El lagarto gigante de Gran Canaria en riesgo de extinción por culpa de la culebra californiana

La lisa ha pasado del grupo de especies de "precaución menor" al de "en peligro", una amenaza ligeramente menor a la del lagarto gigante pero que también exigiría mayores medidas de protección para evitar su desaparición

Lagarto Gigante de Gran Canaria se pasea por Las Palmas de Gran Canaria

C. T.

Los peores augurios sobre la amenaza que representa la culebra real de California para los reptiles autóctonos de Canarias en aquellas islas donde ha sido introducida se están cumpliendo ya en Gran Canaria, donde el lagarto gigante ha entrado en peligro crítico de extinción y la lisa, en situación de riesgo.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha publicado este jueves la actualización anual de su Lista Roja de Especies Amenazadas, que las clasifica según su mayor o menor riesgo de desaparición, y en ella las tres especies empeoran su estatus por constituir habitual alimento de serpientes no oriundas de Canarias ni Baleares que han diezmado sus poblaciones.

Son el lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini), la lisa de Gran Canaria (Chalcides sexlineatus) y la lagartija de las Pitiusas (Podarcis pityusensis), originaria de Ibiza y Formentera, las tres en creciente peligro de extinción debido a la acción predadora en esas islas de especies invasoras.

En el caso grancanario, el lagarto gigante ha empeorado su situación de especie con "precaución menor", el menor nivel de amenaza, al de "en peligro crítico", la peor clasificación antes de considerarse extinguido en estado salvaje.

A su vez, la lisa de Gran Canaria ha pasado del grupo de especies de "precaución menor" al de "en peligro", una amenaza ligeramente menor a la del lagarto gigante pero que también exigiría mayores medidas de protección para evitar su desaparición.

Lagarto Gigante de Gran Canaria se pasea por Las Palmas de Gran Canaria

Lagarto Gigante de Gran Canaria se pasea por Las Palmas de Gran Canaria / La Provincia

En ambos casos las poblaciones de estos reptiles se han reducido a la mitad en los últimos diez años, algo que los conservacionistas atribuyen a la acción de la culebra real de California, una especie exótica invasora que llegó a la isla en 1998.

De hecho, el programa Life de la Unión Europea ha financiado en los últimos años un programa específicamente dedicado a controlar la proliferación de la culebra californiana en Gran Canaria, en un intento de defender a los reptiles autóctonos de la isla.

El CSIC lleva años advirtiendo del callejón sin salida al que la culebra conduce al lagarto gigante y a la lisa en Gran Canaria. Hace tres años, su Instituto de Productos Naturales y Agrobiología publicó un estudio con conclusiones categóricas: en los lugares de la isla donde la culebra real había proliferado, el número de ejemplares de lagarto gigante de Gran Canaria se había reducido hasta en un 90 % y las poblaciones de lisas habían caído hasta en un 80 %.

En cuanto a la lagartija de las Pitiusas (podarcis pityusensis), su estatus ha caído también varios niveles desde "casi amenazada" a "en peligro", después de que su población también disminuyera a la mitad en 2010, en su caso por la actividad predadora de otro reptil invasor, la culebra de herradura, oriunda de la Península Ibérica.

En el lado positivo, la lista de la UICN, que cumple 60 años, ha mejorado el estatus del lagarto gigante de La Gomera (gallotia bravoana), de estar "en peligro crítico" a "en peligro", aunque subraya que sigue amenazado por diversos factores.

Culebra californiana

Culebra californiana / La Provincia

De acuerdo con la organización, los programas de cría en cautividad y reintroducción en estado salvaje del animal han logrado reducir su peligro de extinción.

La especie, muy común hace siglos, estuvo a punto de desaparecer en la isla canaria de la que toma su nombre por la acción de especies invasoras allí como gatos o ratas y también por su caza por parte de seres humanos.

Según la UICN, la acción cazadora de gatos abandonados y los corrimientos de tierra, cada vez más frecuentes por la influencia del cambio climático, siguen suponiendo una grave amenaza para este reptil canario.