El mayor taller ilegal de armas de Gran Canaria: un armero jubilado repara escopetas inutilizadas para venderlas en el mercado negro

La Guardia Civil detiene en la capital al experto, que realizaba modificaciones y creaba 'ad hoc' piezas para que las pistolas volviesen a disparar

En el registro los agentes incautan 48 armas de fuego, solo 16 de ellas legales, y 1.300 cartuchos de munición

Destapado el mayor taller ilegal de armas de fuego en Las Palmas de Gran Canaria

La Provincia

Álvaro Minaya

Durante toda su vida trabajó en una de las principales armerías de Las Palmas de Gran Canaria. Lo aprendió todo sobre los artefactos y su munición. Ganó experiencia, conocimientos y fama. «Era reconocido en el sector», afirman desde la Guardia Civil. Tanto sabía que en solo una semana podía reparar la escopeta más vetusta e inservible que imaginen. Aunque date de 1890, él lograba que volviese a disparar. La armería cerró y el experto se jubiló. O eso creían, ya que realmente el hombre –vecino de la capital y de 64 años– montó en el garaje de su vivienda –en un espacio rural de la ciudad– el mayor taller ilegal de manipulación de armas de fuego de la provincia. Tras años fuera del radar, está detenido. 

La operación, desarrollada por el Grupo de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas, con el apoyo del Servicio Cinológico y el Grupo de Detección de Explosivos, comenzó tras una inspección a personas con licencia. El personal especialista detectó un aumento de armas manipuladas, cuyas reparaciones no se habían realizado en establecimientos autorizados. Era un trabajo minucioso, perfecto, pero ilegal. La investigación se puso en marcha: había armas fuera del radar policial, con el peligro que eso conllevaba para la seguridad ciudadana.

Delincuentes, personas con antecedentes, vigilancias... Analizaron todos los perfiles posibles. Había otra opción: un experto, alguien con amplios conocimientos en la materia. Esto los llevó hasta una vivienda aislada en una zona rural de difícil acceso de Las Palmas de Gran Canaria. Las vigilancias dieron sus frutos cuando –durante meses de investigación– observaron gran trasiego de personas con armas de fuego. Allí se escondía el hombre buscado por el Grupo de Información.

Operación contra el mayor taller ilegal de armas de fuego

Operación contra el mayor taller ilegal de armas de fuego / José Carlos Guerra

Hasta la vivienda se acercaban tanto personas con licencia de armas como otras con cierto historial delictivo a sus espaldas o vinculación con el entorno criminal: llevaban desde escopetas de la Guerra Civil hasta una pistola que cabría en el bolsillo de un pantalón. Dentro, los agentes se encontraron el mayor laboratorio que habían visto hasta la fecha.

Lo instaló en el garaje, a doble altura, y estaba perfectamente equipado: disponía de maquinaria industrial y de todo tipo de herramientas –como tornos, taladros y enseres– que le permitían no solo realizar labores de rehabilitación de armas sino volver a poner en funcionamiento aquellas ilegales para su posterior venta ilícita a terceros. Y en el mercado negro. 

Detenido por manipular y vender armas de fuego en un taller ilegal en su casa de Las Palmas de Gran Canaria

José Carlos Guerra

En el taller, la Guardia Civil incautó 48 armas de fuego, solo 16 de ellas legales. «Aparentemente, estaban inutilizadas, con perforaciones o sin piezas fundamentales para que funcionasen. Pero el detenido fabricaba ‘ad hoc’ las piezas, reparaba cañones... Las volvía a poner en funcionamiento y, sin ningún control, regresaban al mercado», explicó este jueves el coronel jefe de la Comandancia de Las Palmas, Javier Peña de Haro, en una rueda de prensa para informar de la intervención. Entre otras técnicas, pavonaba las armas, un complejo proceso técnico para quitar el óxido que solo se realiza en la Península.

Nadie se atreve a hacer un cálculo de cuántas pistolas y escopetas han podido pasar por sus manos. Tampoco del dinero que ha sacado, aunque parte de las localizadas estaban tasadas: una de sus escopetas reacondicionadas podía valer 600 euros.

Dieciséis eran armas legales, escopetas de caza o históricas cuyos dueños están identificados y que en solo una semana el detenido conseguía dejar como nuevas. Le faltase la pieza que le faltase. Las restantes serán investigadas para determinar si se emplearon en algún hecho delictivo. La investigación continúa.

En el taller también incautaron 13 kilogramos de pólvora, 1.300 cartuchos de munición de distinto calibre y silenciadores, prohibidos en nuestro país. Los agentes le imputan delitos como tenencia ilícita de armas, depósito de armas, depósito de municiones y depósito de explosivos, con penas oscilan entre un año y diez de prisión.

A esto se suman las infracciones administrativas por carecer de autorización para el ejercicio de la actividad de armero y no tener dado de alta el taller. Son infracciones muy graves que oscilan entre los 30.050,61 euros y los 601.012,10 euros de multa. Los particulares que las dejaron allí, a los que se les ha quitado la licencia, se enfrentan a multas que van desde los 300,51 a los 30.050,61 euros.

«Era un peligro para la seguridad de nuestra tierra», dijo el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, que destacó la labor de la Guardia Civil. El taller ha sido clausurado y las armas –excepto las históricas, que se expondrán en museos– serán destruidas.