Opinión | Tropezones

Hacienda no somos todos

En el año 2022 Hacienda perdió el 40% de los juicios con aquellos intrépidos contribuyentes que se atrevieron a acudir a los tribunales

Imanol Arias declara en el juicio contra él por fraude fiscal

Imanol Arias declara en el juicio contra él por fraude fiscal / FERNANDO VILLAR

Me causa cierta alarma el afán justiciero y la voracidad recaudadora de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, vulgo Hacienda. Algunas de las últimas polémicas me recuerdan la batalla que libraron en su día el entonces ministro de Hacienda Josep Borrell y nuestra inefable Lola Flores, Lola de España. Veamos un par de ejemplos, todavía frescos en la memoria popular y en puertas de un llamativo pleito de Hacienda a Ana Duato e Imanol Arias.

Sito Pons, campeón del mundo de motociclismo de 250 c.c. en 1988 y 1989, fue denunciado por Hacienda, acusándole de haber residido en España más de 182 días en el mismo año, entre el 2010 y el 2014, por lo que debía tributar como residente, pese a estar empadronado en el Reino Unido. Al no haber respetado la obligación de residir más de 6 meses fuera de España se le reclamaba tributar a la hacienda española sobre los ingresos de la escudería de motociclismo que regentaba: además de reclamarle el pago y la multa, unos 15 millones €, se pedía para él la friolera de 24 años de cárcel.

Se demostró en el juicio que Hacienda se había negado a aceptar testigos del acusado para su defensa, y faltado al rigor en el seguimiento de las visitas a su país del acusado, dando por buenos por ejemplo la utilización de su coche, sin cerciorarse de quién era el que iba al volante. En resumidas cuentas, fue absuelto por la Audiencia Provincial de Barcelona, en base a «la notoria desinformación de las acusaciones sobre el mundo del motor, que al demandar estar de viaje más de 200 días al año, a nadie debía sorprender que estableciera su residencia fiscal en el Reino Unido».

Pero otro caso reciente , el de Xabi Alonso es más sangrante si cabe. El futbolista, curiosamente también campeón del mundo en 2010, fue acusado de tres delitos contra la hacienda pública por temas relacionados con los derechos de imagen, pidiéndose para él un pago de 4 millones € y dos años y medio de prisión. Curiosamente otros futbolistas en una situación parecida, pactaron un acuerdo con Hacienda. Pero Xabi Alonso no, recurriendo primero a la Audiencia provincial, que le absolvió. No conforme con el fallo, Hacienda recurrió al Tribunal Superior de Justicia Autonómico, que también le absolvió. Pero es que Hacienda se ensañó con un nuevo recurso, esta vez ante el Tribunal Supremo, que volvió a absolver definitivamente al futbolista.

Otro futbolista campeón del mundo, Andrés Iniesta, acaba de ganarle a Hacienda un pleito en la Audiencia Nacional, que le exonera del pago de nada menos que 4 millones €.

Y no puede uno dejar de preguntarse: ¿Quién compensa ahora a estos denunciados del calvario de sobresaltos, abogados, noches sin dormir, desprestigio social y otros sinsabores a lo largo de meses y años de pleitos, hasta poder quitarse la espada de Damocles que pendía sobre sus cabezas? ¿Y cómo defenderse de una institución con medios ilimitados ante la que de entrada tienes la presunción de culpabilidad, y ante la que eres tú el que ha de demostrar tu inocencia? Con razón pocos se atreven a pleitear, y menos los que no tienen los medios de futbolistas o motoristas, cuyos excelentes asesores fiscales cabría felicitar desde estas líneas.

En el siglo XI la hermosa lady Godiva, casada con el duque Leofric se encontró en una tesitura parecida al abusar su marido de su posición, exigiendo a sus súbditos una carga impositiva excesiva. De no rebajar tan expropiatorios tributos milady amenazó con pasearse desnuda por las calles de Coventry. Cosa que llevó a cabo, a lomos de un hermoso caballo blanco, hasta que el duque hubo de dar su brazo a torcer. No nos vendría mal una influencer de este calibre en un país como este donde en el año 2022 Hacienda perdió el 40% de los juicios con aquellos intrépidos contribuyentes que se atrevieron a acudir a los tribunales.