Santa Brígida

Así es el refugio de Nicolás Santana: una vida entre trapos y vestidos típicos canarios en La Atalaya

Nicolás Santana es uno de los sastres de vestimenta tradicional más importante de La Atalaya 

Su tienda esconde un mundo dedicado a la costura, las flores y la papelería

Nació rodeado de máquinas de coser y vestimentas tradicionales, motivo por el que Nicolás Santana Montesdeoca (28-03-1971, Santa Brígida) siguió los pasos de su madre y su abuela. Enamorado de Canarias, sus costumbres, sus bailes y su manera de vestir, comenzó a estudiar y a hacerse un hueco entre los modistas más con más renombre de La Atalaya. Un amor que comparte con su pasión hacia las flores en una misma tienda.

Satauteño de nacimiento pero Atalayero de adopción, un 28 de marzo de 1971 llegó al mundo Nicolás Santana Montesdeoca. Criado en una familia costurera, hijo de modista y nieto de sastre, estaban claros cuáles iban a ser sus primeros pasos, puesto que uno de los primeros recuerdos que tiene de niño es ver a su madre sentada al pie de la máquina cosiendo mañana, tarde y noche haciendo ropa a la gente de la calle. Su abuela, tal y como explica su orgulloso nieto, "era como los caracoles", puesto que siempre estaba cambiando de casa. "Ella me hizo mi traje de comunión, y a pesar de todo el tiempo que ha pasado, lo recuerdo a la perfección", dice Santana.

Después de todo el conocimiento que adquirió de su madre, su abuela y sus posteriores estudios, él mismo con ayuda de su pareja ha construido su pequeño refugio. Ubicado en la calle El Ramal número 6 de La Atalaya, lo que a simple vista parece una pequeña tienda esconde en su interior un mundo dedicado a la mercería, floristería y papelería. "Un día salimos a dar un paseo por el barrio, y al ver que el local estaba en venta se nos encendió una bombilla y decidimos montar algo que reflejara las ramas que yo dominaba, así que salió esto", explica Nicolás. La tienda, que en su interior esconde un mundo, se inauguró el 8 de septiembre del 2021, coincidiendo, de casualidad o no, con el día del Pino. 

Los trajes del siglo XVII

Cuando la abrieron, decidieron montar cursos de costura donde cada día acuden sus alumnos para aprender a cortar, confeccionar vestimenta canaria y todo tipo de ropa, como trajes de fiesta, de boda o arreglos. "En la actualidad se están recuperando los trajes del siglo XVII, una ropa que se quemó y se perdió y lo único que quedó es lo que ahora le sigue, que es lo que hoy en día sacan las agrupaciones", comenta Nicolás mientras termina una de las faldas de una agrupación folclórica.

Uno de los rincones de la tienda de Nicolás Santana, ubicada en La Atalaya

Uno de los rincones de la tienda de Nicolás Santana, ubicada en La Atalaya / Jose Carlos Guerra

Echando la vista atrás, explica cuáles han sido los pasos que ha dado hasta llegar al éxito. Unas manos mágicas que han hecho obras de arte y que han impulsado a personalidades de la moda a contactar con él debido a las buenas referencias. "Empecé como bailador en la agrupación folklórica Satautey hace 40 años", comienza. A partir de entonces, comenzó a bailar de la mano de varios nombres propios, recordando especialmente a Jaqueline Cordero y a Paqui. Con el paso de los años, comenzó a estudiar vestimenta tradicional a través de libros y de internet y al poco tiempo comenzó en la Escuela de Arte, codeándose con corte y confección.

Un enamorado de las flores

"Me dio por presentar un proyecto de folclore y baile tradicional en el Ayuntamiento de Santa Brígida y lo aprobaron", comenta Nicolás. A raíz de ahí, se crea la escuela municipal de folclore, en la que van representando al municipio allá donde van. "Dentro de eso, dábamos clases de baile, de vestimenta, de protocolo, de saber estar en el escenario y cuidábamos todos y cada uno de los detalles de nuestra tradición, llegando a ser pregoneros de las fiestas de San Francisco de Asís", apunta. Además de los bailes y su interés por la ropa tradicional canaria, Nicolás siempre estuvo enamorado de las flores, y desde los ocho años comenzó su andadura en el mundo. "Me encantaba Florabrígida, siempre me metía a ayudar a la gente, y una señora que se llamaba Andrea Déniz me ayudó en todo este aprendizaje", recuerda Santana.

Nicolás junto a una de sus alumnas, confeccionando trajes típicos canarios

Nicolás junto a una de sus alumnas, confeccionando trajes típicos canarios / Jose Carlos Guerra

Todo el conocimiento que ha ido adquiriendo a lo largo de sus años lo ha ido transmitiendo a otras generaciones, haciendo que muchas personas comenzaran a tener inquietud por bailar. "Llegados a ese punto me tocaba asesorarles sobre todo lo aprendido y vestirles correctamente, que sin duda era una de las mejores partes", indica Nicolás. Su hoja de ruta no solo pasa por Gran Canaria, sino también por Sevilla y Lanzarote, una isla a la que guarda un inmenso cariño.

Un chaleco especial

Con las fiestas patronales en escena, comienza la época que más gusta a Nicolás, que ha visto cómo agrupaciones, colectivos y personalidades se acercan a su pequeño refugio para pedirle consejo y mano para su próximo traje tradicional. "Yo siempre oferto a mis clientes y nunca me han dicho que quieren algo en concreto, sino que yo oriento y termino siendo el que les saco la innovación", dice. Aunque es difícil elegir, sus trajes favoritos son sus chalecos bordados, especialmente uno, que está sacado del manto de la virgen de Los Dolores de Santa Brígida. Una profesión en la que no hay horas, sino días, y un amor que le viene de familia. Una vida entre trapos que ha hecho a Nicolás Santana cumplir su sueño de niño, cuando su abuela y su madre eran el mayor ejemplo a seguir.

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