Entrevista | Gonzalo Marrero Director de Cáritas Diocesana de Canarias

Gonzalo Marrero: "Ahora hay trabajadores con salarios bajos que también van a Cáritas"

Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación, doctor en Filosofía y exviceconsejero en el Gobierno regional (2007-2011), hace nueve años que ostenta la dirección de Cáritas en Canarias

En el marco de la presentación de la Memoria Anual 2023, pone el foco sobre la escasa repercusión del crecimiento económico sobre los colectivos más desfavorecidos, entre los que la pobreza y la exclusión se mantiene y se incrementa. 

Gonzalo Marerro, director de Cáritas Diocesana de Canarias.

Gonzalo Marerro, director de Cáritas Diocesana de Canarias. / José Carlos Guerra

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

Cáritas aumentó en 2023 en un 20% el número de sus intervenciones en Canarias, frente al 6% de 2022: en total, 29.100 personas y 9.476 hogares. ¿La organización ha tenido dificultades a la hora de prestar sus servicios?

Cáritas tiene un potencial muy importante que es el voluntariado. Actualmente tiene 1.150 personas voluntarias que realizan un trabajo muy importante. En grandes números estamos dentro de la media española de Cáritas; en torno al 85% de la acción la hace el voluntariado y el 15% restante lo hace el personal especializado, que en el caso de Canarias son 128 trabajadores. Luego tenemos 838 personas socias y 1.167 donantes, que son personas, empresas, fundaciones, iglesias o colectivos. En grandes números el 59% del dinero que recibió Cáritas en 2023 vino de subvencioness públicas y el 41% fue financiación privada. 

¿Cuáles han sido los programas más demandados?

Hay personas en Cáritas que llevan muchos años en situación de pobreza y vulnerabilidad y cada año se cronifican más. Esto quiere decir que una persona llega a Cáritas inicialmente pidiendo, por ejemplo, una ayuda para alimentos. Pero actualmente la cronificación indica que estas mismas personas piden ayuda para el pago de recibos como el agua o la luz, porque están en situación de desempleo y, por tanto, en ausencia de ingresos. Otros colectivos que tambien han aumentado son el de personas con problemas de salud y adicciones, las familias monomarentales encabezadas por mujeres con menores a cargo y los trabajadores pobres. No solo en Canarias, en España se está produciendo un cambio radical. Hasta hace unos años, cuando una persona tenía un trabajo automáticamente salía del mundo de la pobreza y la exclusión. Ahora hay trabajadores con salarios bajos en la economía sumergida que también van a Cáritas. 

¿Qué programa tiene más éxito?

El programa de empleo. En 2023 hemos atendido a 911 personas, de las cuales, 249 han hecho formación. Hemos estado en contacto con 285 empresas para buscar nichos de empleo. Y hemos recibido 232 ofertas de empleo. En este momento, de las personas formadas en Cáritas o que ya traían formación en 2023 tenemos una tasa de inserción laboral del 56%, que en Canarias es una tasa muy alta.

Además de servicios económicos, ¿qué papel juega la atención psicológica y el asesoramiento jurídico?

Las personas pobres y vulnerables tienen más dificultades para la atención psicológica e incluso médica en los centros de salud, puesto que los pobres son pobres en todo. Han perdido la tarjeta sanitaria, el documento de identidad, etc. Entonces, hemos tenido que poner más recursos para el asesoramiento y el apoyo psicológico en Cáritas y, también, hemos tenido que poner más recursos en el apoyo y asesoramiento jurídico, sobre todo, en las personas en situación de exclusión de la vivienda y de personas migrantes en situación administrativa irregular.

Por rangos de edad, ¿ha habido algún aumento significativo?

Hay un colectivo que está aumentando en Cáritas que es el de las personas con una pensión que no llega a 1.000 euros al mes. Suelen ser personas que viven solas o en pareja pero sus recursos son mínimos. Hay muchas pensiones que están sobre los 500 euros y vivir con eso en Canarias es imposible. No viven, malviven. Pero el tramo de edad básico que atendemos en Cáritas se sitúa entre los 40 y 60 años. Luego, en las familias, tanto en las que hay parejas y menores o en las monomarentales encabezadas por mujeres con menores a cargo, los problemas dentro de la convivencia, económicos y se subsistencia se intensifican y se cronifican.

¿Cuál es su diagnóstico?

Tenemos una crisis social y unos datos alarmantes. En 2023 España ha sido la locomotora de la UE, con más del 2,5, en crecimiento económico, y dentro de España, la locomotora ha sido Canarias, con un 3,8; entonces el Archipiélago tira de la media del Estado. Pero las situaciones de pobreza y exclusión no mejoran, se intensifican. En España tenemos un 34% de población en riesgo de pobreza y exclusión social. Y los últimos datos de la encuesta de vida en España indican que tenemos en torno a 900.000 menores que pasan frío o calor, no puede tener una temperatura adecuada ni pueden comer pollo, carne ni pescado. Eso también es extrapolable a Canarias puesto que los datos son generales y a las islas le toca un porcentaje que coincide con los de menores en situación de pobreza y exclusión social que tenemos y eso, en el siglo XXI y con el crecimiento económico en España y en Canarias, es inconcebible.

¿De qué prescinden las familias que acuden a Cáritas?

El número uno sigue siendo la alimentación; as familias que acuden a Cáritas no pueden permitirse el acceso a alimentos que tengan proteínas. Luego, la ropa y las medicinas. Y el tercer elemento principal se da en las familias que vienen buscando ayuda para pagar la hipoteca, el alquiler, el agua o la luz

En su memoria anual, constata que la pobreza y la exclusión social se sigue intensificando desde la pandemia. ¿Tienen identificadas unas causas comunes?

Prácticamente estamos en torno al 45% de las personas atendidas en Cáritas que no tienen ningún recurso económico, bien porque no tienen ninguna prestación pública ni un empleo o son personas en situación administrativa irregular. Las causas fundamentales son la falta de empleo o de prestación pública que permita cubrir los gastos para llevar un nivel de vida aceptable. Los que tienen empleoen la economía sumergida también suponen un sector importante. O los problemas de salud mental, de personas con dificultades funcionales para las que es prácticamente imposible integrarse en la sociedad. Y las que están en situación administrativa irregular, al no tener posibilidad de empadronarse no pueden acceder a ningún recurso, empezando por la tarjeta sanitaria o el permiso de empleo, que se va demorando durante años y hasta que lo consiguen pues viven en esta situación. Además hay algunos colectivos muy específicos, como los que tienen problemas de adicciones, fundamentalmente el alcohol, que actualmente va acompañado de la adicción a otras sustancias.  

¿Qué factor es más determinante: carecer de vivienda o estar en desempleo?

En este momento creo que las dos situaciones son muy duras. El no tener una vivienda en unas condiciones mínimas es muy duro y en Canarias la situación de falta de vivienda es crónica, porque ya llevamos muchos años así y no se ven soluciones en el corto plazo. Y el segundo es la falta de empleo o un trabajo precario que no permite los recursos mínimos para vivir. Se agrava más el problema de la vivienda o de la falta de empleo en las personas migrantes que viven en situación administrativa irregular, tanto los que vienen desde África como los que vienen de países extra comunitarios, como Colombia, Cuba y Venezuela.

Al igual que la riqueza, ¿la pobreza se hereda en Canarias?

En España la pobreza es hereditaria y en Canarias, en particular, tenemos nietos vulnerables de padres y abuelos vulnerables. Y estos nietos vulnerables tienen más de 40 años.

¿Cree que las administraciones públicas hacen todo lo necesario?

Canarias es la autonomía que más está invirtiendo más en impacto social durante los últimos diez años: pobreza, exclusión, salud, educación y vivienda. ¿Eso es suficiente para resolver los problemas sociales que tenemos en Canarias? No. Porque el crecimiento económico que se ha producido es limitado y los que pagan la peor factura son los más pobres y vulnerables. Eso explica que aunque haya un crecimiento económico de lo que se invierte en atención social, de 2019 a 2023 hayamos aumentado un 20%. Si yo tuviera que pedir algo al Gobierno, sería que mantuviera el mismo esfuerzo e incrementar los niveles de transversalidad o coordinación entre todos los departamentos que tienen que toman medidas contra la pobreza y la exclusión social: Bienestar Social; Sanidad, Educación y Vivienda.