sobrecarga laboral para usted...

Sin duda. No solo tenía muchísimo trabajo, sino que el contexto me generaba mucha tensión. A veces, no había respuestas a muchas preguntas que se hacía la ciudadanía, y esto fue lo peor que llevé. Hay que tener en cuenta que el SARS-CoV-2 era un microorganismo nuevo y que se sabía muy poco acerca de él. Es cierto que en un período muy corto conocimos muchos detalles, pero la tensión que viví en los momentos iniciales fue muy intensa. Además, el hecho de ver las cifras diarias de fallecimientos, que las familias no pudieran despedirse de sus seres queridos como les hubiera gustado y que las personas mayores no pudieran recibir visitas en las residencias ni salir de ellas, me causó mucha tristeza y un gran desgaste.

Su mensaje «calma, paciencia y prudencia» se hizo viral en las redes sociales. ¿Considera que sus advertencias calaron en la sociedad?

Creo que sí. Me baso en los resultados. Canarias fue una de las comunidades autónomas con la mayor tasa de cobertura vacunal frente al Covid-19. No hay que olvidar que hubo que vacunar a la gran mayoría de la ciudadanía en un espacio de tiempo extremadamente corto, utilizando vacunas que eran muy difíciles de gestionar a nivel logístico. Desde mi punto de vista, en el éxito de la estrategia intervinieron dos elementos claves. Por un lado, el comportamiento de los profesionales sanitarios. Por otro, la actitud de la ciudadanía, que respondió muy bien a las indicaciones que daba el sistema sanitario. Cuando me planteé la trilogía de palabras 'calma, paciencia y prudencia' para expresarme en redes, quería que las personas tuvieran claro que no era el fin del mundo, que tenían que ser pacientes porque la situación no se iba a solucionar en dos días y que había que andar con cautela porque estábamos ante una enfermedad muy transmisible. Lo cierto es que el mensaje tuvo más impacto del que yo pensaba, y entre todos conseguimos que la pandemia pasara a mejor vida.

¿Sigue existiendo una exposición a la llegada de enfermedades emergentes?

Vamos a seguir conviviendo con pandemias en el futuro. No me atrevo a poner una fecha, pero ocurrirá. El cambio climático está posibilitando una alteración total en la ecología de los microorganismos. Además, los procesos de deforestación de la Amazonia han tenido un impacto terrible en la movilidad de numerosas especies animales, que cada vez se aproximan más a los espacios habitados por los humanos. Por otro lado, se encuentra la pobreza, que es un campo de cultivo para la expansión de enfermedades transmisibles de forma pandémica. Algunos ejemplos los ponen la viruela del mono, el ébola y el SARS-CoV-2. Hay que potenciar el concepto de One Health –una sola salud–. La salud humana no puede estar separada de la salud animal y de la ambiental. Si no entendemos este concepto global, vamos a seguir viviendo situaciones complicadas. 

También estuvo al frente de la Asociación Española de Vacunología –AEV– durante nueve años. ¿Qué fue lo más complicado de esta experiencia?

Lo más complicado lo viví también durante la pandemia. En ese momento, el exceso de trabajo no solo estaba ligado al servicio de Epidemiología y Prevención, también se multiplicaron mis tareas como presidente de la AEV. Tenía que dedicar muchas horas, estudiar mucho y estar al tanto de las últimas actualizaciones. 

Por otro lado, ha estado vinculado a Unicef. ¿Por qué decidió formar parte de esta organización?

Básicamente, porque los problemas de salud están ligados a los conflictos sociales. Desde esta perspectiva, Unicef me permitía trabajar para conseguir una mayor equidad entre la distribución de oportunidades para los niños de los países en vías de desarrollo y los países desarrollados. Ellos son los elementos más débiles de la cadena, por lo que el hecho de poder hacer acciones para conseguir mejores oportunidades para estos menores me hacía sentir muy satisfecho. 

«Me llevo el agradecimiento, la confianza y el cariño de la mayoría de la ciudadanía»

¿Qué es lo que más le enorgullece de estos 40 años de trayectoria profesional?

El agradecimiento, la confianza y el cariño de la mayoría de la ciudadanía. A esto se suma el contacto que he tenido con los medios de comunicación a lo largo de todos estos años. Tenemos unos profesionales muy brillantes y poderosos en Canarias. Estoy muy contento por haber tratado con ellos y porque me hayan demostrado también su cariño. Esto es algo que no tiene precio. 

¿Cree que la Epidemiología es una especialidad poco visible?

Sí. De hecho, recuerdo que antes de la llegada de la pandemia, algunas personas me llegaron a preguntar en qué consistía mi especialidad. En realidad, es poco visible porque los resultados de los trabajos epidemiológicos no se visualizan a de forma inmediata, sino a medio o a largo plazo. Además, los epidemiólogos no trabajamos con enfermos, sino con poblaciones. Ahora bien, es una especialidad fundamental. 

¿Qué consejo le daría a las futuras generaciones de epidemiólogos?

Calma, paciencia y prudencia [ríe]. Que estudien y que se refuercen con una coraza que les impida flaquear en los momentos difíciles. También les diría que es una gran ventaja cruzar la estructura de Salud Pública. 

¿Qué déficits tiene ahora mismo la Dirección General de Salud Pública del SCS?

El mayor problema es de carácter estructural. Y es que hay muchos compañeros que no tienen plaza y proceden de otros organismos asistenciales. Esto es algo muy negativo, ya que no contribuye a crear una estructura sólida. 

Ahora que se ha jubilado, ¿qué proyectos tiene en mente?

Seguir estudiando y actualizando mis conocimientos. También, intentaré ir a todos los conciertos que pueda porque la música es otra de mis grandes pasiones. Tanto es así, que otro de mis propósitos es apuntarme en clases de guitarra. Además, pienso pasar mucho más tiempo con mi familia y no descarto la idea de escribir un libro sobre la pandemia.