Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

La papelería Camofi vuelve a sus orígenes en Tomás Morales

La tienda de material de oficina y papelería cumple 40 años

Recientemente se trasladaron desde Triana a Tomás Morales, donde abrieron su primera tienda

Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria | Papelería Camofi

José Carlos Guerra

Camofi vuelve a sus orígenes en su 40 aniversario. Hace unos meses la empresa de papelería y material de oficina cerró su tienda en Triana para trasladarse a Tomás Morales, donde comenzó sus andaduras hace cuatro décadas. El matrimonio Juan Francisco Martín y Toñi Godoy, junto a su socio Juan Valentín, fundaron el comercio en octubre de 1984. La primera tienda fue un local de escasos 40 metros, un comienzo modesto para una empresa que se ha expandido a lo largo de Las Palmas de Gran Canaria

Martín siempre había querido tener su propio negocio y decidió junto a su mujer y Valentín -que al poco se desligó del negocio- empezar por un sector relacionado con su actividad profesional, ya que se dedicaban al mundo administrativo. Empezaron vendiendo material de oficina en el entorno del Obelisco y dos años después iniciaron su crecimiento primero por la capital, luego por la Isla y, por último, en Canarias. Llegaron a tener tiendas en Pamochamoso, Guanarteme y luego se asentaron en Telde, el Puerto, Triana y hace ocho años también a Tenerife. En la actualidad, mantienen los locales del Puerto, Telde, el de la Isla vecina y el nuevo en Tomás Morales.

Vuelta al cole

Desde los inicios uno de los puntos más fuertes ha sido la venta de material de oficina tanto al detalle como al por mayor. En los primeros años también incluyeron el material escolar, aunque lo tuvieron que aparcar durante un tiempo porque no tuvo una buena acogida. «No teníamos la capacidad económica ni en el desarrollo diario suficiente para poder afrontar las necesidades de la calle completamente», explica Martín. Hace 15 años reincorporaron a sus catálogos el material escolar con la premisa de no ahogar el presupuesto de los padres.

Durante la vuelta al cole el número de personas que acuden a las tiendas «se cuadriplica» respecto a lo habitual. «Es una pasada», observa Martín. El fundador asegura que esto se debe, en parte, por su compromiso de «cuidar el bolsillo de los padres». «Tienen que hacer grandes inversiones aunque aparentemente no sean cantidades muy grandes de consumo, pero para muchas personas gastarse 50 o 40 euros ya es bastante», explica.

Manualidades

Aunque lo clásico nunca pasa de moda, en los últimos diez años han decidido actualizarse y explorar nuevos productos, como aquellos de manualidades tanto para niños como adultos. «En la pandemia se incrementó considerablemente, ahora sigue vendiéndose, pero en el tiempo de la Covid como estuvimos en casa la gente lo solicitaba mucho», recuerda. También han introducido el sector de las bellas artes para completar su stock de cara a la gran diversidad de clientes que llegan a sus puertas. 

A algunos de sus clientes los conocieron como niños de la mano de sus padres y esos mismos pequeños ahora vuelven de la mano de sus hijos. Ha sido un paso generacional que también han vivido en la misma tienda, ya que en la actualidad son los dos hijos de los fundadores los que prácticamente han tomado las riendas del negocio. Desde los 20 años Iván Martín ha trabajado en las tiendas, como en muchos negocios familiares, lo compaginaba con los estudios, pero desde siempre supo que quería dedicarse a la empresa familiar. Por el contrario, Ayoze Martín empezó hace unos seis años tras un percance de salud de su madre. Finalmente, el año pasado Toñi Godoy falleció dejando un hueco tanto en la empresa como en la familia. «Para mí era un apoyo importante en todos los aspectos», asegura Juan Francisco Martín.

Segunda generación

A Martín le queda poco para la jubilación y confía en sus hijos para dejarles al mando. «Mi tranquilidad es absoluta, están preparados para seguir con el negocio», afirma. Los hermanos han conseguido afianzarse en el negocio, en el caso de Iván no fue difícil, la tienda abrió cuando tenía tres años y sus padres lo llevaban en el cochecito, por lo que prácticamente se crió entre folios, bolis y grapas. 

El negocio ha sido el sustento de la familia durante años, y para Martín es además un sector que siempre le ha resultado atractivo. «Es una actividad muy bonita, muy lucrativa a nivel de colores y de productos diferentes. Son muchos materiales que están siempre a la vanguardia porque mientras los niños y adultos estudien, siempre estaremos en esta actividad», apunta. 

Para Martín después de 40 años la receta del éxito ha sido «la paciencia, el coraje, ser buena gente y cumplir con las obligaciones en todo momento». Con la nueva localización se han propuesto ser una de las papelerías más bonitas de España. Aunque su objetivo de cara al futuro es con su clientela. «Queremos seguir en la misma dinámica, con ese toque de afecto hacia nuestros clientes que son los que realmente nos han mantenido hasta el día de hoy», propone Martín.