Ajodar: la fortaleza perdida de los antiguos canarios | Sexta y última parte

¿Donde están enterrados los maltratados de Ajodar?

La decisión de cómo y dónde sepultar los cuerpos destrozados de los ballesteros y peones caídos en la trampa de los canarios correspondió a Fernando Guanarteme

Cueva de enterramiento con fuerte muro de contención al exterior. | | JULIO CUENCA

Cueva de enterramiento con fuerte muro de contención al exterior. | | JULIO CUENCA

Antes de replegarse con el resto de su ejército tras el desastre de Ajodar, el general Pedro de Vera pidió a Fernando Guanarteme que le protegiese de la furia de los canarios cubriéndole la retaguardia. Buscaba escapar barranco abajo hacia la playa, pero ordenó también a Fernando Guanarteme que se preocupara de dar sepultura a los caídos en Ajodar.

No hubo exequias por los muertos, a no ser que lo hiciera el propio Guanarteme, lo cual hubiera sido algo extraordinario. En Gáldar sí que se celebraron exequias por los maltratados de Ajodar, de los que quedaron en la fortaleza aborigen y de los otros heridos, que fueron trasladados y murieron ya en Gáldar, al no superar las heridas recibidas en combate.

Estos últimos fueron enterrados en una casa canaria de gran tamaño que se utilizó como iglesia cristiana improvisada. Allí se depositaron sus cuerpos, pero de los que quedaron en Ajodar y para evitar la «Mala muerte» se enterraron sus réplicas, en madera o barro, en aquella iglesia cristiana improvisada: «.. Y en otra casa cerca decían misa y la intitularon de la advocación del señor Santiago, donde fueron enterrados y depositados copias de aquellos maltratados». (Crónica Lacunense).

La decisión de cómo y dónde enterrar los cuerpos destrozados de los ballesteros y peones caídos en la trampa de los canarios, quedó en manos de Fernando Guanarteme, que optaría de inmediato por recoger los cuerpos de los ballesteros que se encontraban desperdigados por las laderas y barranqueras de la vertiente de la montaña donde se produjo el desastre. ¿Pero cómo encontrar un lugar de enterramiento colectivo en aquella montaña inmensa?

El escenario de la matanza

Lo primero sería intentar localizar el escenario de la matanza donde los bisoños ballesteros de Miguel de Muxica cayeron en la trampa que le tendieron los canarios. Las crónicas repiten que el ejército castellano, una vez al pie de la montaña-fortaleza se dividió en dos cuerpos. Uno al mando de Miguel de Muxica formado íntegramente por ballesteros que iban en la vanguardia para defender la vista a los que iban subiendo. La otra parte del ejército formado por el Tercio Viejo, se situó donde había un sendero por donde pensaban que podrían huir los canarios. Al parecer, Miguel de Muxica no acató las órdenes del general Vera, quien le pidió que no acometiese hasta que fuese avisado para hacerlos entre ambas partes a un tiempo. Miguel de Muxica cayó en la trampa de los canarios y subió por el empinado sendero que asciende a la fortaleza desde la vertiente Oeste, siguiendo el Camino Viejo desde el Barranco Grande. Iba en persecución de los canarios, que hacían como si estuvieran huyendo, cuando en realidad los llevaban a un lugar sin retorno.

Zona de enterramientos en la vertiente NW de la Mesa del Junquillo. | | JULIO CUENCA

Zona de enterramientos en la vertiente NW de la Mesa del Junquillo. | | JULIO CUENCA / Julio Cuenca

El desastre se produjo, según las crónicas, en el Segundo Andén de la montaña, cuando ya no podían huir ni ser socorridos por la otra parte del ejército: «El capitán Miguel de Muxica y sus vizcaínos, viéndose al pie de la fuerza, no guardando la orden que se le dio … Juzgando a cobardía y temor la orden que el gobernador le había dado, comenzó a subir la cuesta, hasta llegar al segundo andén, sin que los canarios se lo impidiesen, estándose quedos, hasta que vieron no podían ser socorridos. Y, dando una gran grita de tropel y gran prisa, arrojando muchas piedras y riscos y galgas, se dejaron venir sobre los cristianos de tal manera, que no les valía el huir, porque se había de desrriscar por unos despeñaderos, ni tenían con qué ampararse de las piedras, que eran muchas y grandes. Aquí murió Miguel de Muxica y la mayor parte de los vizcaínos, y otros que se les había juntado». (Abreu Galindo).

Resulta evidente que los oficiales del ejército castellano no conocían en absoluto el territorio que pisaban ni mucho menos la montaña-fortaleza de Ajodar. Miguel de Muxica y sus hombres cayeron en la trampa que le tendieron los guerreros canarios porque se adentraron sin conocimiento en un espacio extraño para ellos y lo pagaron con sus vidas.

Tras el desastre, algunos oficiales achacaron a Fernando Guanarteme que no les advirtiera de lo que podría suceder: «Algunos castellanos censuraron la tibieza de Guadartheme, pues también los españoles podían tener experiencia de que los canarios siempre desde los riscos tenían armada empalizada y trampas de arrojar piedras, que no era menester que Guadartheme aunque lo sabía y había usado siempre contra nosotros ahora lo quisiese o no decir lo que tenían tramado a la subida del risco». (Marín y Cubas).

La inmensa montaña

¿Cómo localizar el escenario de la batalla? Las tropas castellanas querían asaltar la fortaleza, aunque cuando se ven al pie de la inmensa montaña ante el gran número de guerreros canarios que la defendían, el propio Pedro de Vera reconoce que no es posible tomarla con tan poca gente (tenían más de 1.500 hombres), pero aun así deciden intentarlo. Para llegar adonde estaban refugiados los canarios, la cima de la fortaleza, solamente se podía hacer siguiendo un estrecho sendero situado en la cara sur de la montaña, donde se encuentra el único paso para subir a la fortaleza. Ese sendero además, al alcanzar una determinada cota, es el que circunda toda la fortaleza al pie de las paredes escarpadas del último tercio de la montaña.

Para alcanzar ese sendero que rodea la montaña viniendo desde La Aldea solo puede hacerse por el llamado Camino Viejo, que parte desde el Barranco Grande en su confluencia con el barranco de Taigui, luego llamado de Siberio, desde donde parten varios senderos que van hacia los barrancos de Vigaroe, Taigui y el que asciende por la vertiente Sur de la montaña, por donde se alcanza la cima.

Cisternas de agua excavadas por los canarios en un estrato impermeable de toba blanca. | | JULIO CUENCA

Cisternas de agua excavadas por los canarios en un estrato impermeable de toba blanca. | | JULIO CUENCA / Julio Cuenca

Si lo que buscaba el ejército castellano era forzar ese único paso de acceso a la cima necesariamente tendrían que atacar por la cara Sur, pero para llegar a esa vertiente tiene que ascender, como dijimos, por el Camino Viejo. Y sería por esa vertiente por donde comenzaron a subir los ballesteros de Muxica siguiendo la empinada cuesta y creyendo que empujaban a los guerreros canarios hacia la cima. La otra parte del ejército se habría posicionado probablemente en lo que se conoce hoy como la Degollada Cortes o Degollada Chica, con la intención de impedir la huida de los canarios y también para forzar el paso desde dos frentes.

Ahora, ayudados por nuevas tecnologías como el uso de drones, abordamos los trabajos de prospección superficial con mucha mayor eficacia al obtener imágenes de gran resolución de sitios a los que no podíamos llegar fácilmente. Son imágenes aéreas de laderas y acantilados que nos ahorran mucho tiempo y esfuerzo y que nos permite escudriñar aquella montaña como antes no lo habíamos podido hacer.

Los sitios de enterramientos localizados

Las prospecciones arqueológicas en la Mesa del Junquillo se centraron en buscar evidencias sobre la ocupación humana de esta montaña a lo largo del tiempo. Pero también se ha dado prioridad a la búsqueda de los posibles lugares de enterramiento.

Hasta el momento hemos localizado cuevas funerarias solo en el tercio superior de la vertiente noroeste de la montaña. Algunas de ellas en andenes de difícil acceso. Estos enterramientos podrían ser de canarios, porque en superficie sobresalen fragmentos de esteras de junco que suponemos servirían como sudarios para envolver los cuerpos. Algunos de estos enterramientos están próximos a nacientes de agua.

Hemos registrado otros posibles sitios de enterramientos localizados en concavidades poco profundas, pero que tienen en su exterior una plataforma artificial rellena de tierra contenida por fuertes muros de piedra seca formados por varias hiladas. Estos acondicionamientos de los espacios sirven para agrandar la superficie de las cuevas hacia el exterior. Algo que permite depositar varios cuerpos en un mismo lugar de enterramiento. Estos espacios de posible uso funerario han sido localizados próximos al sendero que circunda El Junquillo por su vertiente NW.

Cueva de Las Brujas orientada hacia  el complejo de fortalezas del roque Bentayga. | | JULIO CUENCA

Cueva de Las Brujas orientada hacia el complejo de fortalezas del roque Bentayga. | | JULIO CUENCA / Julio Cuenca

Hemos identificado también restos de lo podrían túmulos funerarios localizados en la vertiente Oeste de la montaña, en una degollada próxima a la Morra de la Peña, junto al Camino Viejo. Una de estas estructuras, ha sido en parte desmontada por la zona central interior, pero no se llegó a la posible fosa de enterramiento, que puede existir debajo del cascajo de piedras pequeñas que rellenan el túmulo. La posible estructura tumular se distingue bien. La construcción tiene planta de tendencia circular delimitada por piedras de considerable tamaño y en el interior piedras de pequeño tamaño. Es otro de los posibles yacimientos en los que realizar sondeos arqueológicos para determinar la existencia o no de enterramiento en la fosa que puede haber bajo el túmulo.

Muy próximo a este lugar, en Lomo Gordo, el interfluvio que forma la divisoria entre los barrancos de Siberio y Vigaroe, cerca de la confluencia del primero con Barranco Grande, donde empieza el Camino Viejo, sendero de ascenso a la Mesa del Junquillo, existen varios túmulos de piedra que parecen estar intactos y podrían ser objeto igualmente de estudio.

El siguiente paso será realizar los sondeos arqueológicos en los lugares donde se tienen evidencias de la existencia de depósitos funerarios y también extender los sondeos hasta las estructuras que podrían ser túmulos con enterramientos múltiples.

Necesariamente, hay que abordar la fase de intervenciones arqueológicas basadas en los sondeos como primera actuación, pero estas actuaciones no se han puesto en marcha aún.

Primeras conclusiones

En el estado actual de la investigación, faltarían las pruebas definitivas para identificar El Junquillo como la legendaria Ajodar, aunque todo apunta a que sí lo es, porque la descripción de los cronistas coincide plenamente con las características de esta gran fortaleza natural y las pruebas arqueológicas obtenidas hasta el momento, refuerzan esa hipótesis. Probablemente, la prueba definitiva sería encontrar los restos humanos de los centenares de soldados, especialmente ballesteros, que cayeron en aquella fatídica jornada.

Sabemos que fueron enterrados en la fortaleza, por los canarios de Fernando Guanarteme, y si Ajodar es El Junquillo, entonces solo será cuestión de tiempo que se encuentren esos restos humanos. Llevar a cabo las excavaciones arqueológicas en los lugares que hemos mencionado podrían dar con las claves de este enigma.

En la actualidad, este proyecto de investigación, que se desarrolla en el ámbito territorial del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, se encuentra paralizado. La Consejería de la Presidencia del Cabildo Insular de Gran Canaria no ha prestado apoyo al proyecto. Esperemos que esta postura pueda cambiar en algún momento, sobre todo por el bien de la Historia de Canarias.

¿Y qué pasaría si se encontrasen los restos de los ballesteros enterrados por los canarios en algunos de estos lugares descubiertos en la Mesa del Junquillo? Pues evidentemente sería la prueba definitiva que identificaría Ajodar con esta legendaria montaña. Se lograría así, además, recuperar una página de nuestra historia que permanece perdida. También habría que acometer el estudio de estos restos humanos aplicando técnicas de excavación poco o nada invasivas. Se tendría que montar un equipo interdisciplinar en el que, por supuesto, deberían estar también invitados especialistas vascos, dado que no es frecuente que puedan estudiar una muestra significativa de su población joven del S. XV.

En cualquier caso, si se diera con ese lugar de enterramiento y aparecieran los restos de los centenares de ballesteros vascos caídos en el asalto a la fortaleza hace ahora 542 años también deberían ser respetados y sus restos tendrían que continuar en ese lugar para siempre, porque forman parte importante de la historia de aquella fortaleza esquiva.