El PP gana pero no logra el plebiscito contra Pedro Sánchez que buscaba

Los populares obtienen 22 eurodiputados frente a los 20 del PSOE, aunque incrementa a cuatro puntos su distancia en apoyos respecto a las generales

Teresa Ribera aguanta el tirón

Feijóo celebra el triunfo del PP: "Vamos a ganar y gobernar tras las siguientes generales"

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Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

El 9J ha dejado unos resultados que no deja contentos a casi nadie. Por unas razones u otras, el reparto de escaños de estas elecciones al Parlamento Europeo en España mantiene buena parte del debate político previo en el mismo terreno que en los meses anteriores, los transcurridos desde las elecciones generales de julio del año pasado. Sólo la ultraderecha española, como en el resto de la UE, tiene motivos para festejar, aunque no en las proporciones que en algunos de los países socios. Con una participación por debajo de nuevo del 50 % (49,21%), lejos del 62,73 de las de 2019, cuando coincidieron con las autonómicas y locales, pero mejor que prácticamente en todas las anteriores, los españoles se han pronunciado más en clave nacional que en clave europea, pero sin dejar demasiadas conclusiones evidentes.

El PP ha sido el claro ganador en España con 22 eurodiputados, nueve más que hasta ahora al haber fagocitado por completo los escaños que en 2019 logró Ciudadanos, que ha perdido también su representación en la eurocámara. La lista popular, encabezada por Dolors Monserrat, ha logrado dos escaños más que la del PSOE, que lideraba Teresa Ribera, que con 20 escaños aguanta el tirón y solo pierde uno de sus 21 en la anterior legislatura.

Este resultado permite al partido liderado por Alberto Núñez Feijóo apuntarse un triunfo más frente a los socialistas, pero no lo suficientemente contundente como para convertirlo en el plebiscito que buscaba contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, repitiéndose así en parte la situación de las generales de hace casi un año cuando pretendía «derogar el sanchismo» y sin embargo no consiguió evitar un nuevo Gobierno progresista liderado por el líder del PSOE. En todo caso, el PP tiene un dato con el que poder rechazar la interpretación de un empate técnico y es que ha conseguido distanciar al PSOE en más de 2,5 puntos de apoyo ciudadano respecto al 23J, ya que en esta ocasión logra el 34,19 % de los votos, frente al 30,18 del PSOE, gracias a los más de 700.000 votos de diferencia (5,9 millones de para los populares frente a los 5,25 millones para los socialistas). Logran los de Feijóo por tanto este domingo cuatro puntos más que los socialistas. En las generales la ventaja fue unicamente de 1,4 puntos porcentuales.

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La jornada deja como tercera fuerza política con mayor representación española en el Parlamento Europeo a Vox, sumándose así al lista que lidera Jorge Buxadé a la ‘fiesta’ ultra de la mayoría de los países de la UE, donde han logrado victorias en varios países, entre ellos Francia e Italia, y son la segunda fuerza en Alemania, dando así un vuelco al panorama político comunitario. La formación de Santiago Abascal logra seis escaños, tres más que en 2019, y un apoyo del 9,62 % del total de votantes, casi tres puntos más que hace cinco años, demostrando que tiene un suelo muy firme en España y que de momento no pierde terreno frente a la estrategia del PP de intentar arrebatarle parte de su discurso radical.

La ultraderecha española tiene además desde este 9J un nuevo agente político en la figura del agitador Alvise Pérez, cuya candidatura inventada para estas elecciones, Se acabó la fiesta, ha lograda nada menos que tres escaños. Con más de 800.000 votos y un apoyo del 4,18 %, el agitador en redes defensor de numerosas teorías conspiratorias, ha conseguido vender su discurso antisistema en determinados espacios de la sociedad y muy especialmente en colectivos jóvenes y gracias al sistema electoral de circunscripción única que se aplica en estas elecciones entra con fuerza en el europarlamento.

La ultraderecha crece con seis parlamentarios para Vox y tres para el agitador conspiranoico Alvise Pérez mientras Sumar y Podemos confirman la crisis a la izquierda de los socialistas

Esta formación se coloca de hecho en este 9J como la quinta fuerza política española en número de votos, por detrás de PP, PSOE, Vox y Ahora Repúblicas. La coalición de ERC, Bildu y el BNG, (Ahora Repúblicas) liderada por la catalana Diana Riba, ha conseguido salvar los muebles y mantener los tres escaños logrados hace cinco años a pesar de que para los republicanos catalanes esta no era una buena cita a solo unas semanas de haberse celebrado las elecciones catalanas, en las que sufrieron un gran batacazo, y con todo el marco de negociación abierto sobre el futuro gobierno en aquella comunidad autónoma. El otro partido independentista que se presentaba a estas elecciones, Junts, ha perdido uno de los dos escaños de que disponía en la anterior legislatura y, con el 2,54 % de las papeletas emitidas y menos de 450.000 votos, solo consigue el escaño de su cabeza de lista, Toni Comín. Por su lado, la coalición compuesta por el PNV y CC (CEUS), mantiene también el escaño logrado hace cinco años y coloca a su cabeza de lista, Oihane Aguirregoitia. Sus poco más de 280.000 votos y su 1,61 de apoyo electoral se han quedado lejos de los resultados que necesitaba para que lograra pasaporte para Bruselas su número dos, Carlos Alonso, representante de CC.

Por parte de los partidos a la izquierda del PSOE, la batalla sorda entre Sumar y Podemos se ha saldado con una victoria aparente de la primera al lograr tres escaños, frente a los dos de la formación morada. Sumar, cuya lista lideraba Estrella Galán y que participaba por primera vez en estas elecciones, aspiraba a arrebatar a Podemos los seis escaños que logró esta formación en 2019 y confirmar así su liderazgo como la gran marca a la izquierda del PSOE . Sus pocos más de 811.000 votos y el 4,65 de apoyo electoral deja a Yolanda Díaz muy lejos de sus objetivos. Sin embargo, la lista morada de Irene Montero ha sabido reponerse de sus últimos reveses electorales y, gracias a la circunscripción única, mantener dos escaños con el 3,28 del total de votos emitidos.

Una de las evidencias de estas elecciones es que prácticamente todas las formaciones que votaron la última investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno han perdido posiciones respecto a las de 2019, pero también respecto a las generales de hace casi un año, incluidos obviamente el PSOE y Sumar. Sin embargo, la lectura que más se impone es la resistencia de los propios socialistas y de Pedro Sánchez frente al desgaste al que han estado sometidos por sus acuerdos de gobierno con los independentistas catalanes y con Bildu, y por la ley de amnistía que tanto rechazo ha generado incluso entre sectores del propio partido.

Efectos políticos

Ni el acoso y derribo al que ha sometido el PP de Feijóo a Sánchez, planteando el 9J como una segunda vuelta de las generales del 23 de julio, con manifestaciones permanentes desde hace meses contra el presidente y contra su política; ni la aparición del ‘caso Koldo’ sobre la presunta corrupción en administraciones socialistas en la compra de mascarillas durante la pandemia sanitaria; ni la apertura de una investigación judicial contra Begoña Gómez, esposa de Sánchez, por presunto delito de tráfico de influencia, avivada por la citación del juez a solo unos días de las elecciones, han servido al PP para convertir el 9J en un referéndum contra el presidente del Gobierno.

De entrada, Feijóo deberá despejar su estrategia respecto a esa posible moción de censura que anunció si lo justificaban los resultados de este domingo, algo que parece difícil a juzgar por el escaso margen de diferencia en términos de escaños conseguido por su partido. El PP vuelve a pagar su exceso de confianza y su mala gestión de las expectativas, quedando muy lejos de su vaticinio de hace unos posos meses cuando señalaba que podía doblar al PSOE en número de escaños al PSOE. Feijóo también tendrá que analizar cómo afronta a partir de ahora sus relaciones con una ultraderecha que ofrece nuevas pistas sobre su implantación e España, aunque en este caso esa reflexión tendrá que hacerla en paralelo a la de todo el centro derecha europeo respecto al movimiento ultra que está recorriendo y zarandeando a toda la UE y sus instituciones y que puede hacer girar de rumbo al proyecto europeísta.

De otro lado, el Gobierno tendrá que calibrar la situación interna entre los socios a la vista del nuevo revés electoral de Sumar, así como de su capacidad para reagrupar las fuerzas que apoyaron la investidura y que sostienen el Ejecutivo, y que se ven sometidas a contradicciones respecto a su relación con el Ejecutivo. En particular está sobre la mesa la encrucijada de negociar un gobierno en Cataluña sin que ello afecte a la relación de los partidos independentistas catalanes con el Gobierno y que le sigan prestando el apoyo necesario para sostener una legislatura que entra desde hoy en otra dimensión.

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